SOCIEDAD › POLEMICA POR UN INFORME CIENTIFICO

Homeopatía, ¿terapia o placebo?

Una investigación publicada por la revista The Lancet sostiene que los resultados de los medicamentos homeopáticos son similares a los que se obtienen con placebos. Los homeópatas responden que no hay que comparar efectos sobre síntomas sino sobre la calidad de vida.

 Por Pedro Lipcovich

“El final de la homeopatía”: éste es el título que eligió la prestigiosa revista médica The Lancet para la producción a la que dedica su portada y que incluye una investigación según la cual los resultados de ensayos clínicos efectuados con medicamentos homeopáticos son similares a los que se obtienen con meros placebos; un severo editorial en el que pide a los médicos “ser firmes y honestos con sus pacientes acerca de la carencia de resultados de la homeopatía” y un artículo crítico sobre la “propaganda prohomeopática” a la que se inclinaría el Departamento de Medicina Tradicional de la Organización Mundial de la Salud. El presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Homeopática, consultado por este diario, adujo que “para la alopatía, el síntoma es el enemigo; para la homeopatía, es la manera como el organismo expresa un desequilibrio” y, por lo tanto, lo que habría que comparar no es el efecto sobre los síntomas sino sobre “la calidad de vida”. La misma The Lancet, al tiempo que critica a la homeopatía, advierte sobre “las falencias” de la medicina oficial “para ofrecer la atención personalizada que necesitan los pacientes”.
El eje de la producción de The Lancet es un estudio titulado “¿Los resultados clínicos de la homeopatía son efectos placebo? Estudio comparativo de ensayos clínicos placebo-controlados de homeopatía y alopatía”, realizado por investigadores de las universidades de Berna (Suiza), Zurich (Suiza) y Bristol (Gran Bretaña), dirigidos por Aijing Shang. Se trata de un “metaanálisis”, es decir, de un análisis a posteriori sobre pruebas clínicas ya efectuadas. Los investigadores tomaron 110 ensayos clínicos sobre medicina homeopática y otros 110 ensayos, sobre enfermedades similares, de medicina convencional.
Los autores seleccionaron con criterios uniformes los ensayos de homeopatía y de medicina convencional: en cada caso, el ensayo tenía que haber incluido un grupo de pacientes al que se le administró el medicamento y otro grupo que recibió sólo un placebo; y debía haber un informe escrito con datos suficientes. Es decir, se eligieron las pruebas clínicas que en principio parecieran más serias.
Se admitieron intervenciones homeopáticas de varios tipos: el 44 por ciento de los ensayos eran de “homeopatía clínica” –donde todos los pacientes con determinada dolencia reciben el mismo medicamento–; el 32 por ciento eran de “homeopatía compleja” –definida como la prescripción de un conjunto de medicamentos–; el 16 por ciento correspondían a la “homeopatía clásica” –un solo medicamento prescripto en forma individualizada–, y el siete por ciento, a “isopatía” –que procura curar la enfermedad mediante aquello mismo que la causa, por ejemplo el polen en la polinosis–. El trabajo señala que “los temas clínicos, estudiados en pares (un ensayo homeopático; uno alopático), iban desde las infecciones respiratorias hasta la cirugía y anestesiología”, y que “el tamaño de los estudios iba desde 10 hasta 1573 participantes”.
Según los investigadores, “los efectos observados en los ensayos clínicos placebo-controlados de homeopatía podrían explicarse por una combinación de deficiencias metodológicas e información tendenciosa”, mientras que “no sucede lo mismo con los efectos en los ensayos comparables de medicina convencional”. Y “cuando los análisis se restringieron a los ensayos clínicos con más participantes y de más alta calidad, no hubo evidencia convincente de que la homeopatía fuese superior al placebo, mientras que, para la medicina convencional, se apreció un efecto importante”. En estos últimos ensayos, utilizando una medida técnica denominada odds ratio, cuyo valor para un medicamento absolutamente inefectivo hubiera sido igual a 1, para los tratamientos homeopáticos el valor fue de 0,96.
En conclusión, “nuestros resultados apoyan la hipótesis de que los efectos clínicos de la homeopatía, a diferencia de los de la medicina convencional, son efectos placebo o de contexto”. En relación con el estudio dirigido por Shang, The Lancet publicó una dura nota editorial, donde plantea que “ahora los médicos deben ser firmes y honestos con sus pacientes acerca de la falta de beneficios de la homeopatía, y consigo mismos acerca de las falencias de la medicina moderna para responder a la necesidad de los pacientes de atención personalizada”; esta última deficiencia alentaría la búsqueda de ese trato personal en los homeópatas. Según el editorial, “durante demasiado tiempo ha habido una actitud de laisser-faire, políticamente correcta, hacia la homeopatía, pero hoy hay signos de esclarecimiento”. Menciona que “el gobierno suizo, después de un ensayo clínico de cinco años, retiró la cobertura de salud para la homeopatía” y que en Gran Bretaña, el Comité Parlamentario de Ciencia recomendó que “toda terapéutica que se reclame válida debe demostrar que va más allá del efecto placebo”.
En otro artículo de la misma revista, varios médicos mencionan críticamente la filtración del borrador de un informe titulado “Homeopatía: revisión y análisis de informes sobre ensayos clínicos controlados”, del Departamento de Cooperación Técnica para Drogas Esenciales y Medicina Tradicional de la OMS. Según este texto, “la mayoría” de las investigaciones homeopáticas publicadas en revistas científicas durante los últimos 40 años “han demostrado que la homeopatía es superior al placebo y es equivalente a las medicinas convencionales en el tratamiento de enfermedades, tanto en humanos como en animales”. Xiaorui Zhang, coordinadora para medicinas tradicionales de ese sector de la OMS, salió a atajar: “Es sólo un borrador preliminar” de un informe en preparación, aseguró.
Gustavo Pirra, presidente de la Asociación Médica Homeopática Argentina (AMHA), objetó de este modo los resultados de la investigación publicada en The Lancet: “Para la alopatía, el síntoma manifiesto es el enemigo a combatir: entonces, si hay contractura se prescribe un miorrelajante, si hay hipertensión se prescribe un medicamento específico. Para la homeopatía, en cambio, los síntomas son las letras que utiliza el organismo para expresar un desequilibrio. Entonces, no es posible comparar los efectos de medicamentos, cuando los criterios son totalmente distintos”.
Pirra destacó que “en el Congreso Internacional de Homeopatía efectuado este año en Berlín se convino con la OMS, representada por Xiaorui Zhang, hacer estudios prospectivos a cinco años, teniendo en cuenta la calidad de vida, para la misma enfermedad, en pacientes bajo tratamientos homeopáticos y alopáticos”.

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La falta de atención personalizada de la medicina tradicional alentaría la búsqueda de trato personal en los homeópatas.
 
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