EL PAíS › DILMA ROUSSEFF RECIBIO AL PRESIDENTE ELECTO EN BRASILIA Y LE PROMETIO QUE ASISTIRA A SU ASUNCION EL 10 DE DICIEMBRE

La era Macri en las relaciones bilaterales

Macri suavizó su postura sobre Venezuela. Ante los poderosos industriales paulistas prometió “desideologizar” la región.

 Por Darío Pignotti

Desde Brasilia

En su primer viaje al exterior luego de ser electo, Mauricio Macri fue recibido ayer por Dilma Rousseff con quien conversó sobre el futuro del Mercosur, buscó atenuar las discrepancias sobre Venezuela y acordó dos encuentros en Buenos Aires, uno para el próximo 10 de diciembre, tras el cual se realizará una visita de Estado con fecha a definir. Consultado sobre el estado de ánimo de Rousseff luego de que la oposición iniciara el miércoles el trámite para el impeachment, Macri respondió: “La vi muy tranquila, ella me explicó lo que estaba sucediendo”. “Me queda claro que si a Brasil le va mejor, a la Argentina le va mejor, y viceversa, así que tenemos que trabajar en conjunto pase lo que pase en las respectivas realidades locales”, definió. Luego voló a San Pablo, donde fue recibido con todos los honores por los industriales paulistas. “Estoy para trabajar desideologizando la región, yendo hacia cosas concretas que estrechen el comercio, el intercambio cultural y educativo”, dijo allí.

“Confío plenamente en las instituciones de Brasil. Es un país fuerte que ha demostrado a lo largo de las últimas décadas una consolidación de su sistema democrático”, reforzó Macri, aclarando que no pretendía interferir en temas de la política doméstica brasileña. Todo lo que ocurre en estos días en Brasilia repercute en la guerra política que libran demócratas y desestabilizadores. Es una contienda en la que nadie se arriesga a pronosticar quién será el vencedor, pero la mayoría coincide en que se hará cada vez más encarnizada, pues el gobierno y el Partido de los Trabajadores resolvieron plantarle cara a Eduardo Cunha, el jefe de Diputados que inició el enjuiciamiento cuando salieron a la luz pruebas sobre su participación en el escándalo del “Petrolao” (ver página 23). El apoyo manifestado por Macri a la continuidad democrática brasileña “claro que nos viene bien en este momento difícil”, comentó ayer una fuente del gobierno a Página/12. “Estando como estamos, con la inestabilidad que causa la posibilidad del impeachment, recibir al futuro presidente de Argentina a nosotros nos viene bien porque repercute en nuestra política interna”, explicó la fuente palaciega casi en el mediodía de Brasilia, cuando Macri había partido hacia San Pablo y Dilma iba a un acto a pocas cuadras del Planalto, donde hizo un aguerrida defensa de la democracia.

Durante la conversación de más de una hora con el futuro presidente argentino, Dilma estuvo acompañada por varios funcionarios, entre ellos su asesor especial de asuntos internacionales, Marco Aurelio García, el canciller Mauro Vieira y Armando Monteiro Neto, que es el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior. Montero Neto, ex presidente de la Confederación Nacional de la Industria, es de los funcionarios que demostró más afinidad con el macrismo, además de ser un conocido defensor del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea.

Junto a Macri estaban Marcos Peña, su futuro jefe de Gabinete, la designada canciller Susana Malcorra y el actual embajador en Brasil, Luis María Kreckler. En este nuevo momento de las relaciones bilaterales, en las que el gobierno argentino pujará para que prevalezca lo comercial por sobre lo político, posiblemente ganará peso la agenda de los tratados del Mercosur con otros bloques económicos.

Antes de la reunión de ayer Dilma y Macri habían discrepado públicamente sobre Venezuela. El argentino propuso expulsar al gobierno de Nicolás Maduro del Mercosur lo que fue rechazado de plano por Rousseff, quien sostuvo que nadie puede ser echado del bloque sin que haya un hecho que demuestra su violación a la cláusula democrática. Como ocurrió en 2012 cuando Paraguay fue suspendido del Mercosur por la deposición irregular del presidente Fernando Lugo, víctima de un golpe institucional.

“Hablamos de Venezuela, estamos observando con atención lo que va a pasar el domingo”, en las elecciones legislativas, dijo Macri y negó que haya posiciones encontradas con Brasil. Los dos gobiernos comparten los mismos “valores” democráticos, aseguró.

Y adelantó que Venezuela estará en la agenda a ser tratada por ambos en la cita que tendrán el próximo 10 de diciembre, durante los festejos por la toma de posesión en Buenos Aires. El tono con que habló ayer el argentino “no fue igual al que usó antes cuando dijo que Venezuela debía salir del Mercosur” comparó la fuente del Planalto. “Macri está entendiendo que cuando se es presidente hay que actuar con más responsabilidad” que cuando se está en campaña electoral, y que en el Mercosur se buscan los consensos, planteó. En todo caso habrá que aguardar a la cumbre del Mercosur, dentro de tres semanas en Asunción, para saber si la delegación argentina presentará un discurso más conciliador sobre Venezuela, como el pronunciado ayer en Brasilia, o volverá al radicalizado de la campaña que fue ratificado poco después del triunfo del 22 de noviembre.

En su segunda escala brasileña la delegación argentina aterrizó en San Pablo. Ante los directivos de la poderosa Federación de Industrias de San Pablo (Fiesp), Macri fue más directo en sus planes e invitó a los empresarios a participar del “plan de infraestructura más grande de la historia argentina”. “Les mostraremos reglas de juego claras para que retomen sus planes de inversión con el fin de ir a una integración en serio”, les prometió. El discurso macrista, con reminiscencias del Mercosur mercadocéntrico que imperó en los 90, fue celebrado por los empresarios paulistas. Si Macri fue acogido con cordialidad en Brasilia, en San Pablo la recepción tuvo momentos casi de apoteosis, incluyendo una distinción a la Orden del Mérito Industrial. “La visión del presidente (Macri) es nuestra visión de la modernidad, de la economía liberal, de la agilidad, por esas razones nos honra recibirlo”, afirmó Paulo Skaf, titular de la Fiesp y dirigente del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Skaf está entre los empresarios que en los últimos meses se han desplazado de una defensa de la estabilidad democrática hacia un discreto respaldo al golpe blando, o “a la paraguaya”, en el cual Dilma sería destituida por el impeachment y asumiría su vicepresidente Michel Temer, también del PMDB.

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El presidente electo Mauricio Macri y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en el encuentro en el Planalto.
Imagen: AFP
 
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