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En la máquina de recaudar bonaerense, todo se paga

Por C. A.

Los hombres que miran con desconfianza al cronista, sentados en un bar del corazón del Tigre, tienen antigüedad en el rubro automotor como para dar cátedra sobre el oficio del desarme. Uno de ellos, el mayor, de unos cincuenta años, grueso y de cuello ancho, es dueño de varios desarmaderos en la zona norte. El otro, desgarbado, con las manos manchadas de duplicar autos, puede conseguir como intermediario cualquier parte, cualquier repuesto, de cualquier modelo. Los dos pagan por protección policial hace quince años, cuando comenzaron en el negocio. Conocen a cada policía de su jurisdicción. Y conocían, como a viejos amigos, a los policías acusados de sostener la red de desarmaderos más grande de la zona norte, aunque haya caído incompleta. “El desarmadero es indispensable para las cajas que abre la policía, todo lo que se mueve, paga”, sintetiza en un largo diálogo con Página/12 en el que describen punto por punto las trapisondas de la corporación mafiosa.
u Lavar un trucho: “Lo que se compra son los papeles de los autos que en la Fiscalía de Estado dan de baja. Lo que se obtiene es el ‘04’, un certificado de baja que inhabilita a un auto por siempre. Es por eso que se busca por modelos. Por ejemplo, si querés blanquear repuestos de Chevrolet Blazer, entonces con un certificado cubrís todo lo que tengas de ese modelo. Si tenés un desarme de cuatro Fiat Uno, lo mismo”.
u Los tubos más preciados: “Hoy con el hambre que hay lo más fácil es salir a buscar autos, los pibes lo hacen a cada rato. El que tiene garaje desarma y le vende al remisero. Pero el gran negocio es el equipo de gas. Nuevo vale dos lucas. Sale 3000 si es de inyección. En el diario lo ofrecen a 800. No hay un control estricto de los tubos y entonces vos creés que te lo venden a estrenar y es el que tuvo un taxi durante cuatro años, nada más que les ponen masilla. En cada prueba hidráulica, cada cuatro años, se le estampa el ultimo número. Pero cuando lo vuelven a pintar de amarillo lo liman y ponen que es nuevo”.
u Remiserías: “Suponete que tienen diez autos: cinco son mellizos y los otros cinco son plan caído. El plan caído es cuando vos sacaste un auto y no lo pagás más porque no querés y diste documentos truchos, o porque no podés, y entonces vendés el auto a 3 mil pesos para zafar algo de dinero. Tenés el título, la cédula verde y si está en el Veraz no importa, porque si pagás la coima nunca te van a revisar. La policía les cobra porque saben que son truchos. Cuando esos autos se rompen hay que conseguir repuestos, bueno, los tenemos nosotros”.
u La droga: “El de arriba es el narco, después está el pasador, que es como un enlace con el receptor y el kiosquero, que la vende al menudeo. El que está en el medio hace que el dealer nunca lo conozca al narco, es el enganche, el que compra un kilo y hace de eso tres, es el que la corta. La droga es lo que motiva la vieja interna de halcones y palomas de la Bonaerense. Las palomas prefieren cuidar los negocios clásicos. Los halcones dicen si existe el narcotráfico, cobremos también ahí. Cada tanto tienen que entregar un par de kilos para quedar bien, entonces piden que pongan dos kilos de la mala, y hacen caer a un incauto en moto. Llevá este paquete, le dicen, y la pobre mula cae de regalo”.
u Juegos: “Ahora además de la quiniela clandestina y los garitos tarifan también las maquinitas que hay en los bares o los kioscos con caballos de carrera, por ejemplo. Son 30 pesos fijos y 5 por maquinita”.
u Motitos: “En las pizzerías y todos los comercios que tienen delivery no pueden sostener motos nuevas, así que son todas robadas, sin papeles. Además como te las roban enseguida no podés tener una ilegal, es preferible comprar una por 150 pesos”.
u Prostitución: “Cobran por la callejera, la telefónica, la parada fija, y en los cabarets cobran por cada chica”.
u Pedigüeños: “Lo otro es que la cana te pide y te pide, porque si es para los patrulleros de ellos necesitan desde las gomas. No tienen y vienen amanguear. Porque, por ejemplo, si hacen la guita para arreglar los patrulleros en una colecta entre los vecinos o los comerciantes, al final se lo lleva el comisario: todo lo vivo –el dinero efectivo– se lo lleva el taquero. No falta el que aparece con que el cuñado se compró un chocadito. A veces se me ofenden y me dicen: ‘¿qué te ponés la gorra conmigo?’ A veces te inventan que es para regalarle a un familiar y en realidad es para vendérselo a otro y sacar unos pesos”.
u Grúa por repuestos: “La otra es que si vos venís de bailar y te chocás con otro, la policía no tiene grúa, ni tiene plata para pagarla. Entonces al de la grúa lo hacen llevar el auto y como no tienen la plata le pagan con repuestos de los mismos autos”.
u Inspeccionados: “Las inspecciones se hacen igual, lo que pasa es que te avisan y podés acomodar. Conozco a un desarmador que se hizo rico acumulando durante años. Llegó a tener tal cantidad de mercadería robada que cuando el comisario vio lo que tenía, lo hizo vender y trasladar. Estuvo una noche y un día sacando partes. Al fiscal, que no entiende nada, la policía le dice que es imposible comprobar si lo que está ahí es robado y no pasa nada”.

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