EL PAíS › DOS ESPECIALISTAS ANALIZAN EL NUEVO PANORAMA MEDICO

Un falso positivo

Señalaron que el diagnóstico “definitivo siempre se hace a partir de la biopsia de la pieza” y que el pronóstico inicial “se considera como falso positivo”.

El diagnóstico erróneo que los especialistas habían hecho sobre la dolencia de la Presidenta generó ayer infinitos comentarios, sobre todo en las redes sociales, donde no faltaron reflexiones irónicas sobre el pronóstico inicial de cáncer de tiroides, descartado tras la extirpación y biopsia de esa glándula. El doctor Ricardo Kirchuk, director médico del Instituto de Oncología Doctor Angel Roffo que depende de la Universidad de Buenos Aires, minimizó ante la consulta de Página/12 el cambio de diagnóstico y explicó que “el definitivo siempre se hace a partir de la biopsia de la pieza, no con las células que surgen de la punción” (ver recuadro). El médico endocrinólogo Fabián Pitoia, jefe de la Sección Tiroides y Coordinador del Area Investigación de la División Endocrinología del Hospital de Clínicas, enmarcó el pronóstico inicial “dentro de las estadísticas que se consideran como falso positivo”, que en el caso del cáncer papilar oscilan entre un uno y un tres por ciento, aunque aclaró que en cualquier caso la intervención quirúrgica era inevitable.

A partir de un estudio de rutina que la presidenta Cristina Fernández se realizó el 22 de diciembre y de una serie de análisis posteriores, los responsables de la UMP Luis Buonomo y Marcelo Ballesteros informaron la detección de “un carcinoma papilar en el lóbulo derecho de la glándula tiroides”. Según el parte que leyó el vocero presidencial Alfredo Scoccimarro, los estudios habían confirmado “la ausencia de compromiso de los ganglios linfáticos y la inexistencia de metástasis”. Tras la extirpación de la glándula, el miércoles, y los estudios posteriores, “el estudio histopatológico definitivo constató la presencia de nódulos en ambos lóbulos de la glándula tiroides” pero “descartó la presencia de células cancerígenas, modificando el diagnóstico inicial”, explicaron ayer los facultativos. “La histología definitiva fue informada como ‘adenomas foliculares’”, leyó Sco-ccimarro, en referencia a uno de los tumores benignos más frecuentes en la tiroides.

Antes de explicar cómo se llegó al diagnóstico inicial de carcinoma papilar, que es un tipo de cáncer, el doctor Pitoia propuso examinar los posibles resultados de los análisis de células extraídas en una punción. “A partir de la punción del nódulo hay cuatro posibles diagnósticos. El primero es que sea (un tumor) benigno, es lo más frecuente. El segundo, que se vea una muestra indeterminada, es decir que el patólogo no pueda dar ningún informe a partir de lo que ve y necesite hacer una nueva punción. El tercero es que determine que es maligno, como ocurrió en este caso, que diagnosticó un cáncer papilar. Y el cuarto, lo que en teoría se debió haber informado, es una proliferación o neoplasia folicular, que significa que no se puede decir si es benigno o maligno hasta que no se conozca la anatomía patológica. Si es benigno se llamará adenoma folicular, si es maligno carcinoma folicular, pero para determinarlo tiene que ver el tumor entero, no sólo las células que se ven en la punción.

–¿Con el diagnóstico final puede decirse que el original fue erróneo?

–Ahora que se encontró un adenoma folicular puede decirse que el diagnóstico fue incorrecto, algo que en medicina se llama falso positivo. En el caso del cáncer papilar el porcentaje de posibilidades (de que el diagnóstico sea incorrecto) es muy bajo, oscila entre el uno y el tres por ciento. Es decir que fue incorrecto pero está dentro de las estadísticas que se consideran como falso positivo, bien porque se equivoca el patólogo o porque interpretó mal algunas características de las células. No se puede juzgar al patólogo porque esto forma parte de las estadísticas.

–Con un diagnóstico correcto ¿la operación era inevitable?

–La opción quirúrgica en ese caso (cuando no se puede determinar si el tumor es benigno o maligno) también hubiera sido la misma. Tanto con un diagnóstico de carcinoma papilar como de proliferación folicular se hubiera llegado a la cirugía. En el primer caso porque es un cáncer, en el segundo porque no hay certeza y existe una posibilidad del treinta por ciento de que el resultado sea maligno.

–¿Debe seguir la Presidenta algún tipo de tratamiento a partir de la extirpación de la glándula tiroides?

–No, solamente tomar la hormona que producía la tiroides extirpada. Como no tiene más la glándula necesita el reemplazo con la hormona tiroidea para reemplazar lo que ya no tiene, pero se evita (léase al no tener cáncer de tiroides) todo lo que sigue, que era el yodo radiactivo, los rastreos, seguimientos, etcétera. Termina siendo un resultado positivo pero con un impacto inicial bastante negativo por lo que implicó la noticia para el paciente, sobre todo tratándose de la Presidenta.

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El Hospital Austral, donde fue operada la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Imagen: Leandro Teysseire
 
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