EL PAíS › LAS 193 MUERTES DE CROMAÑON SIGNARON EL DISCURSO DE IBARRA

“La tragedia, un punto de inflexión”

El jefe de Gobierno porteño prometió descentralizar la gestión. Los familiares de las víctimas le dieron la espalda.

 Por Santiago Rodríguez

La apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura porteña no fue como de costumbre, y la diferencia, obviamente, fue República Cromañón. No hizo falta siquiera que el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, remarcara apenas empezó su discurso que el “año político se abrió el 30 de diciembre de manera trágica” ni que la “tragedia debe convertirse en un punto de inflexión en la historia de nuestra ciudad, que debe marcar un antes y un después”: el tema estaba instalado ya por la simple presencia de un grupo de familiares de las víctimas, quienes en el mismo instante en que comenzó a hablar enarbolaron fotos de sus deudos y le dieron la espalda. Aun así, Ibarra trató de no quedar encerrado en ese punto y, además de hablar de sus planes para este año, subrayó la necesidad de trabajar en conjunto con las demás fuerzas políticas para mejorar la calidad institucional del distrito y profundizar su autonomía.
República Cromañón fue esta vez la diferencia, pero los que no variaron respecto de años anteriores fueron los análisis posteriores al discurso del jefe de Gobierno: los oficialistas lo ponderaron mientras que en el macrismo y la izquierda predominaron las críticas. El kirchnerismo, aliado de Ibarra en la ciudad, combinó apoyos y cautela (ver aparte).
Del lado de los críticos se anotaron también los familiares de las víctimas de República Cromañón, a quienes en su vuelta a la Legislatura después de la virtual interpelación a la que fue sometido por la catástrofe Ibarra les manifestó su “dolor” y sus “condolencias” en uno de sus primeros párrafos. “El discurso fue un cuento de ciencia ficción”, fue lo menos que dijeron. “Ibarra sigue sin hacerse cargo. Vamos a seguir de cerca su actividad para que no crea que con una interpelación o un plebiscito esto se acaba”, advirtió la madre de una de las víctimas. El silencio que mantuvieron en todo momento los familiares sólo se quebró cuando el jefe de Gobierno dejó de hablar y dio paso al grito de “los chicos, presentes; ahora y siempre”.
Desde el gobierno porteño evitaron polemizar con los familiares. “Entendemos su posición y no hacemos evaluaciones políticas al respecto”, se excusó el jefe de Gabinete, Raúl Fernández. Destacó, en cambio, la intención del Ejecutivo de avanzar este año “con la demorada reforma política con la sanción de un Código Electoral y con la Ley de Comunas, que generará un marco de descentralización de funciones”.
Fueron esos algunos de los ejes centrales de un discurso en el que Ibarra trató de articular la agenda en función de la cual venía desarrollando su gestión, con la que quedó planteada después de República Cromañón. “La tragedia demanda de todos nosotros no sólo seguir adelante con las obras y con los objetivos estratégicos planteados desde la salida de la crisis. La tragedia exige que nos aboquemos también, y lo digo otra vez, todos, a la construcción imperativa de un mejor Estado y un mejor sistema institucional para la ciudad.”
El énfasis que Ibarra puso en la palabra “todos” no fue el único mensaje de Ibarra a la oposición. A esa altura ya no estaban en el recinto los legisladores del Interbloque de Izquierda, quienes al verlo ingresar se retiraron y dejaron en sus bancas pancartas con las leyendas “Verdad y Justicia” y “A los pibes los mató la corrupción”. Más notable que la ausencia de los diputados de izquierda fue la del secretario de Seguridad, Juan José Alvarez, quien dejó vacía la silla que tenía reservada en su calidad de miembro del Gabinete porteño.
A la oposición Ibarra le pidió un “tratamiento rápido” de las leyes necesarias para concretar la construcción del anillo vial –el sistema de autopistas que circunvalarán la ciudad– y las obras en el arroyo Maldonado para evitar las inundaciones. También les demandó que se comprometan en la mejora de la calidad institucional y el afianzamiento de la autonomía porteña y al respecto habló de la necesidad de sancionar las leyes de reforma política, de reforma electoral y de comunas. “Estaré al frente de esa ofensiva de transformación. Una vez más les pido que no confundamos el sentido de la batalla. No es entre nosotros que debemos dar la pelea; es por nuestra ciudad y por nuestra gente”, insistió Ibarra, antes de volver al tema Cromañón al cierre de su discurso: “Los mensajes de las tragedias no se discuten. Son imperativos. Nos ponen ante la inmediatez de la acción. Como dijo el presidente Néstor Kirchner: ‘Hacia atrás, justicia. Hacia delante, nunca más’”.

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Aníbal Ibarra habló y los familiares le dieron la espalda.
 
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