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El Foro Social Mundial se toma un año de debate

Esta vez, el ramillete de movimientos sociales y partidos que nació en el 2001 en Porto Alegre no se reunirá. Habrá una jornada de resistencia.

 Por Eduardo Tagliaferro

Todos los fines de enero, en el exclusivo paisaje de Davos, Suiza, suele congregarse lo más representativo del poder económico y político del planeta. Por el Foro Económico Mundial desfilan desde magnates con inquietudes filantrópicas y sociales hasta presidentes que suelen ser examinados por los más emblemáticos inversores y hombres de negocios. En el 2001, se alzó en Brasil, en Porto Alegre, una tribuna que reunió a todos los excluidos de esas discusiones y a quienes suelen estar lejos de los centros de decisiones gubernamentales. La rivalidad comenzó en el mismo momento en que fue necesario nombrar a ese heterogéneo mosaico de organizaciones. Al finalizar la primera edición del evento antiglobalizador, los organizadores del Foro Social Mundial afirmaron: “No discutimos con Davos, nuestra lucha es contra el neoliberalismo”. Siete años después, el Foro Económico volverá a encontrarse en Suiza. Aunque convocó a una jornada de resistencia global para el 26 de enero, el Foro Social no se realizará. El próximo evento recién se concretará el 2009 en Belem, en la Amazonia de Brasil. No son pocos los debates y estrategias que dividen el amplio abanico de quienes se unificaron bajo la consigna “Otro Mundo es Posible”.

¿Tiene futuro la movida antiglobalizadora? ¿Cuál es el punto de unidad y las diferencias que tiene el ecléctico ramillete de movimientos sociales que se enfrentó a Davos? ¿Cónclave para el intercambio de experiencias o lugar en el que se articulan luchas anticapitalistas? ¿Cuál es la relación de las organizaciones populares con los partidos políticos y con los gobiernos que se proclaman progresistas? Son algunas de las preguntas que el Foro Social Mundial tiene pendientes.

“El Foro Social ha dado muchos frutos”, responde a este diario Beverly Keene, de Diálogo 2000-Jubileo Sur. En el repaso de las conquistas, Keene anota las luchas por el agua y contra el ALCA, como se denominó al área de libre comercio para las Américas, impulsado por los Estados Unidos. Muchos de los movimientos que forman parte del FSM son los que en el 2005, en Mar del Plata, participaron de la Cumbre de Los Pueblos, que concluyó con el acto en el que el presidente venezolano, Hugo Chávez, proclamó el entierro del ALCA.

“Luego de Mar del Plata, el Movimiento No al ALCA, pasó a llamarse Movimiento por la Soberanía e Integración de los Pueblos”, comenta a este diario Adrián Ruiz, miembro de la Secretaría para la Integración de América Latina de la Central de Trabajadores Argentinos, CTA. “Las organizaciones no son todas iguales. También hay un Norte y un Sur, en el espectro de los movimientos populares. Defender el espacio autónomo es uno de los debates pendientes”, puntualiza Ruiz.

Desde su creación, el FSM no tuvo lugar para los partidos políticos. A lo sumo convivió con un Foro de Parlamentarios como único espacio en el que debatían los dirigentes políticos. Esto no impidió que en el 2001, el FSM fuera una de las plataformas que Luiz Inácio Lula Da Silva utilizó para su campaña electoral. No se presentó en su calidad de candidato sino de dirigente social. El entonces presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, criticó al PT de Río Grande do Sul por el dinero que invirtió en el Foro. Lula tuvo una presentación estelar y recordó sus años de pobreza en Pernambuco. “Cuando me dicen que siempre hablo de las mismas cosas, respondo que si me hubiera olvidado de estos temas seguramente hoy sería presidente de la república”, dijo Lula en el 2001. Al año siguiente ya era presidente de Brasil y se presentó en el Foro para explicar por qué concurriría a Davos. Ese mismo año, el protagonismo político quedó definitivamente en manos de Hugo Chávez. Desde el 2002, fueron varios los encuentros regionales que tuvieron a Caracas como su principal sede.

“Es un momento de mucha confusión. En el interior del FSM se oscila entre el apoyo crítico a los gobiernos progresistas de América latina y la oposición frontal a los gobiernos que profundizan la concentración de la riqueza”, explica Keene. La discusión es mucho más compleja que la divisoria nunca clara entre progresistas y conservadores. “Algunas redes ven al Foro Social como un punto de encuentro, otras lo consideran un espacio de articulación política en todo el mundo”, explica Julio Gambina, del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Clacso. Para Gambina, el Foro abre la posibilidad de construir un sujeto mundial. Algo que ni siquiera se pudo imaginar cuando Carlos Marx y Federico Engels lanzaron la emblemática frase: “Proletarios del mundo uníos”.

Para Gambina se trata de salir de la resistencia para pasar a la acción y las propuestas. “La realidad de América latina refleja que muchos de los que fueron protagonistas en el 2001 hoy forman parte de los gobiernos de la región. Eso no quiere decir que no haya contradicciones. Venezuela propone construir el socialismo del siglo XXI. El Gobierno argentino se plantea reconstruir el capitalismo nacional. ¿El Banco del Sur, una herramienta para el desarrollo, qué tipo de sociedad ayudará a construir?”, se pregunta Gambina. Ese es uno de los dilemas que enfrenta el Foro Social. ¿Alcanza con oponerse al neoliberalismo o se trata de construir una sociedad que enfrente y supere al capitalismo?

“Algunas organizaciones se proponen combatir el trabajo en negro, como si no supieran que el trabajo en negro existirá mientras exista el capitalismo”, subraya Ruiz de la CTA. Más allá de que algunos gobiernos latinoamericanos provocaron una nueva contradicción dentro del FSM, lo cierto es que una de las grandes cachetadas que recibió el movimiento antiglobalizador fue no poder detener la invasión a Irak. A pesar de las masivas movilizaciones que dominaron las principales capitales del planeta, la agresión militar se impuso y con ello cuestionó la capacidad de los movimientos sociales para enfrentar a una superpotencia. Potencia que décadas atrás solo se detenía frente a la existencia de un bloque que reunía a muchos pueblos del mundo y que tenía una capacidad de fuego semejante.

Con sus limitaciones, el encuentro de estos movimientos sociales fue el único freno que tuvieron las políticas neoliberales de los años ’90. El próximo 26 de enero, estos mismos luchadores saldrán a las calles del planeta para reivindicar la resistencia global. Para volver a reunirse en un evento continental tendrán que esperar hasta el 2009. Allí podrán responder qué lejos o qué cerca está ese mundo distinto que comenzaron a dibujar en Porto Alegre, en el 2001.

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El 26 de enero se realizará una jornada de resistencia global. El foro se reunirá en el 2009.
 
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