EL PAíS › ENTREVISTA AL EMBAJADOR ARGENTINO EN BRASIL, LUIS MARíA KRECKLER

“Formamos un matrimonio indisoluble”

El embajador Kreckler destaca la “línea directa que funciona permanentemente” entre las presidentas de la Argentina y Brasil. Analiza la discusión por el acuerdo comercial del Mercosur y la Unión Europea, y evalúa los preparativos para el Mundial.

 Por Darío Pignotti

Desde Brasilia

”Nuestras relaciones con Brasil son excelentes, tenemos una diplomacia presidencial perfecta”, resume el embajador argentino en Brasilia, Luis María Kreckler. El diplomático destaca especialmente el vínculo entre las presidentas Cristina Fernández y Dilma Rousseff: “Hay una comunicación muy buena entre ellas, tienen una línea directa que funciona permanentemente, siempre hay temas que resolver”, dijo en la entrevista con Página/12.

La devaluación que sufrió la moneda argentina en los primeros meses del año fue el pretexto elegido por la Federación de Industrias de San Pablo y la Confederación Nacional de la Industria para renovar sus profecías nunca cumplidas sobre el agotamiento del Mercosur y proclamar la necesidad de que Brasil firme unilateralmente acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea, precisamente cuando se reanudaron las conversaciones entre los bloques sudamericano y europeo.

La prédica de los barones de la industria cuenta con el respaldo de la oposición conservadora cuyo portavoz más genuino, el ex mandatario Fernando Henrique Cardoso, escribió que llegó el momento de archivar la política externa en vigor, caracterizada por la alianza preferencial con la Argentina, el Mercosur y los países emergentes, instituida desde 2003 por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, para priorizar los acuerdos con Occidente.

–¿Fueron resueltos los ruidos comerciales con Brasil?

–Brasil es nuestro primer socio comercial, nosotros somos el tercer socio de ellos y el principal comprador de manufacturas, tenemos un comercio de más de 30 mil millones de dólares... tenemos una compatibilidad comercial casi perfecta. Ahora, claro, en toda relación con un gran socio siempre hay un 2 o 3 por ciento de las transacciones que pueden causar algún cortocircuito, algún problemita menor, eso es lo más normal, no existe relación entre grandes socios sin algún asunto pendiente.

–Algunos funcionarios brasileños fruncieron el ceño con la devaluación.

–Sería un irresponsable si le dijera que todo es color de rosa, nunca es así, la realidad no es así, pero lo que nos permite solucionar nuestros problemas con Brasil es la buena comunicación que tenemos; yo diría que formamos un matrimonio indisoluble.

–¿Eso vale para la negociación con la Unión Europea?

–Brasil y la Argentina están en armonía, mejorando sus ofertas conjuntamente, dentro del Mercosur.

–Los industriales propusieron que Brasil firme la primera parte del acuerdo solo y luego se sume la Argentina.

–Eso es imposible, va contra los tratados constitutivos del Mercosur, se dicen muchas cosas porque hay grandes intereses en juego. No hay posibilidad de que Brasil negocie solo, ni que se negocie a dos tiempos, se negocia en bloque con todos los países del Mercosur juntos.

–¿El acuerdo se firma este año?

–Me parece muy difícil, recién ahora estamos en la fase de presentar ofertas, esto es el primer paso, donde las dos partes se presentan; es como un poker, o como un partido de truco donde uno puede decir “tengo los anchos de espadas y de bastos”, pero en realidad sólo tengo cuatros. ¿Qué quiero decir? Que lo que se presenta en las ofertas luego hay que verlo en la realidad; conozco cómo es este tema porque fui negociador con la Unión Europea.

–Los europeos dicen que la Argentina obstruye.

–Decir que la Argentina es un obstáculo es irresponsable; yo diría que si hay alguien que va a demorar las negociaciones, es la Unión Europea. ¿Por qué? Porque ellos al principio negocian a través de una institución supranacional que es la UE, una vez aceptada una propuesta esto va a los 28 Estados nacionales, que tendrán que analizarlo y devolverlo. Acá, dentro del Mercosur, los que negociamos somos directamente los gobiernos, los representantes de los Estados, no hay una institución por encima, y somos sólo 5, somos mucho menos que los 28, y dentro de esos 28 sabemos que hay algunos países que no quieren saber nada con el acuerdo.

A la cancha

“Siempre se hace diplomacia en los grandes eventos”, sostuvo hace pocos días el ministro de Deportes brasileño. Aldo Rebelo declaró ante corresponsales extranjeros y citó que Alemania organizó las Olimpíadas de 1972 como una forma reinsertarse en la comunidad internacional después de la II Guerra y el nazismo, y Japón va a realizar los Juegos Olímpicos 2020 para demostrar que su poderío no fue eclipsado por China. En la misma línea planteó que el Mundial de Fútbol brasileño será un “acontecimiento de importancia diplomática y política”, y confió en el apoyo de la sociedad. “La gente va a defender la Copa, habrá protestas de algunos grupos, pero habrá una mayoría amplia que respaldará el Mundial, hay que entender que el fútbol es un patrimonio del pueblo brasileño”, aseguró.

–Embajador, ¿qué opina sobre los dichos de Rebelo? ¿Pecó de optimista?

–Diría que estoy bastante de acuerdo con lo que él dijo, no concuerdo con las opiniones exageradamente alarmistas de algunos sectores que vaticinan un caos o prácticamente un clima de guerra en la Copa. Las manifestaciones del año pasado, en la Copa de las Confederaciones, tomaron a todo el mundo de sorpresa; ahora la situación cambió, el gobierno brasileño está más preparado, está dialogando con los movimientos sociales, no espero grandes disturbios. Nos reunimos con representantes del gobierno brasileño en la embajada para hablar de la Copa, vinieron funcionarios argentinos del Ministerio de Seguridad, del Ministerio del Interior y Transporte, de la Policía, Migraciones, de la Cancillería, gente de la AFA.

–¿El tema central fueron las barras bravas?

–No. Fue una reunión general, de temas amplios, el contenido fue más amplio que la seguridad. Después se habló de las hinchadas de todos los países, no sólo de las argentinas. Pero nadie del gobierno brasileño trató el tema como si hablase de hordas que invadirán el país; yo creo, personalmente, que para el gobierno brasileño las barras están en el lugar 100º de sus preocupaciones. Además, la Argentina ya está trabajando en el tema seguridad con varios ministerios del gobierno.

–¿Hablaron de controles en las fronteras?

–Nosotros le comentamos al gobierno brasileño que daremos cobertura a los argentinos, vamos a traer gente desde Buenos Aires para instalar consulados móviles, tendremos puestos en los alrededores de los estadios donde juegue Argentina. La embajada se va a poner los pantalones cortos para salir a la cancha durante la Copa. Queremos que el público argentino se sienta acompañado desde el momento en que llega a Brasil, va a ver unas aplicaciones para celulares con informaciones sobre los consulados, con instrucciones básicas sobre cómo actuar frente a algún problema, accidentes, robos. Un mes antes de la Copa (que comienza el 12 junio) vamos a hacer una campaña de avisos por televisión en la Argentina con informaciones específicas; desde ya le decimos a la gente que el que no tiene entradas puede venir igual, porque fuera de los estadios van a ser instaladas las fan fests, donde se podrán ver los partidos.

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“Brasil y la Argentina están en armonía, mejorando sus ofertas dentro del Mercosur”, dice Kreckler.
 
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