SOCIEDAD › EL GOBIERNO PORTEñO CONFIRMó QUE EL COMPLEJO PUERTO PIBES SERá DESACTIVADO

Adiós chicos, bienvenidos policías

 Por Emilio Ruchansky

Luego de que Página/12 revelara la inquietante presencia de 30 uniformados en el complejo Puerto Pibes, un predio para alojar y recrear a jóvenes marginados, ayer la Dirección de la Niñez porteña, de la que depende el lugar, confirmó que las actividades para los chicos serán mudadas a otro predio en el sur de la ciudad. El hogar será destinado a la nueva policía de la ciudad, aunque ningún funcionario del área de Seguridad lo oficializó. Dos legisladores porteños comprobaron que los uniformados ocuparon Puerto Pibes de forma irregular. Y que, además, se pasean portando armas en el mismo parque donde los chicos de un colegio disfrutan del recreo.

La legisladora porteña Liliana Parada le contó a este diario que ayer, mientras estacionaba su auto en Puerto Pibes, un uniformado se acercó para indicarle que “ahí estaciona el comisario”. “¿Y dónde está la comisaría?”, retrucó Parada. El uniformado, según la legisladora, le respondió que eran de la custodia personal del jefe de gobierno porteño. “Hablé con alguien que dijo llamarse Ferrón, que me dijo que estaban ahí por orden del ministro de Seguridad. Incluso me dijo que lo llamara al ministro (Guillermo Montenegro). Después le pedí la resolución que lo habilita a estar ahí y no la tenía. Me dijo que estaba todo en trámite”, recordó Parada. La legisladora llamó a Montenegro, pero el ministro no le respondió.

Un día antes pasó por el lugar el director de la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura porteña, Carlos Pisoni. No estaba Ferrón pero fue recibido por “un tal Subiza” y comprobó lo mismo que Parada: “No tienen ninguna documentación, es todo de palabra”. El legislador habló con los pocos empleados que quedan en Puerto Pibes, luego de que los programas que se desarrollaban en ese predio desaparecieran casi por completo en el último año y medio. “Lo más preocupante, según me contaron algunos empleados, es que estos hombres andan armados por el jardín o por el patio del colegio”, dijo Pisoni.

Otro de los puntos que más entristecía al personal de Puerto Pibes es que ese lugar, símbolo de inclusión social, lo usen ahora las futuras fuerzas policiales. El legislador Juan Cabandié (FpV) se explayó ayer sobre este punto: “Esto deja en evidencia, otra vez más, cuál es el pensamiento profundo de Macri con respecto a la inseguridad. En vez de fomentar los programas de inclusión social y educativos para los jóvenes, los destierra para dar lugar a más policías. No trabaja en la inclusión y la prevención, sino directamente en la represión”.

Ayer desde el Ministerio de Desarrollo Social, del que depende la Dirección de la Niñez, se emitió un breve comunicado donde aseguran que se “trasladará próximamente las actividades y los programas sociales destinados a niños, niñas y adolescentes que se venían desarrollando en el predio denominado ‘Puerto Pibes’ a un sector del Parque de la Ciudad, que reúne condiciones y características equivalentes al anterior”.

El siguiente párrafo explica que el traslado “se debe a que el nuevo lugar se encuentra en el sur de la ciudad y, por lo tanto, es más conveniente para los destinatarios de los programas, ya que éstos provienen en su mayoría de barrios cercanos al mismo”. Puerto Pibes queda en avenida Intendente Cantilo y La Pampa, cerca del Parque Norte en los Bosques de Palermo y muchos de los chicos que concurren son de la Villa 31, en el vecino barrio de Retiro.

Pisoni ya presentó un proyecto de resolución que intima al gobierno porteño a dar explicaciones sobre el futuro uso del predio en el término de 20 días. Uno de los puntos dice: “Indique los motivos por los cuales ya no funcionan en el predio ocho de los nueve programas que sostenía allí la Dirección de Niñez porteña y los motivos por los cuales desaparecieron 90 de las 120 camas que allí había”. Otro punto exige al Ejecutivo que elabore “una lista de los efectivos policiales que en la actualidad operan en el predio e indique cuáles están armados”.

En los fundamentos del texto se advierte: “La presencia de personas armadas torna inviable las actividades con niños y adolescentes. No sólo por el peligro potencial de que se descargue algún arma, sino también porque la mera exhibición de armas es un espectáculo violento para los niños. Implica la legitimación y el fomento del uso de las armas, en la medida en que las mismas, y quienes las detentan, comparten los espacios de recreación y aprendizaje de los chicos”.

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