Su nombre asombraría a cualquier extranjero por sus resonancias algo cruentas. Pero en la política argentina, cuando se escucha hablar de La Matanza, se piensa rápido en su influencia electoral. Un municipio con más de dos millones de habitantes y con un padrón que ronda los 800 mil votantes es determinante para el resultado general. La paradoja de ese distrito, en el que cualquier candidato sueña con hacer pie para luego tener chances en una elección presidencial, es que su importancia política no se traduce en una mejora de los indicadores sociales. Tampoco de los recursos presupuestarios. La Matanza tiene sólo tres hospitales para tres millones de habitantes, la ciudad de Buenos Aires cuenta con 33 hospitales para casi la misma población. El presupuesto matancero, sumándole la coparticipación federal más la inversión nacional y provincial, alcanza los 1300 millones de pesos. Tierra del Fuego, para sólo 140 mil habitantes, dispone de dos mil millones. Su peso electoral explica por qué proliferan los candidatos en la tierra que supo encumbrar al ex presidente de la Cámara de Diputados Alberto Pierri y a quien hoy ocupa ese mismo cargo, el ex intendente Alberto Balestrini, y que también hizo la diferencia para que Néstor Kirchner llegara a la segunda vuelta en abril de 2003.

Los cinco postulantes con chances de ganar se declaran kirchneristas y coinciden en el diagnóstico de los problemas más urgentes. Sin embargo, muestran diferencias en las alianzas con las que pretenden gobernar. Algunos proponen recostarse sobre todo en el peronismo. Otros sostienen que el Frente para la Victoria debe ampliarse e incluir a “peronistas, radicales, socialistas, vecinalistas y progresistas”. El debate se zanjará cuando Kirchner defina si en los municipios que gobierna el justicialismo –La Matanza es uno de los casos paradigmáticos– habrá una sola lista del Frente para la Victoria, o si se habilitarán “colectoras” que sumen votos entre los sectores que no votarían a un candidato peronista.

En La Matanza hay quienes recuerdan que en 1999, en medio de la ola nacional de la Alianza, la animadora Pinky estuvo a punto de ganarle al peronismo con una alianza de radicales y frepasistas. Eso, argumentan esos sectores, demostraría que el PJ bonaerense no es imbatible en el distrito. La actualidad del municipio parece muy distinta: la mayoría de las encuestas pronostican un triunfo de Fernando Espinoza, actual intendente, quien sucedió a Balestrini cuando éste asumió la presidencia de la Cámara de Diputados. Sin embargo, entre los candidatos hay un debate tácito sobre lo que muestran los sondeos. Los competidores de Espinoza aseguran que las encuestas indican que la gestión municipal tiene mala imagen.

“Hay mucho disconformismo con la gestión local. La administración tiene un 58 por ciento de opinión negativa”, afirma Jorge Ceballos, subsecretario de Capacitación y Organización Popular, fundador de Barrios de Pie y uno de los candidatos a intendente. En el diagnóstico coinciden el ex subsecretario de Tierras Luis D’Elía y el empresario de la carne Alberto Samid. Junto al dirigente del gremio de Comercio, Rubén Ledesma, completan la grilla de competidores.

La pelea por el municipio tiene cinco protagonistas. A último momento las alternativas podrían reducirse a tres: D’Elía, Samid y Ledesma firmaron un “pacto de no agresión” y se comprometieron a apoyar al que mejor mida en las encuestas al final de la campaña. “Toda alianza es complicada. En algo nos pusimos de acuerdo pero de ahí a que se haga..., usted sabe cómo es la vida”, dice Samid dejando abierta una duda.

Los rivales

- Hasta su asunción como intendente, Espinoza no era un dirigente muy conocido. Había sido primer concejal y era el hombre elegido por Balestrini, jefe político del distrito. Lo favorece su condición de candidato oficial del peronismo. Lo comprobó hace unos días un dirigente nacional que conoce mucho La Matanza: en el primer piso de la Casa Rosada le mostraron una encuesta de Analogías, la consultora de Analía del Franco, que daría a Espinoza una ventaja de diez puntos sobre todos los demás postulantes juntos. Aunque la cifra que obtendría según los sondeos –31 por ciento– está lejos de los porcentajes que obtuvieron Kirchner y su esposa en La Matanza en 2003 y 2005. Claro, a ese número habría que proyectarle los indecisos.

- Ceballos fue el primer dirigente social que decidió competir por una intendencia. Funcionario de Desarrollo Social, se lo ve cada vez más cerca de la ministra Alicia Kirchner. Suele viajar a Venezuela y su estrategia es constituir un “frente progresista”. Su candidatura es respaldada por sectores que se fueron del ARI, vecinalistas e independientes. “Hay que ocuparse de la seguridad. El municipio es como Poncio Pilatos, se lava las manos y no hace nada. Yo propongo que se hagan pasantías en las comisarías, que entren universitarios, así hay más policías en la calle. Hay que darle participación a la comunidad para que haga un mapa del delito. Hay que hurgar en las bandas que tienen vinculación con la política, las fuerzas de seguridad y el Poder Judicial. En los monoblocks de Ciudad Evita, por ejemplo, la policía no entra nunca y cuando entra va a pedir algo”, cuestiona.

- D’Elía se muestra confiado. Asegura que su figura está creciendo en las encuestas aunque él todavía no haya dicho que quiere ser candidato. “Si hubiera algún tipo de alianza con Samid y Ledesma, y Espinoza fuera el candidato del PJ, la hegemonía de Balestrini en La Matanza correría graves riesgos”, sostiene. Para el fundador de la Federación de Tierra y Vivienda, las prioridades de La Matanza pasan por la regularización dominial (en el distrito hay 193 villas y asentamientos), la crisis del sistema público de salud (“Tenemos el sistema colapsado. Están derivando a Mar del Plata a los agudos de materno-infantiles. Es una situación tremenda.”) y el problema de la droga y el paco: “Hay que crear una comisión antimafia para atacar al narcotráfico. Acá en Matanza se descubrieron dos cocinas de droga, una en Oro Verde y otra en Tablada”, denuncia el ex subsecretario de Tierras.

- Vecino histórico de La Matanza, Samid es conocido por sus emprendimientos económicos y por sus apariciones mediáticas. Propietario de una curtiembre, un frigorífico y una fábrica de zapatos, el empresario de la carne conoce mucho el distrito. Su propuesta tiene dos ejes: crear consejos vecinales rentados, donde se elija a diez vecinos para que determinen los problemas más urgentes de cada zona, y una insólita política de venta de carne a precios solidarios: “En este distrito hay 400 mil matanceros que ganan dos pesos por día. A esos matanceros les voy a vender carne de vaca, cerdo y cordero a cuatro pesos el kilo. Como cada novillo vale mil pesos, y por cada novillo yo hago veinte pares de zapatos con los que saco dos mil pesos, voy a la mitad de esa ganancia para comprar la vaca que vamos a poner a disposición de los que ganan 4 pesos por día”, explica a Página/12.

- Ledesma no es muy conocido para la gente, sí para Kirchner. Secretario de Acción Social de los Empleados de Comercio que dirige Armando Cavalieri, titular del gremio de Comercio de la zona oeste, es un histórico del peronismo matancero. Y, detalle no menor, fue uno de los primeros dirigentes bonaerenses en apoyar las aspiraciones presidenciales de Kirchner, en 2001. Pocos saben que es uno de los tres allegados al santacruceño que fue nombrado como asesor de la Presidencia (los otros son el médico Luis Buonomo y José “Pepe” Salvini). En tal condición ocupa un despacho en el primer piso de Balcarce 50.