SOCIEDAD › LOS INVESTIGADORES INSISTEN EN QUE EL TRIPLE CRIMEN FUE POR “UN AJUSTE DE CUENTAS”

Dos sospechosos, pocos testigos

“Si no los detuvimos todavía, en parte, es porque supieron por televisión que los estábamos buscando”, se quejó una fuente judicial. Aún no declaró como testigo el presunto destinatario de las balas, que habría tenido una diferencia con los agresores.

 Por Emilio Ruchansky

Dos sospechosos de haber masacrado el lunes por la medianoche a tres chicos en Villa París, partido de Tres de Febrero, seguían prófugos anoche. Según informó a este diario una fuente de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Nº 5 de ese partido, la Policía Bonaerense ingresó a las viviendas de los dos jóvenes buscados el martes a última hora. “Uno se fue ese mismo día y tenemos idea de donde podría estar. El otro no estaba desde el mismo lunes del tiroteo”, detalló la fuente. En la UFI 5 se quejaban de las pocas personas que se acercaron a declarar y por los datos que algunos familiares dieron a la prensa. “Si no los detuvimos todavía, en parte es porque supieron por televisión que los estábamos buscando”, dijo otro investigador. Las víctimas, de 16, 17 y 18 años, fueron enterradas ayer en el cementerio de la localidad de Pablo Podestá.

Las personas que fueron identificadas, a partir de las declaraciones de vecinos y testigos, tienen 17 y 25 años y viven muy cerca del barrio enlutado por los asesinatos de Alexis Braccamonte, Lucas Díaz y Fernando Bravo. Ninguno de estos tres chicos era el objetivo de los dos tiradores, que gatillaron entre diez y quince tiros al grupo de jóvenes que se encontraba en un paredón sobre la calle París, a metros del cruce con Churruca. Las balas habrían estado dirigidas contra otro joven, quien tuvo una discusión con uno de los tres agresores un día antes del ataque, confirmaron fuentes judiciales.

“Estamos profundizando sobre los motivos del ataque. Hipótesis hay millones, pero nosotros seguimos la línea de un ajuste de cuentas entre dos grupos del barrio. Los vecinos todavía son muy reacios a declarar pero de la prueba recolectada surge que se conocían los tiradores y la persona a la que querían asesinar, que todavía no declaró”, sostuvieron en la UFI 5, donde ayer recibieron más testimonios. Además de las vainas de calibres 9 y 45 milímetros, también se hallaron vainas de un calibre 11.25, similar a la 9 milímetros.

En estos barrios, las armas se alquilan “por 100, 200 o 500 pesos el día”, dijo a este diario un familiar político de las víctimas. “A veces la propia policía se la saca a los ladrones y las vende a quienes alquilan”, agregó. La pista de una participación de personal de la Policía Bonaerense como instigador de uno de las bandas está, de momento, descartada. No así la existencia de una moto como trasfondo de la discusión que originó la masacre, más allá de la hipótesis de una discusión por un botín de un robo, que aún no fue confirmada.

“Pudo haber sido una compraventa fallida de una moto, o algo por estilo. Si nos atenemos a la modalidad delictiva común en estos barrios, las motos son un bien de cambio muy preciado porque además de robarlas para venderlas, también sirven para cometer asaltos. También es cierto que puede pasar que un chico compre una moto para hacer delivery y no se ande fijando si está floja de papeles o no y eso le traiga problemas después”, dijo una fuente judicial del partido de Tres de Febrero. Esta hipótesis de la moto como origen de la disputa fue mencionada por varios familiares.

Otra versión, que no llegó a la UFI 5, indica que en verdad la persona que buscaban los atacantes habría “hablado de más” sobre el asesinato de un ingeniero, en El Palomar, en el que estarían implicados dos de los tres agresores. “Versiones hay muchas, pero escrito no hay nada”, se quejaron desde la fiscalía, donde ayer varios familiares acudieron para retirar el oficio para las inhumaciones en el cementerio de Pablo Podestá. “Y no pasaron a dar testimonio, por más que antes se los veía hablando por televisión”, reveló la misma fuente.

Ayer, se revisaron los crudos de las filmaciones disponibles de cámaras de seguridad, en las que aparece el Fiat Punto negro, y se terminó de peritar ese vehículo, abandonado a pocas cuadras del lugar de la masacre. Allí aparecieron tres vainas más. También declaró el remisero que, a punta de pistola, fue obligado a ayudar a escapar a las tres personas implicadas. “De la autopsia surge que las víctimas recibieron disparos en el tórax y el abdomen, y también en los brazos porque intentaron protegerse”, completó la fuente judicial.

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Ninguno de los tres chicos asesinados en el paredón de la calle París era el destinatario de las balas.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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