ESPECTáCULOS › OPINION

Canal 7 y su razón de ser

 Por Julio Nudler

Noches pasadas, barajando algunos CDs apilados al azar en mi escritorio, me surgió una pregunta: ¿por qué ninguno de estos magníficos músicos argentinos tiene cabida en la televisión comercial? ¿Y no sería entonces reparador y estupendo que los acoja Canal 7, aplicando sólo el riguroso y ecuánime filtro de la calidad? Problema de presupuesto no debería plantear porque esos valiosos artistas son extremadamente humildes y generosos con su talento. Sería una manera insuperable de sembrar y reproducir cultura en todo el país de modo democrático y gratuito.
Escucho los últimos discos de Marcelo Nisinman, genial bandoneonista y arreglador, y pienso que a todos los fascinaría verlo en la pantalla de Canal 7. ¿Por qué no la llevarán a cantar a Victoria Morán ni a Lorena Astudillo, por qué no están ni Lilian Saba ni el quinteto La Camorra, por qué no hay lugar para Guillermo Bazzola y Ernesto Jodos, para Pablo Tozzi, para Bardos Cadeneros ni para tantos otros (perdón por omitirlos aquí) que en todos los géneros musicales, en la lírica, en la música clásica como en el teatro o en la danza expresan el talento artístico del país. Alguien dirá ¿y a ésos quién los conoce? Precisamente: lo que se espera del Estado es que los ayude a ser conocidos porque merece la pena en un país que vuelve a interesarse por la educación, la ciencia, la cultura. ¿Que no tendrán rating? Eso se verá, quizás ocurra lo contrario, fuera de que el rating no debe ser la obsesión de una emisora pública, cuya razón de ser es la excelencia y la diferenciación.
¿No podrían realizarse ciclos extraordinarios, como fue Cosa Juzgada, que hizo el grupo de David Stivel? Aún se recuerdan las magníficas puestas televisivas de Los días de Julián Bisbal, de Roberto Cossa, o El partener, de Mauricio Kartun, o La malasangre, de Griselda Gambaro, apenas unos ejemplos entre muchos. ¿Será mucho pedir Te digo más, de Roberto Fontanarrosa, con Manuel Vicente y Pablo Brichta, por citar un caso de éxito asegurado? ¿Por qué no ofrecer a Salvador Sammaritano que reponga su Cineclub, que permitiría ver películas sólo hallables hoy en el canal Europa, Europa, pero pagando y no en todas partes? Con una salvedad: los films no deben sufrir interrupciones, como bien plantea Julio Bárbaro. Tampoco en el actual programa de Carlos Morelli, con cortes para autoanuncios que rompen el clima necesario. Programas como el de Adrián Paenza sobre ciencia son evidencia de lo mucho y bueno que puede darnos Canal 7, sólo Canal 7.

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