ESPECTáCULOS › LA FACCION EJERCITO ROJO, EN OTRO FILM POLEMICO

Una ficción sobre el terror

En “Baader”, Christopher Roth toma un tema que aún hoy levanta polvareda, con un toque revisionista. “The Royal Tenembaums” y “Lundi matin”, por su parte, se encargaron de la nota relajada.

 Por Luciano Monteagudo

“La policía quiere convertir una situación política en una cuestión militar”, se queja amargamente el terrorista Andreas Baader en el film que lleva su nombre. Baader vino a ocupar, en la competencia de la Berlinale, el lugar que hasta ahora parecía tener reservado solamente Amen: el de la polémica. Si el film de Constantin Costa-Gavras –y particularmente su afiche, que mezcla la cruz cristiana con la esvástica– trae a la memoria el silencio cómplice del Vaticano frente al exterminio del pueblo judío a manos de los nazis, Baader recuerda con ira la figura de uno de los fundadores de la Facción Ejército Rojo (RAF), el pequeño grupo armado que a comienzos de los años ‘70 fue capaz de poner en jaque al Estado alemán.
Esa época parece estar en un profundo proceso de revisión, al menos por parte del cine local. La leyenda de Rita, de Volker Schlöndorff, y La seguridad interior, de Christian Petzold (conocidas en Buenos Aires el año pasado, en el Festival de Cine Independiente y en la semana del nuevo cine alemán), elegían trabajar el tema a partir de personajes de ficción, inspirados en casos reales. Baader, en cambio, como indica su título, prefiere nombres y apellidos: Andreas Baader, Ulrike Meinhoff, Gudrun Ensslin, los líderes más notorios del RAF. Lo que la crítica y el periodismo local le cuestionan al film de Christopher Roth es que, habiendo tomado figuras tan conocidas, se haya permitido semejantes libertades, especialmente hacia el final, cuando Baader cae –en cámara lenta, a la manera de Bonnie & Clyde– acribillado a balazos en un suburbio de Frankfurt, en mayo de 1972. “Es un film de ficción, no un documental”, se defendió en la agitada conferencia de prensa el director (que cuando murió Baader tenía 8 años). Pero no por ello Roth dejó de citar una entrevista publicada ayer por el periódico Die Tageszeitung, en la que Daniel Cohen-Bendit –figura emblemática del Mayo Francés del ‘68, que conoció en París a Baader y sus amigos– le da su bendición política, como testigo de la época.
Lo que Baader tiene de mayor interés, sin embargo, es un personaje ficticio, el jefe de la policía secreta (interpretado por el veterano Vadim Glowna), un miembro del partido socialista SPD que se plantea un enfrentamiento dialéctico con su antagonista. Es así como ambos descubren que se necesitan mutuamente: Baader para profundizar la brecha de su grupo con el sistema, y el policía como una manera de militarizar el Estado.
Lejos, muy lejos de estas preocupaciones, dos films excéntricos le dieron a la competencia una necesaria bocanada de aire fresco. The Royal Tenembaums, de Wes Anderson, es una comedia extravagante, pletórica de personajes bizarros, que le permite un lucimiento muy especial a un elenco también fuera de norma: Gene Hackman, Anjelica Huston, Gwyneth Paltrow, Ben Stiller, Danny Glover, Seymour Cassel y Bill Murray. Como en su film anterior, Rushmore (en la Argentina se conoció como Tres es multitud), aquí también Anderson construye un pequeño mundo desplazado de su eje, en este caso una familia de genios desperdiciados, gente que alguna vez alcanzó la cumbre en lo suyo –el teatro, el tenis, las finanzas– y luego prefirió abandonarse al paso del tiempo.
Una decisión similar es la que toma Vincent, el protagonista de Lundi matin (Lunes por la mañana), otra deliciosa viñeta de Otar Ioselliani, después de Hogar, dulce hogar, estrenada en la Argentina a fines del año pasado. El director georgiano (radicado en París desde 1980, cuando la censura de la ex Unión Soviética lo empujó a probar suerte fuera de su país) propone la pequeña fábula de un hombre cansado de la triste rutina de cada día, que tiene de pronto la oportunidad de viajar a Venecia y no la desaprovecha, dejando todo atrás: trabajo, casa, familia. No hay nada dramático, sin embargo, en el film de Ioselliani, que es todo celebración: del ocio, el sol, el vino y la amistad. De hecho, la forma del filmresponde a su contenido. Lundi matin discurre con la misma libertad y la misma calma con que Vincent (interpretado por Jacques Bidou, un reconocido productor de documentales) encara su nueva vida. Es difícil saber, en una competencia tan despareja, si esta película de Ioselliani se llevará alguno de los premios principales de la Berlinale, que culmina mañana. Pero sería toda una injusticia si el jurado oficial –que preside la directora hindú Mira Nair e integra, entre otros, la argentina Lucrecia Martel– no tuviera en cuenta al film más personal y desprejuiciado del certamen.

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Roth fue cuestionado por tomarse ciertas libertades en el retrato de los guerrilleros alemanes.
“Es un film de ficción, no un documental”, se defendió el director en una agitada conferencia de prensa.
 
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