“Hay mucha gente que se sintió ofendida o indignada porque el papa Francisco va a recibir a Hebe de Bonafini”, se queja en su Facebook el jefe de Gabinete, Marcos Peña, como si fuera uno de esos indignados. “Lo entiendo –agrega–. No conozco personalmente a Bonafini, pero es difícil encontrar otro argentino que haya sido tan agresivo y ofensivo contra todo aquel que pensara distinto a ella. Y muchos sienten que son demasiados gestos para un lado y pocos para el otro”. Peña equipara esta visita con la que realizó el papa Juan Pablo II “a quien lo intentó matar”, o con las que mantuvo Mandela “con los que lo tuvieron preso y mataron a su gente durante décadas”. Curiosa comparación. Para el indignado Peña, contra toda evidencia, Hebe no es una dirigente de derechos humanos reconocida mundialmente, sino una asesina probada.