SOCIEDAD › INTENTAN HALLAR AL AUTOR DEL DISPARO QUE MATO AL JOVEN EN MORENO

Buscar una aguja en un pajar

Los siete chicos que organizaron la fiesta ya fueron ubicados. La dueña de la quinta dijo que la engañaron. Un joven está grave.

“A mí me engañaron, me dijeron que era una reunión de entre 100 y 150”, dijo Celina, la dueña de la quinta de Moreno donde se realizó la fiesta Proyecto XXX, en la que murió baleado un chico y al menos otros tres resultaron heridos. La mujer aseguró que había decidido alquilar la quinta para pagar los 4600 pesos que le llegaron por la factura de luz. Ayer, durante todo el día, continuaron las declaraciones testimoniales en la fiscalía 3 de Moreno, a cargo de Luisa Pontecorvo. Los investigadores ya determinaron que la pelea se inició en el interior, pero que el disparo que provocó la muerte del joven de 20 años se produjo a unos 200 metros fuera. Aún no fue posible determinar su autoría. Otro joven fue intervenido quirúrgicamente por fractura de cráneo y se repone en terapia intensiva. Los seis organizadores del encuentro ya fueron localizados, se trata de chicos de entre 15 y 19 años, citados como testigos. Según declararon, la consigna era “no ropa deportiva. No armas. No problemas”. Y según creen los investigadores, pensaban organizar una fiesta de un centenar y quedaron desbordados.

La dueña de la quinta, ubicada en el barrio Las Catonas, de Trujui, aseguró que alquiló el predio a dos chicos llamados Gabriel y Ezequiel, que querían celebrar el Día de la Primavera y el cumpleaños de uno de ellos.

Celina, jubilada de 70 años, declaró a los medios que “la mamá de uno de los chicos estaba acá (por la quinta) en una reunión de mujeres y él (por uno de los chicos) vino a decir, ‘señora, ya pasó mi cumpleaños pero el Día de la Primavera quiero reunirme con mis amigos y de paso festejo mi cumple’. Le digo, ‘¿cuántos chicos quieren venir?’, ‘entre cien y ciento cincuenta’”.

La mujer aseguró que les exigió que tenían que llevar “patovicas” y no difundir la fiesta en Internet para que no se fuera de control. “No es un salón de fiestas permanente, yo la alquilo a conocidos en casos eventuales”. Y dijo que aceptó porque el monto del alquiler –la mujer les cobró 4000 pesos– le serviría para pagar las facturas adeudadas de la electricidad, la opción a mano para zafar de los tarifazos: “Estoy apretada para pagar la luz, les dije ‘voy a aceptar esta propuesta porque con esta plata pago la luz’. Yo cobro 4700 y me vinieron 4600. Cien pesos. ¿Cómo voy a hacer?”. Pero la mujer aseguró que, finalmente, ella estuvo en la puerta, “de patovica, estuve 24 horas sin acostarme, estuve sentada, parada, cuando vi que vino más gente me fui a poner candado en el portón con una llave gruesa para que no entren más”, aseguró la mujer. Era alrededor de la 1.30 del miércoles 21, cuando notó que el número de concurrentes era mucho mayor al acordado.

“Me engañaron, no eran cien personas como dijo. Venían micros escolares llenos de gente, colectivos grandes, estaba descontrolado”, aseguró Celina. La mujer y una vecina que la ayudaba llamaron a la policía.

“Esto era un abuso, cien personas no es lo mismo que quinientos y otros seiscientos en la calle. Los otros que llegaron saltaron el alambrado, rompieron un portón de emergencia que tengo en el costado sobre la avenida Libertador, entraron igual y empezaron a empujar”, recordó.

Los siete jóvenes que organizaron la fiesta fueron ubicados el miércoles por la noche y ya declararon ante la Justicia. Tienen entre 15 y 20 años. Según los testimonios obtenidos en la investigación, la fiesta desbordó las previsiones de los propios organizadores. La pelea se inició en el interior de la quinta por diferencias barriales, se arrojaron piedras, botellas, no se encontraron casquillos ni armas aunque hubo algún testimonio que señaló que hubo disparos. La pelea que provocó la muerte del joven de 20 años se produjo a 200 metros fuera de la quinta.

Los adolescentes que organizaron aseguraron que no creían que iba a concurrir tanta gente y que no habían organizado la fiesta para ganar dinero, que no cobraron entrada, ni vendieron bebidas, contrariamente a lo que había surgido en las primeras informaciones. Dijeron que cada concurrente debía llevar lo que iba a tomar y que la seguridad “la hicieron de onda” cuatro familiares de una de las organizadoras.

Celina describió otro cuadro: “Como no querían salir, empezó la policía a tirar balas de goma”, lo que fue corroborado por los investigadores, aunque aseguró que de su propiedad “no salió muerto nadie”, sino que el enfrentamiento en el que resultó baleado Nicolás Rivero y otros sufrieron heridas contusas y de arma blanca ocurrió “a dos cuadras”. La mujer aseguró que “nunca más alquilo, ni la quinta ni la parrilla va a existir, yo no quiero problemas con la justicia, no alquilo más a nadie”, dijo.

Un joven quedó internado por fractura de cráneo y ayer, tras ser intervenido quirúrgicamente, se reponía en terapia intensiva.

Por el momento no hay pistas sobre el autor del disparo. La fiscalía 3 de Moreno sigue convocando testigos a su sede en Zeballos 350, esquina 9 de Julio.

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La entrada a la quinta donde se inició la pelea que terminó en tragedia.
Imagen: DyN
 
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