EL PAíS › LA UBA DISTINGUIó AL EQUIPO ARGENTINO DE ANTROPOLOGíA FORENSE Y A VARIOS DE SUS MIEMBROS

“Un orgullo de la educación pública”

A treinta años de su creación, recibieron el título de Doctor Honoris Causa el equipo y tres de sus integrantes: Mercedes Doretti, Luis Fondebrider y Patricia Bernardi. También fueron distinguidos por el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez.

 Por Ailín Bullentini

El Equipo Argentino de Antropología Forense y tres de sus fundadores, Mercedes Doretti, Luis Fondebrider y Patricia Bernardi, recibieron el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires. A 30 años de su creación, la casa de altos estudios decidió homenajear a la institución por considerar su trabajo “un orgullo de la UBA y de la educación pública en general”. El reconocimiento a los antropólogos y a la institución fue celebrado por varios de sus integrantes y algunos miembros de organismos defensores de los derechos humanos, que participaron de la ceremonia en la sala central del Centro Cultural Haroldo Conti. También acompañaron la distinción el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y el secretario nacional de Derechos Humanos, Martín Fresneda.

“La función del EAAF es devolver el nombre y la historia a quienes fueron despojados de ambos”, introdujo el vicedecano de la facultad de Filosofía y Letras, Américo Cristófalo. El EAAF nació en Argentina con la identificación de los cuerpos de las víctimas de la última dictadura. En 30 años, trabajó con problemáticas similares en Guatemala, El Salvador, Sudáfrica, Croacia y México. La idea del reconocimiento nació de esa facultad, que elevó un petitorio firmado por docentes relacionados con la antropología y sus diferentes ramas al Consejo Superior de la universidad. La mención Honoris Causa fue aprobada en sesiones ordinarias. El rector Alberto Barbieri concretó la distinción ayer, mediante la entrega del título y el plato alusivo al EAAF, y título y la medalla para Fondebrider, Bernardi y Doretti. “La universidad pública tiene el honor de ver entre sus egresados a estos profesionales”, remarcó. La decana de la facultad impulsora, Graciela Morgade, y la secretaria de Asuntos Académicos de la universidad, María Catalina Nosiglia, estuvieron presentes.

“La verdad es que cuando vi los sobres a nuestros nombres en el escritorio pensé ‘debieron haberse equivocado’”, apuntó Fondebrider cuando le tocó el turno frente al micrófono, el último que lo hizo en la ceremonia de reconocimiento. Su mención hizo referencia a la “relación no muy fluida” que el EAAF mantuvo durante su historia con el ámbito académico, a no ser “por algunos profesores”, a quienes agradeció de la misma manera que a quienes firmaron la solicitud de homenaje, a los miembros de los organismos defensores de derechos humanos y a “los jóvenes que hoy integran el equipo”. “Por algo nos llamamos equipo: esto que hacemos no puede ser una acción individual, sino una tarea colectiva”, apuntó.

No fue el único que mencionó la lejanía entre la institución homenajeadora y homenajeada. “Este es uno de los tantos actos que la universidad se debe”, consideró Cristófalo antes de que Barbieri entregara los títulos. “Este doctorado viene a tender un puente entre la universidad y el equipo, es una forma de poner las cosas en su lugar”, recalcó Vivian Scheisohn, titular de la cátedra de Arqueología Argentina, luego de una breve reseña de la historia del EAAF, que incluyó la formación de los tres homenajeados en las aulas de Marcelo T. de Alvear y la convocatoria de Clide Snow.

Bernardi también fue escueta en sus palabras. Se definió como una “privilegiada” por ser fundadora del EAAF y se declaró “orgullosa”: “Esos objetivos por los que empezamos hace 30 años siguen siendo los mismos que hoy”, mencionó. El título otorgado a la institución en general lo recibió Daniel Bustamante. “Cada vez que el EAAF recibe algún reconocimiento siempre tenemos presentes a los verdaderos motores de nuestro trabajo: a los familiares y víctimas” de delitos de lesa humanidad, remarcó. Saludó desde el escenario a Lita Boitano y a Julio Morresi, de Familiares de Ex Detenidos Desaparecidos, pero había muchos otros. “Son ellos los que nos ayudaron y nos ayudan a armar este drama fragmentado”, puntualizó. En nombre de Doretti, recibió el título su madre, la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú. Domínguez destacó que el EAAF es “de las mejores expresiones de la democracia”, y sumó condecoraciones a sus integrantes: de parte del Congreso, entregó medallas que conmemoran los 30 años de la democracia.

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La distinción se concretó en el Centro Cultural Haroldo Conti.
Imagen: Jorge Larrosa
 
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