EL PAíS › EL SISTEMA ENERGETICO SEGUIRA BAJO TENSION

Después del frío, el calor

 Por Cledis Candelaresi

Aun cuando la ola polar se vaya para no volver, la escasez de energía que el frío hizo patente seguirá causando desvelos, tanto por el imparable crecimiento de la demanda en todos los segmentos de usuarios como por la imposibilidad de aumentar la oferta al ritmo que sería necesario para atenderla. El déficit eléctrico que está forzando restricciones a la industria este invierno será el mismo cuando en el verano las temperaturas superen los 25 grados.

Los registros de Cammesa dan una pauta de ese punto de contacto entre los días gélidos y los tórridos. El 14 de junio fue el día hábil de mayor consumo del año registrado hasta ahora: en esa jornada se demandaron 18.345 mega, contra los 17.300 que produjo la generación trabajando a full y a pesar de que ya estaban vigentes las restricciones a los grandes usuarios. La necesidad de calefaccionarse y de disponer de más luz en jornadas más cortas, sumada a los requerimientos de la producción, explica el pico.

Pero el 18 de abril pasado, con 27 grados de temperatura, la potencia consumida en todo el sistema nacional llegó a los 17.881 mega, cerca de aquella jornada helada y un poco por encima de lo que puede ofrecer la generación a pleno con la infraestructura actual. Si la industria sigue en auge, tanto como la venta de aparatos de aire acondicionado, no hay dudas de que en las jornadas estivales se puede vivir otra coyuntura crítica.

La brecha entre lo que produce el conjunto de usinas y lo que se necesita realmente hasta ahora se cubrió con importación, pero éste es un recurso limitado por varias razones. Si en los próximos días salieran del circuito las hidroeléctricas Pichi Picún Leufú y Piedra del Aguila por falta de agua, el déficit sería aún mayor: son dos piezas claves de la cuenca del Comahue, que produce el equivalente a la mitad de toda la electricidad de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.

Otro dato relevante es que hasta después del verano no estarán en funcionamiento ninguna de las dos centrales de ciclo combinado planificadas, San Martín y Belgrano, y difícilmente para entonces se haya cumplido la promesa de aumentar la capacidad operativa de Yacyretá. Si ese bache entre lo que se genera y lo que requiere se agranda es imposible cubrirlo sin restricciones al consumo.

Por ahora, hay pocas perspectivas de aumentar la oferta en el corto plazo y nada que desaliente una demanda que crece sin parar. En 2001, el pico de consumo apenas superaba los 14 mil mega, un 76 por ciento del record actual. Según datos de Asociación de Distribuidores de Energía Eléctrica y la administradora del mercado eléctrico mayorista (Cammesa), en un mes frío como mayo los residenciales y las industrias se disputaron el liderazgo en esa carrera, con subas en su consumo del 15 y 12 por ciento, respectivamente. Con un más modesto 2 por ciento se ubica el alumbrado público.

En un cuadro invernal, el grueso de la electricidad despachada se dirige a las casas de familia, que en conjunto capturan algo más del 36 por ciento de toda la energía suministrada por el sistema. Por esa razón, las empresas del área como los consultores ligados al tema postulan que es imposible sustraer a esos usuarios aunque sea de un plan de ahorro obligado, quizá con penalidades mucho más severas que las que impone el Puree, para evitar así los cortes.

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