SOCIEDAD › SE EXTIENDEN LOS CASOS DE TUBERCULOSIS MULTIRRESISTENTE

Epidemia sin distinción de clases

La interrupción de los tratamientos genera cepas más virulentas, que se difunden entre personas de cualquier condición social.

 Por Pedro Lipcovich

Supongamos una enfermedad que fuese la cruz pero también la venganza de los pobres. Una enfermedad que, propiciada por la miseria, se contagiara fácilmente a las clases medias –por la respiración, en los colectivos– y a los ricos –en los aviones, aun en primera clase–; una enfermedad sin vacuna efectiva. Ese castigo existe, está entre nosotros y se llama tuberculosis multirresistente. Un informe científico –que Página/12 anticipa en esta nota– advierte sobre el desarrollo de la cepa “M”, propia de la Argentina y especialmente virulenta. Un destacado especialista señala su extensión a sectores sociales que se creían libres del mal. Muchos tuberculosos no se curan porque, aunque los medicamentos se entregan gratis –y también con esto hay problemas–, quienes pueden viajar al hospital para recibirlos son privilegiados entre los pobres. Los que no pueden pagarse el boleto siguen enfermos y su respiración difunde en la comunidad millones de bacilos patógenos por día. La interrupción de los tratamientos genera cepas multirresistentes, que a su vez se difunden entre la población general. De todos modos, aunque la causa sea la miseria, la crisis económica no justifica la gravedad del cuadro: “Para resolver el problema no hace falta más dinero, sino una ajustada organización sanitaria que permita detectar los casos y supervisar, para cada uno de ellos, que se cumpla el tratamiento”, destacó un experto.
“La tuberculosis multirresistente ha pasado a la población en general, y ya estamos en presencia de ‘microepidemias’, donde cada enfermo va diseminando la nueva forma del mal”, denunció Luis González Montaner, profesor honorario en la UBA y ex jefe de tisioneumonología del Hospital Muñiz.
Domingo Palmero –consultor de la OMS en tuberculosis multirresistente y especialista del Muñiz– precisó el alerta al anticipar las conclusiones que se presentarán en octubre, en el Congreso Argentino de Medicina Respiratoria: “Registramos en personas sin VIH la difusión de cepas multirresistentes, que primero se limitaban a la población con sida. Esto es gravísimo”, advirtió.
Es tan grave porque “en la mitad de los casos estudiados, el bacilo pertenece a la cepa ‘M’ (así llamada porque fue aislada en el Muñiz): la virulencia de esta cepa, o sea su capacidad para provocar la enfermedad, supera a la de la mayoría de las cepas multirresistentes”, advirtió Palmero.
La “multirresistencia” se produce cuando una cepa del bacilo de Koch, causante de la tuberculosis, ha dejado de ser sensible a los dos principales medicamentos que se usan contra la enfermedad, que son la rifampicina y la isoniacida. Cuando esto sucede, la enfermedad todavía puede tratarse pero la curación es más difícil, más costosa y deja como saldo lesiones más serias.
La causa de la multirresistencia son los tratamientos a medias. Los medicamentos se entregan gratuitamente (aunque “cada vez es más difícil conseguirlos”, puntualizó Palmero), pero eso no alcanza.
Eduardo Rubinstein, coordinador de adolescencia en el Hospital Muñiz, testimonió que “muchos pacientes se quedan sin dinero para viajar: a menudo vienen del conurbano, y el viaje del chico y el adulto que lo acompañe cuesta seis o siete pesos; entonces, pasan varios días sin medicación, después vuelven a tomarla, y eso causa la multirresistencia”.
En cualquier caso, “las lesiones que encontramos en los adolescentes son más graves porque, por falta de medios, los pacientes consultan más tarde que antes”.
Pero no sólo los pobres: “Hay un aumento de pacientes tuberculosos en la consulta privada, lo cual señala que la enfermedad se está difundiendo en estratos sociales más altos”, señaló González Montaner.
El especialista aportó un ejemplo: “Atiendo en mi consultorio pacientes del Barrio Norte, con meningitistuberculosa tardíamente diagnosticada”. La tuberculosis se transmite por vía respiratoria. “Cada paciente difunde más de cinco millones de bacilos por día, contenidos en microgotitas que se expelen al toser”, precisó el especialista.
Ningún experto duda de que la crisis socioeconómica precipitó la emergencia de esta enfermedad, pero ninguno cree que, para encararla, haya que esperar a que termine la crisis: “Lo que hace falta no es poner mucha plata sino ponerse las pilas”, resume Palmero.
La receta es simple y se llama tratamiento supervisado: “Mediante el servicio social o instituciones barriales, acercarse a cada paciente para darle la medicación y verificar que la tome”, explica Rubinstein.
Palmero destaca que “los recursos existen, lo que hace falta es un esfuerzo de organización: la Argentina tiene una red importante de prestadores de salud, pero está bajo distintas jurisdicciones provinciales o municipales. Chile, en cambio, desde la década del ‘40 tiene un programa unificado, y funciona”. En ese país, los casos nuevos de tuberculosis cayeron a 20 por cada cien mil habitantes; en la Argentina, son 31,8 por cien mil, según los últimos datos, de 2000.

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“Estamos en presencia de microepidemias”, denunció el tisioneumonólogo Luis González Montaner.
Según el especialista, esto significa que “cada enfermo va diseminando la nueva forma del mal”.
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