SOCIEDAD › ENFRENTAMIENTO E INMOVILISMO EN EL CASO GARCIA BELSUNCE

Una guerra en la investigación

La policía insiste con las detenciones: cree que ya hay suficientes datos para ir por el marido de María Marta, su cuñado, y el primer médico que llegó al country. Para la Policía Judicial faltan pruebas. Y el fiscal lo rechaza. Ahora la policía se limita a observar.

Por Horacio Cecchi y Raúl Kollmann

Una cruda interna se desató en caso de García Belsunce. En realidad no se trata de una interna familiar sino de los investigadores, que se disputan palmo a palmo la resolución del caso. Por un lado, los hombres de la Policía Judicial, convocados al escenario del country 45 días después de cometido el crimen y, por el otro, los de la Bonaerense, que tuvieron una participación casi desde el inicio, pero empañada por los encubrimientos familiares. A la cabeza de la investigación se encuentra el fiscal de Pilar, Diego Molina Pico, quien hasta el momento no decidió realizar detenciones, como sostienen que debería hacer los de la Bonaerense. “La Bonaerense no es quien para pedir detenciones”, sostienen por un lado. El fiscal espera recibir pruebas periciales, que corren por cuenta de los hombres de la Judicial. Entretanto, la Bonaerense propone las detenciones de Carlos Carrascosa, marido de María Marta, y su cuñado Guillermo Bártoli. “Sobran pruebas del encubrimiento”, sostienen. Del lado de la Bonaerense, admiten que el clima no es el mejor, que están dispuestos a lo que el fiscal ordene, pero por lo bajo reconocen que trabajan “sin iniciativa”, y están a la espera de que todas las ideas las ponga la fiscalía. “Nosotros ya hicimos lo nuestro”, aseguran. Lo cierto es que la interna alimenta el enigma del caso. Y su silencio.
Igual que en la previa navideña, el lunes pasado Degastaldi mantuvo una reunión de alrededor de tres horas con el fiscal del caso, Diego Molina Pico. En esa reunión, según confiaron fuentes de la investigación, el fiscal recibió la recomendación de realizar tres detenciones. Dos ya son abonados en las sospechas de encubrimiento: Carlos Carrascosa y Guillermo Bártoli. Ahora se agregó un tercero: el médico Juan Ramón Gauvry Gordon, de la empresa de emergencias Paramedic. Gordon fue el primero de los médicos en acudir al country, por ser la empresa que ofrece sus servicios a OSDE, la obra social de María Marta.
“No se puede creer –confió un investigador– que el médico haya llegado, se haya encontrado con el cuadro dantesco que había en el lugar, se haya comido la versión familiar del accidente y que ahora diga que fue embaucado. Y que no alcance eso para detenerlo, mucho menos si lo que se cruza en el medio es un homicidio”. La semana pasada, Gordon reconoció que “han hecho una escena y yo caí en ella convencido de mi accionar médico” y consideró que “pequé de ingenuo y comedido”. La versión del accidente, dada por Gordon, se contradice con la del segundo médico que llegó al country, Santiago Biasi –de la empresa Emernort que luego lo despidió–, quien declaró que la muerte de María Marta era traumática y altamente sospechosa. De todos modos, ninguno de los dos profesionales realizó denuncia alguna a la policía.
Gordon pidió, por las dudas, su eximición de prisión. Ya lo habían anticipado los abonados a la sospecha de encubrimiento Carlos Carrascosa, Guillermo Bártoli y Horacio García Belsunce, hermano de María Marta y quien confesó a este diario su arrepentimiento por “haberme comido la galletita del accidente”. Además de masticar hidrato de carbono, H. G. B. participó en el cónclave familiar que discutió si lo que habían hallado debajo del cuerpo de María Marta era una bala o “un pituto de estantería” y que ante la duda decidieron arrojarlo/la al inodoro, en su envoltorio de papel higiénico. En realidad, era el sexto proyectil, hallado más tarde en el pozo ciego de lo de los Carrascosa. “Con todo eso, y la cantidad de pruebas borradas, alcanza y sobra para detenerlos por encubrimiento”, agregó la misma fuente.
Además de estar fundamentadas, las detenciones son consideradas como una movida táctica para quebrar el silencio que rodea al entorno de María Marta. Pero, el fiscal Molina Pico no avanzó en ese sentido. “La policía no es quien para pedir detenciones –sostuvo un allegado a la fiscalía–. El fiscal espera más pruebas”. Esas pruebas son de índole pericial y por ampliación de testimonios. Ayer, los hombres de la Policía Judicial recorrieron el country levantando y ampliando testimonios que resultaban dudosos. También aguardan completar el cuadro pericial, a cargo del Servicio de Identificación Criminal de la Judicial: el análisis de ADN sobre los restos de sangre descubiertos en la escalera, la antesala, el dormitorio y el baño; el análisis de las huellas de tres dedos y la palma de una mano estampadas en sangre en una pared de la casa de la víctima; y las pericias balísticas sobre media docena de revólveres calibre 32 secuestrados de diferentes viviendas del Carmel. Pero nadie de entre las líneas de la Policía Judicial ni de la Bonaerense tiene demasiadas expectativas de obtener resultados que den vuelta el caso. “¿Existe todavía el homicida que conserve su arma durante dos meses esperando que lo vayan a buscar y lo encuentren con la prueba en un cajón de su casa?”, preguntó el investigador.
Peritos contables de la Suprema Corte bonaerense analizan los vínculos financieros de Carrascosa. Página/12 ya informó sobre su relación como testaferro de los hermanos Rohm, procesados por lavado de dinero. En la sociedad que habían armado, María Marta figuraba como directora.
Por el lado de la Bonaerense, los investigadores siguen con más fuerza la línea del crimen pasional, basándose en el tipo de arma y los cinco disparos que se aproximan más al patrón del crimen pasional. En ese sentido, se han desplegado muchas sospechas sobre los vínculos más íntimos de María Marta, entre los que se menciona, al menos, a tres mujeres. Una cuarta, también sospechada, es una vecina que mantenía una relación muy tensa con la víctima a partir de endilgarle la responsabilidad sobre su divorcio.
Molina Pico no parece dispuesto a realizar detenciones. Hasta ayer, por lo menos. Aunque no cuestionan su decisión, en la Bonaerense se abrió un compás de espera: “Todas las ideas van a salir de la fiscalía. Nosotros obedecemos. Que no esperen nada más que eso”.

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El comisario Degastaldi fue quien encabezó las investigaciones en la Bonaerense.
 
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