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El único policía acusado por el asesinato de Cristian Robles, el joven que en diciembre de 1997 fue acribillado a balazos por seis policías de la Federal que disparaban contra dos ladrones, fue condenado a ocho años de prisión. La decisión tomada ayer por el Tribunal Oral 24 contra Augusto Nino Arena es la segunda que se dicta contra el policía, debido a que la primera –resuelta en 2001– fue anulada por carecer de fundamento técnico. Esta vez se lo halló culpable de homicidio doloso y quedó probado que dos de las diez balas que mataron a Cristian –hijo de un sargento de la Federal– provinieron de su arma.
“Es evidente que esta causa fue manejada y encubierta desde el principio. Cuando mi hijo cayó herido y se dieron cuenta de quién era y que habían cometido semejante atrocidad empezaron a preguntarse cómo tapar todo”, consideró Carlos Alberto Robles, padre de Cristian. “Esperábamos la pena máxima para este asesino, le disparó 14 tiros a mi hijo y es una lacra humana”, añadió dolido.
Pese a que luego del hecho quedara en libertad por haber actuado en “legítima defensa”, la responsabilidad de Arena se había reconocido en 2000, durante la reconstrucción del asesinato previa al juicio que se realizara en 2001. En ese entonces, el policía fue culpado de homicidio simple y había sido condenado a nueve años de prisión. Pero el fallo fue anulado por la Cámara de Apelaciones por considerarlo falto de algunos fundamentos técnicos. Aun así, bajo un gran halo de sospechas, Arena fue ascendido de oficial principal a subcomisario y vuelto a poner en funciones.
En este nuevo proceso que terminó ayer, el fiscal Jorge López Lecube pidió una condena de nueve años por considerar que “no puede haber una acusación más gravosa que en el otro debate (el de 2001), cuya sentencia no fue apelada por el entonces fiscal”. Los abogados defensores de Arena habían solicitado su absolución argumentando que éste actuó en legítima defensa. Pero para los miembros del tribunal que ayer dictó sentencia, Raúl Llanos, Ricardo Rojas y Gustavo Valle, quedó probado que Arena cometió un homicidio doloso y le dictó la pena mínima que prevé el Código Penal para ese delito. Los fundamentos de su veredicto serán dados a conocer el 18 de este mes.
Junto con Arenas estuvieron involucrados otros siete efectivos. Cinco de ellos habrían disparado, pero a ninguno pudo probársele su participación en la matanza porque nunca se les secuestraron las armas reglamentarias para realizar las pericias correspondientes. El padre del joven diseñador gráfico asesinado había acusado a varios policías que participaron del operativo, entre ellos Hugo Gorosito, quien le habría confesado haber estado a punto de rematar al joven inocente hasta que reconoció que era el hijo de su compañero.
El crimen de Cristian tuvo lugar en Pepirí al 600. Los policías perseguían a dos ladrones que habían robado una pizzería. “Hubo un ‘buche’ que puede ser ladrón o policía, que señaló por error a mi hijo y que después salió corriendo”, había dicho Robles al principio del juicio. Cristian fue asesinado junto con uno de los dos delincuentes perseguidos, Andrés Daniel Duarte, quien recibió 12 disparos. La investigación judicial determinó que todo sucedió durante una “emboscada” tendida por policías de la División Robos y Hurtos.
Al padre de Cristian le dolió que la Policía Federal, el cuerpo al que pertenece, no tuviera un gesto de apoyo hacia él y su familia: “A mí me dejaron como si no existiera, como si se sacaran una pelusa de la solapa. Mi familia y yo tenemos tanto dolor no sólo porque no hay justicia sino porque en este país es todo negro”.