ESPECTáCULOS › UN FILM TRISTE, PERO ESPERANZADO

Los interrogantes como forma de vida

Por Martín Perez

Como no podía ser de otra manera, una película como En la ciudad comienza despertándose, acompañando cuatro amaneceres en cuatro departamentos diferentes. Uno con toda la familia sentada a la mesa, lista para comenzar un día como cualquiera. Otro con el marido partiendo a trabajar y su mujer aún en la cama. Otro con una mujer sin saber qué más hacer para recibir a su nuevo amor, que está por salir de la ducha para desayunar. Y otro en el que un hombre despierta a la joven que yace a su lado y ella le pregunta: “¿Qué, ya quieres que me vaya?”. Cuatro despertares para una sola trama, en la que estas cuatro historias, las de seis amigos y amigas –dos parejas y dos que están solteros– que viven vidas de ciudad de comienzos del nuevo siglo, vidas silenciosas e inseguras, llenas de dudas, secretos y miedos. Vidas tan vivas como las de cualquiera, digamos.
Así como en su primera película en solitario, la encantadora Krámpack, el director Cesc Gay regalaba una deliciosa historia de iniciación, En la ciudad se diría que es un relato múltiple y coral de antiiniciación. Porque lo que parece estar contando al recorrer esta pequeña historia protagonizada por adultos que andan por los treintitantos, es que no se aprende a vivir sino que simplemente se vive. Y eso es lo que hacen Irene y Manu, que desayunan juntos y totalmente despiertos; Sara durmiendo despreocupadamente mientras Mario se prepara para irse; Sofía nerviosa ante su nuevo amante, del que ya se siente excesivamente cercana, y Tomás, que no sabe si debe o no despertar a su amor adolescente. Tomándose todo el tiempo del mundo, sin apurar ni llenar de parlamentos a sus personajes, la película de Cesc Gay irá desplegando sus amores y desamores, que incluyen terceros en discordia, muchos silencios y también resignaciones, descubrimientos y desencuentros.
“Una pequeña película triste.” Así es como el director se ha atrevido a definir a En la ciudad, y esa definición es sólo el comienzo de una apropiada descripción para una película que sabe lo que quiere, pero con personajes generosamente llenos de dudas, y cuyo guión tiene la rara virtud de dejarlos pensar en cámara. Contando sus historias de ciudad, en cuyas esquinas no pueden evitar cruzarse todo el tiempo con su pasado o con el que tal vez sea su futuro, así como Woody Allen en sus películas neoyorquinas hace que sus personajes hablen todo el tiempo, en las películas de Gay los personajes hablan lo justo y necesario. No deja de sorprender que, mientras en Krámpack el mundo adulto les daba sólo certezas a los jóvenes que recibía en su seno, aquí esas certezas brillan por su ausencia. O por sus pies de barro. Siguen estando ahí, como las certezas de lo correcto. Pero también hay algo más: las dudas del deseo.
Sin exabruptos, pero con una hábil generosidad narrativa, las historias de los personajes de En la ciudad nunca serán lo que parecen, pero tampoco celebrarán semejantes claroscuros. Son lo que son, simplemente. Historias de treintañeros que aún no han aprendido a vivir, pero que saben vivir juntos. Como en Krámpack, la familia es la que se forma con los amigos. Son ellos los que invitan a la vida. Y, también como en la anterior película de Gay, las deliciosas actuaciones de unos actores siempre sobrios antes que sobreactuados (en su mayoría rostros desconocidos para el espectador ajeno a la escena dramática española, salvo por un fugaz personaje de Leonor Walting) son las que dan forma a una película triste, sí, pero esperanzada. Al menos en lo que hace a su sinceridad narrativa y en la búsqueda de sus personajes, que no hacen más que dudar y estar vivos. Y esperanzada, también, gracias a la ternura que transmite esa familia ciudadana que han armado más allá de los lazos de sangre.

EN LA CIUDAD
España, 2003.

Dirección: Cesc Gay.

Guión: C. Gay y Tomás Aragay.

Fotografía: Andreu Rebés.

Edición: Frank Gutiérrez.

Música: Joan Díaz y Jordi Prats.

Intérpretes: Mónica López, Eduard Fernández, María Pujalte, Alex Brendemül, Vicenta N’Dongo, Chisco Amado, Miranda Makaroff, Leonor Walting, Aurea Márquez, Jordi Sánchez, Carmen Plá, Eric Bonicatto, Pere Arquillué, Daniela Romero, Bruno Muñoz y otros.

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Leonor Walting, única cara conocida de un elenco efectivo.
 
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