Se pararon en dos atriles con una bandera argentina de por medio completando la escena. Intercambiaron bromas y alguna que otra diferencia de opinión. En una conferencia de prensa, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, escenificaron la reunión que habían tenido en los 45 minutos previos. En el encuentro, abrieron una agenda bilateral sobre el transporte, obras públicas, créditos internacionales, seguridad e inflación. Este último tema generó el principal contrapunto en la conferencia posterior y llevó a una broma sobre el debate adelantado de 2015.

Capitanich ensayó un análisis de la inflación: “Consideramos que la variación del precio tiene que ver con la concentración económica, la asimetría entre oferta y demanda e inflación importada”. Luego argumentó con una larga serie de números y datos a los que Macri no respondió con números propios, salvo cuando aseguró que el “99 por ciento de los países no tienen inflación”. “Yo estoy invitado acá. No vengo a debatir”, aclaró Macri, que se permitió una broma: “Es bueno, porque esto quiere decir que si (Capitanich) es candidato (a presidente en 2015) va a debatir”. “No coincidimos en la explicación de por qué la inflación”, se limitó a contestar al cierre de una conferencia de prensa cargada de cordialidad.

A las 18, Macri llegó a la Casa Rosada acompañado por el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Llevaba carpetas con los distintos temas que quería plantearle a Capitanich. El propio Macri se ocupó de explicarlos en la conferencia. “Arrancamos de un planteo de las cosas que nos preocupan, en términos de mejoras a nivel nacional y que incluyen las necesidades de los ciudadanos”, afirmó el líder del PRO. “Le planteé que el bloque de legisladores está yendo adelante con la sanción de la boleta única en la Ciudad y sería un gran avance que la Nación lo imitase”, indicó. Capitanich no levantó ese guante.

“Le planteé las consecuencias negativas de la inflación y la necesidad de ponerle un límite. El otro tema es el avance del narcotráfico, para lo cual estamos disponibles para avanzar en conjunto con las fuerzas de seguridad”, señaló Macri. En ese caso, sí hubo réplicas de parte del jefe de Gabinete. Además de la diferencia sobre las causas de la inflación que dejaron planteada, Capitanich recordó la distinción de funciones que dispuso la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: Sedronar se ocupará de la atención y recuperación de adictos, mientras que la problemática policial quedará en manos del Ministerio de Seguridad.

Capitanich informó de una serie de temas que trataron en concreto: entre ellos estuvieron las obras en subtes y ferrocarriles, los créditos internacionales pendientes para Acumar (el gobierno nacional propuso que la Ciudad se haga cargo de la contrapartida monetaria); y otra serie de obras que requieren autorización nacional para su financiamiento por parte del Banco Mundial o del BID. Capitanich mencionó tres: un crédito del BID para obras de AUSA en 2014 por 130 millones de dólares, otro del Banco Mundial para el programa de inversión para el entubamiento del arroyo Vega y un tercero para la segunda etapa del Vega-Maldonado. Se trata de algunas de las obras para evitar que sigan las inundaciones en la zona norte. También se refirieron a la posibilidad de construir la autopista ribereña, que uniría la autopista Buenos Aires-La Plata con la General Paz, para descomprimir el tráfico de camiones.

Otro punto fue el de la basura. Macri se autoelogió: “Hemos reducido de seis mil toneladas diarias a tres mil ochocientas toneladas, que van a la Ceamse. O ampliamos el área existente o hacemos una reingeniería de lo actual. Esto es lo que tendrá que evaluar el jefe de Gabinete”. No hubo mención a los incumplimientos de la Ley de Basura Cero.

“Los encuentros son una decisión de la Presidenta, no una decisión autónoma del jefe de Gabinete”, destacó Capitanich, quien dejó en claro que la posibilidad de conversar las propuestas no implica que el gobierno nacional accederá a todo lo que le pida la gestión PRO: “Hemos hablado con mucha franqueza: no nos vamos a comprometer en metas que no podamos concretar. Vamos a decir ‘sí’ y vamos a decir ‘no’. En un diálogo puede haber disenso y eso debe ser la expresión madura de una agenda democrática”.