SOCIEDAD › SOBRESEYERON AL úNICO ACUSADO POR EL CRIMEN DE UN CHICO EN MIRAMAR

Fallo a los “caprichos” del fiscal

Julián Ramón estaba acusado por el fiscal Rodolfo Moure por el crimen de Gastón Bustamente, hermano de su novia. Pero los camaristas señalaron la falta de pruebas y dijeron que no se puede acusar por “el simple capricho de un fiscal”.

 Por Carlos Rodríguez

Julián Ezequiel Ramón, el joven que había sido imputado como sospechoso de haber asesinado en Miramar al niño Gastón Bustamante, de 12 años, fue sobreseído por decisión de la Sala Primera de la Cámara de Apelaciones de Mar del Plata. En el fallo se rechazó por inconsistente el pedido de elevación a juicio sustentado por el fiscal de Instrucción, Rodolfo Moure. Uno de los camaristas, Esteban Viñas, sostuvo que “un caso no puede ser llevado a juicio oral por el simple capricho del fiscal, porque éste debe demostrar que el hecho está probado y luego debe acreditar la verosimilitud de la acusación dirigida contra el ciudadano al que pretende llevar a debate”. Viñas, en unanimidad con los otros dos integrantes de la Sala Primera, Marcelo Riquert y Javier Mendoza, descartó en el fallo todas las hipótesis del fiscal Moure, quien había argumentado que Ramón mató al chico, hermano de su novia, porque había ingresado a la casa con fines de robo y había dejado sus huellas digitales en un televisor de la familia que fue cambiado de lugar durante la mañana en que ocurrió el hecho.

Ramón y su defensor, Alejandro Borawski Chanes, aceptaron que el imputado había, efectivamente, manipulado el televisor, pero que lo hizo en la noche previa al hecho, ocurrido el 21 de noviembre de 2011. Lo que dijo Ramón es que en la noche del 20 de noviembre estuvo en la casa de la familia Bustamante, durante una cena en la que se celebró el cumpleaños de Gastón. Esa noche, según el imputado, él tomó el televisor de 14 pulgadas con las dos manos, apoyadas en los laterales, para cambiarlo de posición y permitir que los presentes pudieran ver el partido que jugaron ese día Racing y Boca, televisado en directo.

En el fallo de la Sala Primera, si bien se señala que las huellas dactilares pertenecen a Ramón, se detalla que “la maniobra descripta por el imputado (al mover el televisor) resulta aceptable como explicación a las características de rastros papilares detectados en el electrodoméstico descriptas en el informe” incorporado a la causa. Al mismo tiempo, los camaristas dejaron sentado que durante las pruebas que se hicieron para tomar o descartar ese dato como prueba, resultó que “ninguna persona (de las que lo intentaron) pudo levantar el televisor asiéndolo sólo del lateral como pretende la fiscalía”. El dato es importante porque se dice que el asesino del niño había levantado el televisor para llevarlo de una habitación a otra, luego del crimen.

De acuerdo con la hipótesis del fiscal, Ramón había cometido el robo (de la casa se llevaron una suma menor a los mil pesos) por un “afán desmedido de riqueza”, porque lo que supuestamente había ido a buscar, sin encontrarla, era una suma importante que el padre de Gastón, Carlos Bustamante, tenía en la casa y que iba a depositar en un banco a plazo fijo. Se llegó a decir que el dinero estaba escondido en el televisor, lo que justificaría la manipulación del aparato para encontrar el botín.

Otro elemento de la prueba en contra de Ramón que desbarata el fallo es la que señalaba que el imputado asesinó al chico porque la víctima lo había reconocido cuando entró a la casa por una puerta lateral que estaba abierta. Los camaristas sostienen que las pericias realizadas demuestran que el chico estaba dormido, mirando hacia una pared, de espaldas a la persona que ingresó a su cuarto y lo asesinó. El chico fue golpeado y estrangulado con una media y con las manos. Lo que se insinúa es que tal vez no haya podido ver en ningún momento a la persona que entró a la casa.

Ya en marzo de 2012, la misma Sala Primera, con otra conformación, había desestimado por falta de pruebas la solicitud de prisión preventiva contra el imputado por entender que los argumentos del fiscal “no alcanzaban a acreditar siquiera la semiplena prueba de la autoría que reprochaba a Ramón”, por lo que dispuso la libertad del joven “por falta de mérito”.

En sus declaraciones a la prensa, el camarista Esteban Viñas sostuvo que “luego de más de un año y meses de investigación, nos encontramos con que no sólo aquella situación no mejoró, sino que en realidad empeoró, porque hoy la fiscalía nos trajo menos pruebas que en 2012”.

El fiscal Rodolfo Moure, quien confirmó que apelará el sobreseimiento de Ramón, había señalado en su acusación que el imputado tuvo facilidades para ingresar a la casa, por su condición de novio de Rocío Bustamente, hermana de Gastón. Los camaristas descartan la presencia de Ramón en la escena del crimen en la mañana del 21 de noviembre de 2011, porque ningún vecino lo vio por los alrededores. Todos vieron solamente a la madre del chico, Verónica González, quien no se encontraba en la casa –según sus dichos– porque había salido a hacer unas compras.

Viñas aclaró que el sobreseimiento “no significa el cierre de la causa, porque el hecho no ha prescripto y la investigación debe seguir para que el fiscal pueda tener un caso contra alguien, para esclarecer semejante crimen”. En su momento, se habló de la posibilidad de un crimen cometido por alguien de la familia de la víctima. La defensa de Ramón lo dijo expresamente. La madre y el padre fueron sometidos a test psicológicos que señalaron que la mujer tenía rasgos de “inmadurez afectiva, inversión de roles con su hija, inestabilidad emocional proclive a la impulsividad”, tal como recuerdan los camaristas en el fallo absolutorio del imputado.

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Julián Ramón fue acusado por el crimen y desde el inicio su novia, hermana de Gastón, lo defendió.
Imagen: Télam
 
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