SOCIEDAD › MAÑANA COMENZARIA A HABER CERTEZAS EN EL CASO DE ANGELES RAWSON

La hora de las pericias

Por un lado, se esperan los resultados de los peritajes del sótano del edificio y del departamento del principal sospechoso, el portero. Por otro lado, un fallo sobre el origen de las lesiones que exhibe Mangeri.

A partir de mañana, la ciencia se empezará a pronunciar sobre el asesinato de Angeles Rawson. El caso no está cerrado y el peso de la prueba está del lado pericial. La clave son los distintos estudios que se mandaron a hacer sobre las uñas de la chica, el subsuelo del edificio, el departamento y el auto del encargado. Hay algunas cuestiones decisivas: por ejemplo, se dice que en el subsuelo había restos de la soga, bastante gruesa, que había alrededor del cuello de Angeles y que las bolsas de consorcio son exactamente las mismas –igual marca, igual partida– que la que se usó para meter el cuerpo de la joven. Serían pruebas lapidarias, pero todavía no están. El otro dictamen vital es el de la junta médica que el juez formó para estudiar las lesiones del encargado del edificio, Jorge Mangeri.

El primer análisis del equipo médico forense fue que Mangeri tenía rastros de rasguños posiblemente producidos por Angeles y que no existieron torturas, sino lesiones que él mismo se habría producido para tapar aquellos arañazos. Al mismo tiempo, la División Homicidios de la Policía Federal busca algunas otras pruebas, como por ejemplo alguna cámara que haya detectado imágenes del momento en que se sacó el cuerpo del edificio. La defensa de Mangeri, que mañana asumiría Miguel Angel Pierri, ya adelantó que el encargado no va a declarar de inmediato –tal vez lo haga el miércoles– y que tampoco pedirán la excarcelación por ahora, pero ellos también insisten en que esto no está cerrado para nada.

Estas son las claves del caso

- ¿Cuál es la base de la acusación de la fiscal Paula Asaro?

La fiscalía tiene una cámara en la que se ve a Angeles frente al edificio, sacando las llaves para abrir la puerta. Por el ángulo, no se ve exactamente el momento en que entra, pero –para la fiscal– está claro que lo hizo porque en las imágenes no se ve que vuelva sobre sus pasos. Al mismo tiempo, Asaro tiene el testimonio de la doméstica, Dominga, que dice que estuvo trabajando allí toda la mañana y que la chica no llegó al departamento familiar. De manera que esos dos elementos definen para la fiscal el ámbito en el que ocurrieron los hechos: el edificio. Lo que volcó las cosas contra el portero son sus contradicciones al declarar y, sobre todo, las lesiones en su cuerpo. La revisión en aquella noche del viernes la hizo el equipo del doctor Alfredo Sapag, jefe de la Unidad Forense de la Policía Federal y titular de la materia en la UBA. El juez ordenó una junta médica, en la que se incluyen médicos de la Corte Suprema, que revisó al encargado en la semana que pasó y se supone que el informe estará mañana o pasado. Si la junta médica coincide en que hay lesiones que pueden provenir de arañazos defensivos, la situación de Mangeri se complicará.

- ¿Otras evidencias?

Los investigadores de la División Homicidios de la Policía Federal dicen que en el subsuelo del edificio, es decir el lugar al que tenía acceso Mangeri, había soga, hilo sisal, que se corresponde con el encontrado alrededor del cuerpo de Angeles. Y que también se corresponden las bolsas almacenadas con la que se usó para meter a la chica y tirarla después en algún container. Si los peritos demuestran que efectivamente existe correspondencia entre esos elementos, también el cuadro será muy difícil para el encargado. Pero esto tampoco está terminado.

Hay versiones que hablan también de pelo de mujer en el subsuelo y en un zapato de Mangeri. Todo eso requiere confirmación.

- La autoincriminación

Desde un punto de vista legal, no tiene valor para acusar a Mangeri. Aquella frase “mi esposa no tuvo nada que ver, fui yo el responsable de lo ocurrido en Ravignani 2360” está asentada en el acta que firmaron la fiscal y el secretario de la fiscalía, que –a primera vista– no tienen ninguna razón para mentir. La razón por la que Mangeri habría dicho que su esposa no tuvo nada que ver es que primero entró a declarar la mujer. La fiscal advirtió contradicciones entre la versión de los dos y el encargado percibió que Asaro podría acusar de algo a la esposa. Por ello Mangeri habría usado la frase exculpatoria. Más allá de todo, se repite que la confesión no tiene peso probatorio, pero era obligatorio que la fiscal y el secretario lo consignaran en el acta.

- Torturas, aprietes, “vio algo que no tendría que haber visto”

Mangeri le dijo el viernes 14 a la fiscal Asaro que lo habían secuestrado y picaneado. En presencia del defensor oficial, Carlos Garay, fueron convocados cuatro especialistas del equipo del doctor Sapag. Tras la revisión y el dictamen de que no había lesiones provenientes de torturas, la fiscal no sacó testimonio para que se investiguen posibles apremios ilegales. El defensor oficial tampoco hizo una denuncia esa noche del viernes. Al día siguiente, cuando trascendieron los dichos de Mangeri sobre las torturas, hubo una consulta telefónica con el defensor oficial para ver si quería realizar la denuncia. Dijo que no. El lunes 17 fue el propio juez el que tomó contacto con el encargado y con su abogado defensor. Tampoco en esa ocasión se hizo una denuncia por supuestos apremios ilegales. El propio Pierri dijo que no cree que haya sido torturado, pero dejó abierta la posibilidad de hacer la denuncia después de ver la causa.

En los últimos días, Diana, la esposa de Mangeri, dijo en Canal 9 que “él vio algo que no tenía que ver. El momento en que alguien le estaba haciendo daño a la Mumi (Angeles). Por eso después fue amenazado, secuestrado, torturado”. Es una versión difícil de entender: no hay ninguna razón para que Mangeri no lo haya declarado hasta el momento. Tampoco se entiende que un grupo comando lo haya secuestrado y torturado: ¿para defender a quién? En cualquier caso, habrá que ver qué dice la junta médica este lunes o martes.

- ¿Por qué no declara?

Por supuesto que Mangeri está en todo su derecho legal de no declarar, pero llama la atención que se haya negado hasta ahora. Podría perfectamente explicar qué hizo, dónde estuvo, qué vio, si es que vio algo.

- Una contradicción difícil de explicar hasta el momento

Según la autopsia, Angeles murió por asfixia debido a la compresión –casi seguro– del camión de la basura. Esto plantea un problema que no se entiende. La chica entró al edificio cerca de las 10 de la mañana, allí se habría producido –según la fiscal Asaro– el desenlace. Pero el proceso posterior implica que la tiraron a un container y que pasó el camión de la basura, todos hechos que supuestamente ocurrieron al anochecer. ¿Estuvo viva ocho horas o más? No parece demasiado probable. Criminalistas y forenses consultados por este diario –que tuvieron acceso a imágenes del cuerpo de Angeles– creen que la chica murió casi seguro por la asfixia de la bolsa verde que le pusieron en la cabeza. Hubo también un intento de estrangulamiento, con una cuerda, bastante gruesa, que le da dos vueltas en el cuello. Pero todo esto no es lo que dice la autopsia. De manera que allí hay una contradicción inexplicada hasta ahora.

- ¿Ataque y crimen planificado?

Hay coincidencia en que no. Los elementos con los que el homicida tiró el cuerpo, la soga sisal, la bolsa del supermercado de la otra cuadra, la bolsa de residuos, la presunta cercanía del lugar –aunque todavía no se sabe– hablan de improvisación, de elementos que el atacante tenía a mano. Es una de las razones de la imputación: todo ocurrió en el edificio y Mangeri tenía acceso al manejo de la basura. Difícil que otra persona hubiera podido sacar un cuerpo de Ravignani 2360. También el testimonio del encargado suplente, Fernando, puso bastante sombra sobre Mangeri: que lo vio mal, demacrado, pálido, que se contradijo.

Por otra parte, esa improvisación que se ve claramente contrasta con un supuesto comando que lo secuestró y lo picaneó, y luego lo hizo una segunda vez y tiró un cuaderno de calificaciones a diez kilómetros. O sea, por un lado un ataque atropellado a la chica; un rápido armado de cosas para deshacerse del cuerpo, con un único protagonista porque hay convencimiento de que el homicida no tuvo cómplice. Y por el otro lado una organización aceitada, mafiosa, que secuestra y tiene capacidad operativa. Algo no cierra en esta contradicción que también hay que terminar de despejar.

- La familia

Por ahora, dejaron de estar en el centro de las sospechas. En su momento, las miradas apuntaron a ellos por razones muy subjetivas: la mala impresión que causó el marido de la madre, Sergio, o aquella frase “estoy en paz” de la propia Jimena Adúriz, la madre.

- Evidencias decisivas

Si en las uñas de Angeles se encuentra material genético de Mangeri el caso estará esclarecido. Si aparecen evidencias –ADN, sangre, pelos– en el vehículo del encargado, en el subsuelo, en su departamento o en la soga que tiene alrededor del cuello. Si se confirman las versiones del pelo en el subsuelo –debe determinarse que sea de Angeles, por supuesto– o en el zapato del encargado o si hay correspondencia absoluta entre las cuerdas y las bolsas del subsuelo y las del cuerpo de la chica, también quedaría muy comprometido.

Al mismo tiempo, se están revisando otra vez las cámaras de seguridad para ver si se puede detectar el momento en que se sacó el cuerpo del edificio. Y también las cámaras de la zona para ver si el Mégane de Mangeri se movió o no se movió y qué se percibe en las imágenes.

Habrá que verificar si el informe de la empresa de telefonía confirma los movimientos del celular de Mangeri y si éstos tienen coherencia con lo que dijo en la declaración testimonial. Todo este cuerpo de pruebas, junto con el dictamen de la junta médica sobre los arañazos, parecen decisivos. Pero si nada de lo anterior confirma las afirmaciones de la fiscal, habrá que empezar de cero. O, peor, reencaminar la investigación de un hecho ocurrido hace dos semanas, con pruebas que posiblemente se hayan perdido por el camino.

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Imagen: Télam
 
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