EL PAíS › EL GOBIERNO REDOBLO LA PRESION SOBRE EL MERCADO TRIGUERO AL APLICAR LA LEY DE ABASTECIMIENTO

Tras las huellas del cereal que no aparece

Como primer paso les exigió a las cerealeras que expliquen qué porción de la diferencia entre lo adquirido a los productores y lo exportado poseen todavía en sus acopios. El Gobierno calcula que hay disponibles tres millones de toneladas.

 Por Javier Lewkowicz

El Gobierno redobló la presión sobre el mercado triguero al aplicar ayer la Ley de Abastecimiento, con el objetivo de regularizar la oferta para que baje el precio de la harina y sus subproductos. El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, en paralelo, exigió ayer mismo a las cerealeras que expliquen, con documentación respaldatoria, qué porción de la diferencia entre lo adquirido a los productores y lo exportado poseen todavía en sus acopios. Página/12 tuvo acceso a datos oficiales sobre ese saldo, el “stock teórico” de las 18 principales empresas, que explican el 75 por ciento del trigo declarado en el país. En total, tenían a fines de enero 4.464.489 toneladas y exportaron 1.349.625. La diferencia es de 3.114.862. Las empresas, consultadas por este diario, dicen que tienen sólo unas 100 mil toneladas. El lunes tendrán que presentar las facturas que respaldan la diferencia, que asciende a tres millones de toneladas.

Tal como anunció públicamente el pasado miércoles, el Gobierno aplicó la Ley de Abastecimiento ante la falta de una respuesta contundente que relaje la situación en el mercado del trigo. La Resolución 67, publicada ayer en el Boletín Oficial con la firma de Guillermo Moreno, permite a Comercio Interior decomisar el trigo en existencia para volcarlo en el mercado para los molinos que lo soliciten, al precio de paridad de exportación, que está por debajo del que rige en el mercado interno.

Esta situación fue gatillada por el alza del precio de la bolsa de harina, que repercute directamente sobre el pan, alimento central del consumo popular (ver aparte). La suba fue la respuesta a un mercado con una oferta de trigo restringida, ante la demanda de 450 mil toneladas mensuales de la molinería para abastecer el consumo interno. Sin embargo, los problemas de oferta no responden a una escasez real de trigo. En ese diagnóstico coinciden productores, exportadores, funcionarios y analistas del sector. Se cosecharon nueve millones de toneladas y se exportaron menos de dos millones. La diferencia alcanza para el mercado local.

El sector exportador, por información disponible de las ventas externas y la concentración que presenta en pocas empresas, le permite al Gobierno comenzar rápidamente la búsqueda del trigo. Por eso Moreno exigió a las firmas que expliquen la ruta del cereal que compraron este año. La primera columna del cuadro que acompaña esta nota es el “stock físico” al 31 de enero, donde figuran las existencias de trigo de calidad estándar que para esa fecha tenían las principales compañías. El total era de 4.464.489 toneladas, compradas para satisfacer el cupo de cinco millones de toneladas que había autorizado exportar el Gobierno. Luego redujo ese cupo a tres millones, aunque en las últimas semanas pidió dejar de exportar.

La segunda columna muestra los embarques al exterior de las empresas, que llegan a 1.349.626 toneladas. Como se exportó menos de lo previsto, hay más trigo en el mercado interno, pero también las empresas gozan ahora de un saldo acreedor con el Estado, puesto que pagaron retenciones a las exportaciones por los cinco millones de toneladas. El Estado, seguramente por primera vez en la historia, les debe dinero a las cerealeras. Lo podrán cobrar cuando liquiden menos retenciones por la próxima cosecha.

Pero más allá de la cuestión fiscal, la diferencia entre el stock físico y los embarques constituye el stock teórico, que llega a 3.114.862 toneladas. Casi el 20 por ciento corresponde a Cargill, el 15 por ciento a la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), empresa vinculada con Coninagro, y el 9 por ciento a Bunge. Le siguen Agricultores Federados Argentinos (AFA), de la Federación Agraria (8,6), Oleaginosa Moreno (6,3 por ciento), LDC (6,2) y ADM (5,2 por ciento). Son los datos calculados por la Unidad de Coordinación y Evaluación de Subsidios al Consumo Interno (Ucesci), que depende del Ministerio de Economía. De ese stock teórico, cero, una parte o la totalidad fue vendido a la molinería por parte de las cerealeras. Ese volumen es el que las empresas deberán detallar el lunes a Comercio Interior, con la documentación que respalde las operaciones.

Las compañías aseguran que sólo tienen 100 mil toneladas, ya que han vendido todo lo demás a la molinería. Indirectamente, entonces, apuntan contra los productores, ya que difícilmente los molinos tengan stock. Las exportadoras confirmaron a este diario que recibieron el pedido de Moreno. “Estamos laburando a lo loco”, aseguran, para proporcionar esa información. Según fuentes oficiales, una dificultad adicional que tendrán las cerealeras será demostrar que vendieron el trigo en “blanco”.

El stock real de trigo quedará asentado por declaración jurada, que luego será verificada por los inspectores de la Secretaría de Comercio Interior. Comenzarán por la empresa con más stocks hasta llegar a la que menos tiene. En el Gobierno aseguran que existen unas tres millones de toneladas de trigo que todavía no fueron utilizadas por la molinería. ¿Por qué no se venden? En realidad no es que no se vendan, sino que se ofertan en una cantidad limitada para que el precio no se desinfle.

Si las empresas demuestran que vendieron el trigo, luego los molinos deberán dar cuenta de la producción de harina por las cantidades adquiridas. Si así lo hacen, la pesquisa pasaría a los atomizados productores rurales. El momento elegido por el Gobierno para aplicar esta medida no fue al azar. En este momento la siembra de trigo para la próxima cosecha ya se realizó, de modo que el fuerte ruido que esta movida genera en el mercado no afecta la oferta disponible para el año que viene.

En el Gobierno confían en que en los próximos días el trigo aparecerá y se normalizará la situación con una oferta suficiente para los molinos. De hecho, ayer y el jueves se vendió trigo a 1700 pesos la tonelada, casi 1000 pesos por debajo del valor del intercambio días atrás. Los panaderos, en tanto, esperan que la bolsa de harina de 50 kilos baje de 250 a 200 pesos para trasladarlo al pan. El actual precio de los panificados hizo que alcanzaran a la carne. En el Gobierno sostienen que eso demuestra, en lugar de lo caro que están las pastas, la estabilidad en el precio del asado.

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La suba del precio del pan impulsó al Gobierno a intervenir en el mercado triguero.
Imagen: Arnaldo Pampillón
 
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