EL PAíS › LUEGO DE RESISTIR, MAZA DEJO LA GOBERNACION DE LA RIOJA Y BEDER HERRERA ASUMIO EN SU LUGAR

Quedó un gobernador, pero muchos nervios

Pasó varias horas atrincherado en su despacho, pero finalmente el suspendido Angel Maza dejó la gobernación. En su primer mensaje, Beder Herrera pidió ayuda al Presidente. El Gobierno sondeó en el Congreso la posibilidad de una intervención, pero no prosperó. Hasta ahora, no hubo contactos entre Beder y la Rosada.

 Por Martín Piqué

Muerto el rey, viva el rey. Los riojanos vivieron ayer la transición política más agitada de sus últimos años con la templanza de quien está acostumbrado a todo. Tan pronto como el flamante suspendido gobernador, Angel Maza, dejó la Casa de Gobierno apremiado por la policía provincial (era el segundo intento de desalojo, y las autoridades de la fuerza ya se habían puesto bajo el mando del nuevo hombre fuerte), muchos intendentes que habían prometido apoyar a Maza hasta el final comenzaron a hacerse los distraídos. Era el mediodía y el gobernador en suspenso se había refugiado en la sede del PJ. Esperaba que llegaran micros con mazistas desde el interior de la provincia. Pero los ómnibus no llegaron o eran muy pocos. Tampoco eran muchos los trabajadores que cumplían con el paro de 72 horas que habían decretado dos gremios afines al ex mandatario: el de empleados públicos y Sanidad. En ese mismo momento pero en Buenos Aires, la senadora Ada Maza fatigaba despachos de la Casa Rosada y del Congreso con un proyecto de intervención que había redactado el constitucionalista y diputado de PRO Jorge Vanossi. Pero la “solución federal” no parecía convencer al Gobierno. “Ya desapareció la presión del gran quilombo que nos obligaba a intervenir con urgencia. Ahora los tiempos son otros”, explicaron a Página/12 desde la oficina de uno de los ministros que siguen de cerca el conflicto riojano.

Había pasado lo peor de la crisis. Al menos ya no había vehículos incendiados (el martes, las pantallas habían repetido una y otra vez la imagen de un Renault 4 prendido fuego) ni más vidrieras rotas. Con la entrada de Beder Herrera a la Casa de Gobierno y el atrincheramiento de Maza en la sede del PJ, la situación parecía estabilizarse. Para la Rosada ya no había necesidad de tomar una decisión a contrarreloj. “Ya no tenemos presión”, decían desde el primer piso de Balcarce 50. Sin embargo, desde los mismos despachos se preocupaban en aclarar que eso no cambiaba la opinión sobre Beder Herrera. “Hoy no lo atendió nadie”, insistían.

El propio Beder apareció a la noche en el programa A Dos Voces. Desde el despacho que hasta el martes ocupaba Maza, dijo que una delegación de su flamante gobierno llegará hoy a Buenos Aires para entrevistarse con el ministro del Interior y otros funcionarios nacionales. En la Rosada dicen que no los recibirán. Quien sí tuvo acceso a los despachos de la Nación fue la senadora Maza. La hermana del mandatario suspendido tuvo audiencias con el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. La legisladora también pasó por el Senado. Allí intentó convencer a sus pares sobre la necesidad de que el Gobierno ordenara la intervención federal de los tres poderes de la provincia. No tuvo eco. La oposición reaccionó con duras críticas al Ejecutivo.

“El Gobierno estuvo desde las siete hasta las doce especulando con la intervención mientras lo tenían a Maza por teléfono a los gritos y desde la Casa Rosada le decían que aguantara. Cuando se dieron cuenta de que no había consenso en la oposición, luego de sondearnos a todos, lo tiraron por la ventana y el nuevo niño mimado pasó a ser Beder”, cargó el jefe del bloque de senadores del radicalismo, Ernesto Sanz. Tanto el titular de Diputados, Alberto Balestrini, como el jefe de la bancada oficialista en el Senado, Miguel Pichetto, habían monitoreado la posición de los legisladores. Con el paso de las horas, la alternativa de la intervención empezó a perder fuerza. Cuando se enteró de cuál era el panorama, Beder Herrera decidió aprovecharlo. Entonces hizo honor al sobrenombre que le pusieron los riojanos por su habilidad política: “el Diablito”.

Seducir a la Rosada

Mientras en Buenos Aires los mazistas se resignaban a que la intervención, si llega a decretarse, por lo menos no será inmediata, el movedizo Beder Herrera comenzaba a explotar hasta el máximo su gran oportunidad. Lo primero que dijo, entonces, fue que no iba a desencadenar una “persecución política” contra los adeptos a Maza y que sólo denunciaría a la Justicia los “delitos comunes” que se hubieran cometido. Después de ingresar a la Casa de Gobierno, Beder y su gente habían encontrado computadoras destruidas, fotocopiadoras rotas y muchos expedientes totalmente quemados. En ese momento Maza denunciaba desde la sede del PJ que estaba “todo armado” en su contra.

Para Beder Herrera, las horas que siguieron fueron a puro vértigo y con un solo objetivo: lograr el respaldo o (al menos) la anuencia del Presidente para mantenerse en el cargo hasta la convocatoria a elecciones, la que ubicó en un plazo de 100 a 120 días. Así fue que en su primera conferencia de prensa como gobernador en funciones elogió a Kirchner con palabras muy cuidadas. “Quiero destacar sobre todo la prescindencia y el respeto absoluto de las autonomías provinciales que el presidente Néstor Kirchner ha demostrado con su actitud, dejando que la crisis se resuelva por los medios que correspondan a la provincia”, subrayó. “Maza estaba comprometiendo a la presidencia de la Nación para que intervenga la provincia. Pero quiero destacar la envergadura del Presidente, es un hombre al que le ha costado mucho la democracia y que viene del federalismo profundo”, ensalzó.

Tras sus primeras declaraciones, Beder convocó al primer hecho importante de su gestión. La jura de su gabinete. Allí volvió a sorprender con dos nombramientos pensados para impactar a sus comprovincianos y lograr cierto beneplácito de la Rosada. Como coordinador de Políticas Sociales nombró al ex cura Delfor “Pocho” Brizuela, el mismo que renunció a sus hábitos tras admitir que se había enamorado de una docente, Nicéfora Maldonado. Durante muchos años, Brizuela fue sacerdote en la zona de El Chamical con un estilo inspirado en la Teología de la Liberación y en la figura de Enrique Angelelli.

El otro nombramiento inesperado fue el ex radical Gastón Mercado Luna, a quien designó como fiscal de Estado. Hijo de una familia de conocida militancia en la UCR, Mercado Luna denunció en su momento la existencia de la llamada “mafia del oro”, por la que acusó a Domingo Cavallo y al propio Maza. Los demás puestos del nuevo gabinete quedaron para sus hombres de confianza: Lázaro Fonzalida (Gobierno y Seguridad), Walter Flores (Gestión Educativa), Daniel Herrera (Legal y Técnica) y Javier Tineo (Hacienda). En Salud nombró al médico Gustavo Graseli, de la asociación de profesionales del hospital Enrique Vera Barros. El deseo de Beder Herrera es conformar un gobierno “de transición” con un perfil plural que le permita sostenerse hasta el llamado a las urnas. Para eso tiene que lograr el visto bueno de la Rosada, algo que hasta anoche no se podía confirmar.

Compartir: 

Twitter

Luis Beder Herrera en el acto formal de asunción como gobernador. Armó un gabinete con algunas sorpresas.
SUBNOTAS
 
EL PAíS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.