SOCIEDAD › EL FISCAL ABRIO UNA CAUSA PENAL AL CREADOR DE CUEVANA; TOMAS ESCOBAR RECHAZA LA DENUNCIA

“Hay riesgo de que no siga funcionando”

El sanjuanino creador del sitio para ver películas en línea responde sobre la denuncia penal elevada por el fiscal Ricardo Sáenz por supuestas violaciones a leyes de propiedad intelectual. “Me quieren meter preso por evidenciar una falta del mercado”, dice Escobar.

“Somos un puñado de adolescentes veinteañeros combatiendo contra una industria de miles de millones de dólares”, dice Tomás Escobar, por vía telefónica a Página/12 desde San Juan, cuando se entera por los diarios de que el fiscal general Ricardo Sáenz promovió ayer una acción penal pública contra él por ser el creador de Cuevana.tv, junto a Mario Cardosio y David Fernández. La investigación había comenzado el 20 de diciembre de 2011 por una denuncia conjunta de Fox, Disney, Paramount Pictures, Columbia, Universal y Warner Bros, por la posible comisión de delitos de defraudación a la propiedad intelectual, previstos en la ley 11.723. Unos días después, se sumó Telefe. Ayer, Sáenz remitió la causa a sorteo “a fin de que se les reconozca el rol de querellante y que disponga como medida cautelar el bloqueo del acceso de los usuarios del sitio Cuevana cuando resulte que lo requieren para la reproducción de las obras cuya titularidad han acreditado”. Para el fiscal, no se está “en presencia de unos jóvenes emprendedores que crearon un sitio web para facilitar que se puedan ver películas y programas de televisión sin costo para los usuarios, sino que ha quedado demostrado la presencia de un lucro para sus dueños o administradores. Para decirlo derechamente, considero que Cuevana es un negocio”. Sáenz alega que se pudo comprobar que a través de dos sistemas de pagos on line, Tomás Escobar recibió donaciones a su favor.

“Las donaciones que recibimos no pasaron de los doscientos dólares”, argumenta Escobar, quien administra el sitio en el que miles de usuarios indexan películas alrededor del mundo y que tiene 15 millones de usuarios y más de dos millones por día. La embestida contra el sitio que creció muy rápidamente en los últimos tres años llega en el marco de una serie de acciones encaradas en todo el mundo para bajar los sitios de intercambio directo de archivos entre los que se encuentra Megaupload o Library.nu, y la detención de un usuario chileno de Cuevana, a quien adjudicaron el mote de “responsable en Chile”. Escobar retruca los argumentos del fiscal Sáenz haciendo eje en la contradicción que parecería haber entre la posibilidad de generar ganancias o vivir de donaciones. Si es un negocio, entonces no harían falta las donaciones, sugiere. “Se contradice. No entiendo cómo puede ser un negocio un sitio que no tiene anuncios, que no tiene estructura, no tiene una empresa y eso te delimita totalmente a la hora de ser un negocio. Lo que quieren es usar su estructura para ponernos a la gente en contra, que es nuestro único aliado, y lo hacen con mentiras, porque no tienen nada”, dice Escobar.

–¿Cómo toma esta noticia?

–En primer lugar, sorprendido por esta cuestión. Han dicho cosas que no comparto, no son ciertas. Leo por ahí que el fiscal Sáenz que lleva la causa dice que Cuevana es un negocio, que han comprobado que se han hecho donaciones. No puede interpretar que sea un negocio si se han donado entre 100 y 200 dólares en toda su historia, pero no tiene nada que ver con lucrar. No es una ganancia, sino una pérdida, antes que nada comunican cosas que no son ciertas.

–¿Cómo se mantiene Cuevana, entonces?

–En estos momentos, Cuevana se mantiene con dinero personal y no produce ganancias. Ni siquiera la puedo mantener mucho tiempo más. Estamos haciendo una especie de último esfuerzo, tal vez por creer en ciertas cosas, por ideales, muy lejos de ser un negocio, hay toda una estructura armada para bajar a Cuevana. Si fuera millonario no estaría en San Juan, no estaría haciendo lo mismo que hago hace años, creo que sería distinto.

–¿Por qué piensa que usan ese argumento?

–Quieren buscar una debilidad en Cuevana y dejarlo mal parado. Usan eso y no tienen mucho para usar. Hasta el momento nunca ha sido un negocio; Cuevana siempre ha buscado ofrecer su plataforma, su servicio, su experiencia, para ir de la mano con la industria. Un servicio mejor, un servicio que aproveche todas las ventajas de Cuevana para millones de usuarios. Ellos miran para otro lado y después buscan fundamentos para avanzar con esta causa, y avanzaron con esto de que las donaciones son para lucrar.

–¿Lo están usando de chivo expiatorio, dice?

–Me quieren meter preso por evidenciar una falta del mercado de los usuarios que demanda hace años un cambio en la forma de consumo. Buscan excusas, no tengo nada, ni bienes a mi nombre. Nosotros evidenciamos esa falta de adaptación del mercado, de que se puede distribuir contenidos de otra manera. Lo que pasa es que implica para ellos ganar menos de lo que ganaban antes o despedir gente porque tienen que reentrenarla para hacer nuevos trabajos. Los grandes sellos y las productoras no quieren reconvertirse. Están cómodos así y eso les hace daño a todos los usuarios. El usuario quiere nuevos beneficios, comodidades que le brindan nuevas herramientas, y la industria no quiere lo mismo.

–¿Qué pasó con su apuesta a la industria local?

–Conversamos mucho. Pero Cuevana no tiene fondos, se hace muy difícil conseguir los fondos para reproducir las películas para esta tecnología sin un marco de empresa. Hay que conseguir anuncios para financiar esas películas, y hoy Cuevana no factura, no tiene nada. Es el limitante hoy, pero hay muchos directores interesados en subir sus películas a Cuevana.

–¿Qué información tiene sobre la causa?

–Yo leo los diarios y veo las noticias, de cada avance me entero por la prensa.

–¿Afectó a Cuevana el cierre de Megaupload?

–Megaupload era un servicio que Cuevana indexaba. Nosotros habíamos dejado de indexarlo un tiempo atrás, por otros motivos. Se perdieron muchos links, pero Cuevana es ajeno a eso. En definitiva el contenido está en terceros, eventualmente siempre nacieron servicios alternativos. Matarlo a uno no soluciona el problema. Cuevana es uno más, si se cae Cuevana van a resurgir otros.

–¿Cómo está el tráfico en estos momentos?

–Está bastante estable, entre 14 o 15 millones de usuarios. Cuevana sigue ofreciendo su servicio sin interrupción, no he pensado en interrumpirlo hasta el momento, creo que se puede mostrar fácilmente que Cuevana no lucra con esto, que las alegaciones que están haciendo en la causa son falsas.

–¿No pensó en cerrarlo?

–Hay un riesgo de que no siga funcionando por ahogamiento económico. Los fondos se van a acabar, no tengo mucha plata y todo sale de mi bolsillo y de amigos o familiares. Se banca porque se cree en lo que se sostiene, pero cada vez se hace más difícil luchar y a uno le dan ganas de bajar los brazos.

–Pero en un momento tenía publicidad de Google...

–En su momento había publicidad de Google para bancar los servidores, pero como la gente creía que lucrábamos con eso se tomó la decisión de sacarla.

–¿Y qué ofertas hay para reemplazar a Cuevana?

–Las empresas que nos denuncian no tienen ningún servicio directo. Fuera de Estados Unidos no tienen variantes. Uno quiere poner a disposición su experiencia con un montón de información que explote a un nivel más interesante, la piratería es el 99 por ciento en América latina. Ellos son reacios a conversar con otros que no sean ellos, entonces se hace difícil. Teníamos la esperanza de que abrieran los ojos. Pero esto es una lucha de David y Goliat.

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“Somos un puñado de veinteañeros combatiendo contra una industria”, dice Tomás Escobar.
 
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