EL PAíS › LA MINISTRA DE DEFENSA Y LA ACTUACION DE REPRESORES EN LOS ’80

“Pido perdón al pueblo de Honduras”

De visita en Honduras, Nilda Garré se disculpó en nombre del Estado por el papel que cumplieron asesores militares argentinos durante los años de la dictadura en ese país. Fue condecorada por el presidente.

Como aquella vez que el presidente Néstor Kirchner pidió perdón en nombre del Estado por los crímenes de la dictadura, ayer le tocó el turno a la ministra de Defensa, Nilda Garré. De visita en Honduras, donde le entregaron la máxima distinción de ese país –la Gran Cruz de las Fuerzas Armadas–, Garré pidió perdón por el papel que cumplieron los asesores militares argentinos durante los años de dictadura en ese país. “Como ministra de Defensa de la República Argentina, en nombre del presidente Kirchner y del pueblo de San Martín, pido perdón al pueblo de Morazán (Francisco, primer presidente de Honduras) por el nefasto papel que algunos militares argentinos jugaron como asesores de la represión y la tortura en los años de los gobiernos castrenses”, dijo Garré.

En los años 1979, 1980 y 1981 un grupo de uniformados argentinos, la mayoría perteneciente al Grupo de Tareas Exterior del Batallón 601 del Ejército, viajaron a América Central para actuar como asesores militares. Estuvieron en Honduras, Guatemala y El Salvador. Entre otras actividades ligadas tanto a la represión de la insurgencia como al narcotráfico, los argentinos se encargaron de dar cursos sobre Operaciones psicológicas, compulsión física y torturas (el título de un manual del Ejército editado en 1968) a sus camaradas de esos países. En ese grupo estuvieron Oscar “Balito” Ribeiro, Alfredo Valín, Mario Davico, Santiago Hoya, Raúl Guglielminetti, Leandro Sánchez Reisse y Jorge Franco, en su gran mayoría oficiales del 601 del Ejército o agentes de la SIDE.

La presencia de militares argentinos en América Central fue un secreto a voces a principios de los ochenta. Su actuación fue bendecida por las autoridades estadounidenses de la época, como lo demuestra un reportaje que concedió hace seis meses el ex jefe de la CIA de la época de Ronald Reagan, Duane Clarridge. Conocido como DaxLeBaron por sus compatriotas, Clarridge contó con detalle cómo los militares argentinos instruyeron a sus pares centroamericanos a obtener información y hacer inteligencia. “La estrategia era muy sofisticada. El objetivo era ingresar a las casas y controlar a la gente lo más rápido posible. Llevaban médicos y les daban inyecciones para calmarlos y llevárselos vivos. Así no había matanza. Ellos buscaban información”, relató con la jerga fría de un cirujano.

Ayer, casi veinticinco años después, la ministra Garré estuvo en Honduras. De visita oficial en Tegucigalpa, recordó aquella colaboración entre dictaduras, a la que llamó “la internacional de las espadas”. “Hoy, como dijo el presidente (Manuel) Zelaya, Honduras mira al Sur y hoy también la Argentina vuelve a casa a esta América latina que la hicieron los patriotas como San Martín y Francisco Morazán. Atrás queda la internacional de las espadas que las dictaduras argentinas impulsaron con otros gobiernos latinoamericanos para ahogar las libertades democráticas, frenar las ansias de justicia social y violar los derechos humanos de los latinoamericanos”, dijo. Garré viajó a Honduras para dar una conferencia sobre la experiencia argentina en el control civil de la defensa.

En una charla en el Hotel Clarión del centro de la capital hondureña, la ministra expuso los principales lineamientos de la política militar de la administración Kirchner. “Un fundamento esencial de la política de defensa argentina fue establecido con la promulgación de la Ley de Defensa Nacional, donde la diferenciación entre los conceptos de defensa y de seguridad interior constituyó un antecedente inmediato y coherente de la luego votada y también promulgada Ley de Seguridad Interior. El Sistema de Defensa Nacional y el de Seguridad Interior atienden supuestos distintos que se excluyen mutuamente. Mientras la seguridad interior se ocupa de la prevención, persecución y sanción de ilícitos contenidos en el Código Penal y en leyes especiales, la defensa comprende el conjunto de acciones a fin de repeler agresiones estatales externas armadas”, subrayó.

Después de pedir perdón por el papel de los militares argentinos y explicar la política de su cartera, Garré firmó un convenio con su par de Defensa de Honduras, Arístides Mejía Carranza. El acuerdo de cooperación entre ambos países incluye desarrollo de programas y planes de asistencia, cooperación técnica y educativa. “Mi presencia en este país es testimonio de que hoy los gobiernos democráticos de Honduras y Argentina fueron concebidos en hermandad y de su compartida visión fundada en el objetivo común de fortalecer el Estado democrático de derecho y de bregar por lograr desarrollo con equidad para nuestros pueblos”, dijo Garré a modo de conclusión de su gira por el país que tiene una bandera muy parecida a la argentina (es celeste y blanca, pero con cinco estrellas en la franja blanca, fruto de las andanzas del corsario Hipólito Bouchard).

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La ministra de Defensa, Nilda Garré, junto con su par hondureño, Arístides Mejía Carranza.
 
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