EL PAíS › REACCION DE KIRCHNER POR LAS IMPUGNACIONES

“Nos quieren proscribir”

Así reaccionó el Presidente a las presentaciones de socialistas y radicales impugnando las dos listas peronistas en la provincia. Les dijo a los opositores que “no les tengan miedo a las urnas”.

 Por Diego Schurman

Néstor Kirchner desempolvó el debate de la proscripción en la política argentina. Lo hizo para poner a su mujer Cristina como víctima de una estrategia de la oposición, desde donde se hicieron presentaciones judiciales para que el PJ bonaerense no vaya dividido en dos listas. “No nos van a poder proscribir porque es absolutamente legal lo que hacemos. No les tengan miedo a las urnas”, señaló.
Kirchner reaccionó de esta manera a las impugnaciones que socialistas y radicales hicieron sobre las listas oficialista y duhaldista de la provincia. El argumento central del diputado Jorge Rivas y de la titular de la UCR bonaerense, Margarita Stolbizer, es sencillo: como Hilda “Chiche” Duhalde y Cristina Fernández de Kirchner representan dos corrientes del justicialismo, ambas deberían dirimir sus diferencias en una interna abierta y conformar una sola lista, bajo el sello del PJ.
No se trata únicamente de una observación técnica, también hay cierta precaución electoral: así planteadas las cosas es altamente probable que las dos boletas del PJ –la peronista propiamente dicha y la del Frente para la Victoria– se queden con el primero y segundo lugar. Esto es, que se queden con las tres bancas de senadores en disputa.
La reforma constitucional de 1994 incorporó la tercera banca para que la minoría tuviera su representación en el Congreso. Así las cosas, puede que los bonaerenses tengan a fin de año sólo representantes peronistas. Aunque, a la luz de los hechos, está claro que no es resultado de una estrategia sino de un quiebre interno en el partido de gobierno.
En la Casa Rosada sostienen que los antecedentes echan por la borda la queja de Rivas y de Stolbizer. Recuerdan que el socialismo tiene aún dos vertientes que disputan las elecciones por separado, como el Partido Socialista y el Partido Socialista Auténtico.
Sobre la UCR, se remiten al ya histórico quiebre entre la Unión Cívica Radical del Pueblo y la Unión Cívica Radical Intransigente, pero también a los actuales Recrear y ARI, cuyos líderes –Ricardo López Murphy y Elisa Carrió– han militado en esas filas.
El propio peronismo tiene una historia reciente en esto de presentar más de un candidato como si pertenecieran a distintos partidos. Así ocurrió en las presidenciales de 2003, donde compitieron Kirchner, Carlos Menem y Rodríguez Saá. En definitiva, se llevó a todos los argentinos a resolver una interna que era propia del PJ.
Claro que esta idea de que el Frente para la Victoria puede presentarse como un partido distinto al peronista pone en relieve algunas contradicciones que aquellos enemistados con el Gobierno no dudan en explotar. Fue el caso de Alfredo Atanasof al defender a José María Díaz Bancalari como titular del bloque del PJ. El duhaldista le propuso al kirchnerista Frente para la Victoria que cree su bloque y tenga su propia conducción, pero que no pida el desplazamiento de su par.
Para ese argumento, Kirchner pareció encontrar una respuesta, cargada de pragmatismo. “Nos quieren proscribir como hace 40 años diciendo que somos afiliados justicialistas. Claro que somos afiliados justicialistas, pero el instrumento electoral se va adecuando a los tiempos y nosotros encontramos un camino con el Frente para la Victoria.”
El Presidente seguramente quiso hablar de lo sucedido 50 años atrás. Fue en 1955 cuando la Revolución Libertadora firmó el decreto que proscribió electoralmente al peronismo.
Más allá del antecedente histórico, Kirchner insistió en que la puja es mucho más que discursiva y que, en definitiva, se dirimirá en las elecciones legislativas del próximo 23 de octubre. “Vayan a la urna que el pueblo va a decir quién tiene que estar y quién no tienen que estar. La democracia, niños, la democracia, que eso es lo importante”, ironizó.
Es curioso el curso que tomó el debate. Debe ser la primera vez que una oposición se preocupa porque el oficialismo va dividido. Y también debe ser novedoso que el Presidente recurra a un argumento de victimización de lo que resulta, a primera vista, algo muy parecido a una chicana política.
En campaña, de todos modos, todo es posible.

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El presidente Kirchner junto a Carlos Zannini, Aníbal Fernández, Horacio Rosatti y Rafael Bielsa.
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