SOCIEDAD › EL COPILOTO TENIA ORDENADA UNA LICENCIA PSIQUIATRICA, PERO LO OCULTO A LA EMPRESA Y AL ENTORNO LABORAL

Con la idea fija de subirse al avión fatal

Los investigadores creen que Andreas Lubitz estaba deprimido por el reciente fin de la relación de siete años con su novia. En su casa fue encontrada rota una orden médica que disponía una licencia laboral. Se desconoce cómo la aerolínea no tenía esa información.

El copiloto de Germanwings denunciado por haber estrellado su avión en forma intencional contra los Alpes franceses, el martes pasado, el día de los hechos estaba con licencia médica por aparentes problemas psiquiátricos, pero había ocultado el problema a las autoridades de la empresa y a sus compañeros de vuelo, afirmó la fiscalía de Düsseldorf que investiga el caso. La noticia brinda una primera explicación a la misteriosa actitud asumida, en pleno vuelo, por Andreas Lubitz, de 28 años, quien se encerró en la cabina del Airbus, aprovechando la salida del piloto, según determinaron las escuchas de una de las cajas negras. Los investigadores secuestraron en dos viviendas propiedad de Lebitz “documentos médicos” semidestruidos que harían mención a “una enfermedad y su correspondiente tratamiento”. Según testimonios, Lubitz sufría una depresión provocada por el reciente fin de la relación amorosa de siete años con su novia.

El hecho de que las órdenes médicas aparecieran rotas refuerza “la suposición preliminar de que el fallecido ocultó su enfermedad a la empresa y a su entorno laboral”, según el informe de la fiscalía. Distintos medios internacionales señalaron que el copiloto habría concurrido poco antes de la partida del vuelo a la Clínica Universitaria de Düseldorf, para tratarse por una depresión debida a un problema amoroso. El centro médico negó que hubiera habido una consulta tan cercana al día del hecho, pero reconoció que se venía tratando desde febrero y que la última consulta fue el 10 de marzo.

La clínica no dio precisión alguna sobre el tipo de enfermedad que padecía el copiloto, aunque se sabe que entregó un informe completo a la fiscalía de Düsseldorf cuyo contenido no tuvo difusión pública. El centro se comprometió a colaborar “de forma incondicional” en las investigaciones.

Por otra parte, la fiscalía alemana confirmó que en las dos viviendas que tenía Lubitz no encontraron ninguna carta de despedida ni escrito alguno relacionado en forma directa con el accidente ni con “indicios de un trasfondo político o religioso” sobre lo sucedido. De todos modos, se aclaró que la explicación definitiva y en detalle de lo ocurrido demorará “varios días” porque será necesario recibir testimonios y analizar a fondo el material secuestrado. El giro que dio el caso abrió un debate sobre las medidas de seguridad de las compañías aéreas y acerca de los controles psicofísicos a los que son sometidos los pilotos en forma periódica.

El sindicato alemán de pilotos VC salió a defender el sistema actual de pruebas y consideró que “hay indicios de que aquí se trató de un hombre con una enfermedad psíquica”, dijo el portavoz de la organización, Jörg Handwerg. El vocero agregó que “no se puede hacer un test psicológico a cada piloto antes de cada actuación”.

El caso, como resultado inmediato, trajo como consecuencia que en las aerolíneas alemanas hayan decidido ayer la adopción de la norma que exige que siempre haya dos personas en la cabina, para evitar así que un solo piloto pueda encerrarse, como hizo Lebitz, y asumir el control en solitario del avión, como se afirma que ocurrió en la presente tragedia que costó la vida de 150 personas.

La inesperada revelación abrió una serie de interrogantes: ¿Qué enfermedad tenía el joven copiloto? ¿Por qué pudo subirse al avión si estaba con licencia médica? ¿Nadie de su entorno social y laboral advirtió en él alguna actitud fuera de lo normal? ¿La decisión de estrellar el avión fue planificada? ¿Cuándo le hicieron el último control psicofísico de rutina al que deben someterse los pilotos?

“Estamos frente a un caso que no podríamos haber imaginado jamás”, señaló el director ejecutivo de Germanwings, Thomas Winkelmann, que dio a la catástrofe y la hipótesis del suicido del copiloto la calificación que pasa por la cabeza de muchos: “Es totalmente inexplicable”.

Los colegas y vecinos del copiloto afirmaron ante la prensa que era una persona “alegre, educada y deportista”. Frente a esa información, el experto médico Christoph Specht sostuvo que “es un estereotipo muy frecuente la gente que tras una tragedia dice que el responsable era amable, había ayudado a llevar una bolsa y demás”, pero recalcó que hay personas que “pueden ocultar los problemas muy bien y que no se noten”.

El Centro Alemán de Aviación (DLR), responsable de las pruebas a las que son sometidos los pilotos, explicó en detalle su alcance y su profundidad, pero aclaró en un comunicado difundido ayer que “el proceso no puede descartar todos los riesgos de desarrollos personales negativos, porque el diagnóstico de particularidades psiquiátricas no forma parte de los análisis psicológicos”. Tanto el sindicato alemán de pilotos como las aerolíneas defendieron las pruebas como suficientes y apropiadas.

Por su parte, la Asociación de Pilotos Internacionales protestó por el hecho de que lo sucedido con el copiloto se haya filtrado a la prensa antes de la información oficial. El Sindicato Nacional de Pilotos de Aerolíneas francés (SNPL) anunció que presentará una demanda contra la persona que filtró los datos por revelación de secretos profesionales, y la Asociación Europea de Pilotos ECA (European Cockpit Association) expresó temores sobre la independencia de las investigaciones.

Que se hayan publicado con tanta rapidez los datos sobre la caja negra que grababa las conversaciones en la cabina de los pilotos es una grave violación de los estándares aprobados a nivel internacional para el esclarecimiento de accidentes, recordó la asociación en Bruselas. Y se remitió a críticas similares hechas por la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas (Ifalpa).

La demanda de la SNPL se refiere a la información publicada por The New York Times el jueves, que dio detalles sobre el contenido de la caja negra antes de que hubiera habido una conferencia de prensa de la fiscalía. Su fuente era un alto funcionario militar no identificado que había escuchado la grabación. La filtración de informaciones dificulta a los investigadores hacer su trabajo, señaló la ECA. La cuestión judicial desplaza la investigación sobre la seguridad y esto es “enormemente dañino y dificulta hacer más segura la aviación aprendiendo de la tragedia”, aseguró la entidad.

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Un centro médico reconoció que Andreas Lubitz se venía tratando desde febrero y que la última consulta fue el 10 de marzo.
 
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