SOCIEDAD › LAS HIPOTESIS EN LA DESAPARICION DE LA FAMILIA SE CENTRAN EN EL MARIDO

Todas las dudas sobre Pomar

Desde una fuga por posibles motivos económicos o judiciales hasta problemas intrafamiliares: los investigadores sospechan que el hombre es clave en la desaparición de la familia. Rastrillan lagunas y lagos de la provincia.

“El centro es él”, coincidieron ayer los investigadores que siguen el rastro de la familia Pomar. “El” no es otro que Luis Fernando Pomar, de 40 años, al volante del auto en el que viajaban su esposa, Gabriela Cristina Viagrán, de 36, y las dos hijas de ambos, de 3 y 6. Con el paso de los días, entre las hipótesis policiales se menciona un posible “ocultamiento” y las sospechas convierten al padre de la familia en un ser complejo, “un loquito”, como solían llamarlo sus vecinos, que podría haber decidido “borrarse” por motivos económicos o judiciales. Mientras la policía sigue con los rastrillajes, se intensifican los controles vehiculares en los accesos a distintas ciudades bonaerenses. Aunque hay esperanza de encontrarlos vivos, la búsqueda ya incluye las profundidades de algunas lagunas de la provincia.

“Revisamos todos los alrededores de la rutas 7, 5, 6, 41, 32. Y lo hicimos varias veces. También se verificó la zona de la laguna de Gómez y los espejos de agua porque no descartamos ninguna hipótesis. Salvo la de un delito doloso por parte de terceras personas”, dijo a este diario uno de los principales investigadores del caso. Hoy se cumplen dos semanas desde que la familia partió en un Fiat Duna Weekend rojo, dejando su casa en José Mármol para ir Pergamino.

Salvo la imagen de video de Pomar en un peaje de la ruta 7, registrada el 14 de noviembre pasado, no hay otros indicios de vida. Ayer circuló la versión, en boca de fuentes policiales, de que el teléfono celular de uno de los miembros del matrimonio se activó en la ciudad de Chivilcoy cinco días después de la desaparición, aparentemente, con el fin de revisar los mensajes de voz. El ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, y la fiscal del caso, Karina Pollice, negaron categóricamente esta información.

Según pudo saber ese diario, Pomar registra algún antecedente de violencia familiar, no física sino verbal, y se especula –de momento sin muchas pistas– que podría haber secuestrado a los suyos para esconder algún problema intrafamiliar. “Estaba yendo a una terapia de pareja que terminó siendo terapia familiar”, reconoció el investigador. De hecho, la policía está buscando al terapeuta. Su mujer no tendría, en principio, motivos para ocultarse. Tiene otro hijo de un matrimonio anterior, de 13 años, a quien ve a menudo.

“¿Qué saben de las supuestas deudas?”, preguntó Página/12 al investigador. “Tenía algunas deudas, pero son cosas normales, nada grave”, respondió. Pomar había perdido seis meses atrás su trabajo como técnico verificador de etiquetas en la empresa De Marchi, pero mantenía a la familia con ahorros y algunas changas (según trascendió, diseñó algunas etiquetas para botellas de vino de marcas mendocinas). Había recibido, como indemnización, 65 mil pesos. Cincuenta mil habrían sido depositados en un plazo fijo. Además, su familia lo ayudaba económicamente. El motivo del viaje que emprendió junto a su familia a Pergamino era visitar parientes, pero también asistir a una entrevista de trabajo.

La situación financiera de la familia Pomar fue una de las primeras líneas de investigación y continúa siéndolo. El jueves pasado, la Delegación Departamental de Junín fue hasta la casa del matrimonio para llevarse la computadora en busca de pistas en este sentido. Los Pomar habían sacado un crédito para comprar la casa en la que vivían y pagaban a término, casi religiosamente.

Ayer la fiscal Pollice contó que “la investigación está muy avanzada”, aunque luego aclaró: “Por el momento no hemos obtenido los resultados buscados”. También dijo que se registraron más de cien llamados al 911 y que todos ellos “fueron debidamente chequeados”. Por otra parte, en su fiscalía aún aguardaban informes bancarios para saber si existieron movimientos en las cuentas de la familia.

Por otro lado, un vecino de la localidad bonaerense de Florentino Ameghino aseguró a la policía haber visto a los Pomar en un centro comercial de la zona. Mario Sierra, padre del testigo, relató que su hijo vio a los cuatro miembros de la familia caminar por ese lugar de manera tranquila y sin advertir ninguna “situación rara”. Lo que los investigadores no quisieron decir al respecto es la fecha en la que este testigo los habría reconocido.

Mientras tanto continúan los rastrillajes a los que, según fuentes policiales, se sumaron los municipios de las distintas ciudades cercanas a Pergamino, que aportaron sus vehículos cuatro por cuatro y camionetas para recorrer caminos rurales. “Se hacen recorridos terrestres por intermedio de Caballería e Infantería, así como también sobrevuelos de caminos, campos, lagunas, arroyos y espejos de agua”, insistió anoche un jefe policial.

Los voceros de la Jefatura Departamental de Pergamino aseguraron que desde ayer a la mañana se realizan operativos de control vehículo por vehículo en los caminos de acceso a las distintas ciudades cercanas a Pergamino, entre ellas Salto, Colón, Rojas y Arrecifes. Por ahora, las últimas señales de vida siguen siendo los videos de seguridad del peaje y un mensaje de texto que Pomar envió a sus parientes para avisar que en dos horas llegaría a destino. Luego, los celulares quedaron cerrados.

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Salvo la imagen de video de Pomar en un peaje de la ruta 7, no hay otros indicios de vida.
 
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