SOCIEDAD

“Judío de mierda, ahora vas a ver lo que sentían en el Holocausto”

En el juicio a los acusados por su secuestro, Ariel Strajman narró su terrible cautiverio y la mutilación y torturas que sufrió. “Pediría la pena de muerte, ejecutada por mí”, dijo.

Ariel Strajman fue contundente: “Yo pediría pena de muerte, ejecutada por mí. O tres o diez millones de años (de cárcel)”. Se refería a la pena para sus captores, que integran la denominada “Banda de los patovicas”, que ayer quedaron más complicados tras las declaraciones efectuadas por Ariel ante el tribunal que los juzga. El joven aseguró que los acusados son los mismos que 15 meses antes del secuestro, ocurrido en octubre de 2002, interceptaron el auto en el que regresaba a su casa con su padre. En ese hecho se llevaron un maletín con joyas de oro. Pese a que su abogado había adelantado que Ariel no se presentaría a declarar, ayer el joven llegó a los Tribunales de Retiro y durante dos horas relató cómo fue torturado, mutilado e insultado por su condición de judío durante el cautiverio. En tanto, Ariel reconoció ayer a uno de sus captores.
“Judío de mierda hijo de puta, vos y tu viejo son dos ratas”, recordó Strajman que le dijeron antes de iniciar una sesión de torturas que incluyó golpes y quemaduras con cigarrillos y un encendedor que se lo colocaban en el pecho y en la boca. Ariel dijo también que uno de los que lo insultaba le advirtió: “Ahora vas a saber lo que sentían en el Holocausto” y otro le indicó que le grabarían una cruz esvástica en la frente.
El joven declaró que le dijo a su padre por celular: “Papá, traé todo que me matan”, en referencia a que juntara todo el dinero y las joyas que pudiera, pese a que la familia ya había pagado un rescate de mil dólares, 400 pesos y alhajas de oro. El joven estuvo cautivo en tres lugares diferentes. En el segundo, sucedió lo peor: la amputación del dedo sin anestesia.
“Uno me dijo ‘dame la mano’ y empezó a golpearla con algo que no era un martillito –explicó–. Si bien uno solo hizo el corte, todos los que estaban ahí ayudaron. Uno me agarraba de una mano, otro de la otra, uno de una pierna y otro de la otra y el quinto me cortaba el dedo, supongo que con una pinza.”
El joven también recordó las burlas de sus captores tras la amputación. “No tenemos problemas en cortarte en pedacitos y tirarte al Riachuelo.” También dijo que los captores le dieron de comer pizza y le restregaron jamón por la cara. “Judío de mierda, comé jamón”, recordó que le dijeron.
Luego de su declaración, Strajman apuntó con su mano derecha, la que quedó sin dedo meñique, a Diego Gastón Sibio como uno de sus captores. El joven complicó la situación de otros dos imputados, Osvaldo Keroa y Pablo Sommaruga, al asegurar que durante su cautiverio escuchó que dos de sus secuestradores se llamaban entre sí por los nombres “Osvaldo y Pablo”.
La banda habría asaltado a los Strajman meses antes del secuestro. En esa ocasión, les robaron un auto que se detuvo cuando Ariel activó el cortacorriente. Los ladrones huyeron con una valija llena de joyas de oro que estaba en el baúl del vehículo. El joven declaró que cuando fue raptado en su auto, los delincuentes le pidieron el control remoto de la alarma para que no les pasara lo mismo que en aquel hecho y luego recordó que uno de ellos le hizo mención de ese robo y que sabían que tenían “mucho oro”.
El padre de Ariel, Mario Strajman, al declarar, dijo que las joyas encontradas en los domicilios de los detenidos por el secuestro no eran las que había pagado en el rescate, sino las que le habían robado del baúl de su auto en aquel hecho.

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Al declarar en el juicio, Ariel Strajman reconoció a uno de los acusados como su secuestrador.
 
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