SOCIEDAD

El romance del Reinaldo y laAdelfa

El tiene 24. Ella, 82. Ella lo conoce desde que nació. A los 15, la tomó como madre. Ayer la tomó como esposa. Ocurrió en Santa Fe.

Desde Santa Fe

“Ella es mi mundo, es todo para mí: mi madre, mi abuela, y bueno... ahora, es mi esposa”, dice Reinaldo Waveqche. Y exhibe la libreta de casamiento. A su lado, Adelfa Volpes comparte la felicidad. El tiene 24 años y ella, 82. Los dos eran solteros hasta que dieron el sí en el Registro Civil de Santa Fe, a las 7.45 de la mañana. El casamiento estaba previsto para más tarde, pero se adelantó por el horario de las transmisiones en vivo y directo. Un enjambre de medios pone en foco a la historia de amor, busca antecedentes y quizás sea en vano, será difícil encontrar algún caso parecido en el mundo. Lejos de cabildeos, los novios disfrutan el show mediático que los rodea, mientras los empleados de la oficina cumplen con la vieja tradición de tirar papelitos al aire. Todos aplauden. Adelfa camina a pasos lentos, Reinaldo la lleva de un brazo. Ella está radiante. “¿Qué importa el que dirán? –se pregunta–. Si encontraste al compañero de tu vida, que te da felicidad, que te da amor, que te da compañía. ¿Qué importa lo que diga la gente? Lo importante es ser feliz.”

Adelfa tenía 58 años cuando nació Reinaldo. Era amiga de su madre hasta que el chico quedó huérfano y en el desamparo. “No tenía a nadie en la vida, entonces yo le dije que se venga a vivir conmigo, aquí en el centro de Santa Fe”, relató la mujer. “Era pequeño, sólo un niño, tenía 15 años, pero desde el primer día de convivencia nos complementamos muy bien”, explicó.

“Después, la relación comenzó a tomar otro color, yo me sinceré con él y le propuse que cambiáramos las cosas.” Y así ocurrió ayer. Los amantes mantuvieron entonces su secreto durante casi una década. “El es un chico muy tímido, entonces yo le dije: ‘¿Qué te parece si confesamos esto?’ Y el me dijo: ‘Sí, yo lo estaba esperando’”, recordó Adelfa. “Yo siempre pensaba que tenía que confesarse. Tantos años que yo lo trataba, que lo había traído a casa, que tenía que confesarse. ¿No es cierto?”, se volvió a plantear la novia.

Reinaldo coincide: “Lo nuestro nació en base al respeto y los momentos que compartimos juntos, nunca nos importó la diferencia de edad. Parece más una amistad que una historia de amor, pero no es así. A mí siempre me gustaron las mujeres maduras”, dice con sonrisa pícara. “Ella se enamoró de mí. Y yo también me había enamorado de ella. Bueno, así empezó todo –-completa el novio–. Adelfa era soltera y no tiene hijos. No tiene a nadie, ahora el único familiar soy yo.”

La boda tiene la cobertura internacional de los famosos. La noticia ya recorre el mundo. La ceremonia en el Registro Civil no duró más de media hora. Adelfa y Reinaldo salieron entre aplausos y papelitos. En la puerta los esperaba un automóvil flamante para llevarlos hasta la Basílica de Guadalupe, un santuario de la Virgen en el extremo norte de la capital santafesina. ¿Otra ceremonia? No. Una sesión de imágenes para un canal de Brasil que les regaló la luna de miel en Río de Janeiro. “Ella ya conoce Brasil, pero yo no, así que aceptamos esta gentil propuesta”, comentó Reinaldo.

–Adelfa, ¿imaginó que su casamiento tendría tanta repercusión? –le preguntó un periodista.

–No, la verdad que no. Me siento bien, siempre me sentí segura de lo que íbamos a hacer, pero hoy me siento bien. Además, ustedes son muy amables, la gente nos ha recibido muy bien.

Las preguntas se mezclan. “Lo importante es la convivencia. Ahora, va a ser distinto”, dice Adelfa.

–¿Y ahora quién va a cocinar?

A ella se le iluminan los ojos: “Ah, las cosas de la casa las hacemos entre los dos, a veces uno y a veces el otro. Y él cocina lindo.

“Vamos a sentarnos, vieja”, le dice el pibe. Y los dos se acomodan en un banco de la Basílica. El coro mediático los envuelve.

–¿Es el amor de tu vida?

–Sí, sí. Es el amor de mi vida –responde Reinaldo.

–¿Qué pensás de los prejuicios sociales que genera ver a un chico tan joven casándose con una mujer tan grande?

–Que crean lo que quieran, a mí no me interesa lo que puedan decir los demás. Yo sé lo que siento por ella y ella sabe lo que siente por mí –-desafía Reinaldo.

–¿Y qué te gusta de ella?

–La forma de ser, el carisma, el amor que tiene por dentro, su dulzura. Me gusta todo eso. ¿Qué nos une? El amor y nada más, no hay intereses materiales de por medio. Porque si quisiera algo material de ella, ya lo tendría –insiste el novio. Y explica que Adelfa ya le cedió todos sus bienes a través de una donación. Adelfa es jubilada y Reinaldo no trabaja. Explica que se dedicará “a cuidarla”.

La esposa lució un vestido azul, con brillos, y un tapado de piel claro, que según ella lo eligió “junto con una buena amiga”, mientras que Waveqche estaba de traje oscuro, anteojos de sol y barba cuidada. “A las 6 de la mañana comencé a producirme, me puse tacos muy altos. Estoy muy contenta, feliz, todo fue muy bien, que más se puede pedir, es una satisfacción muy grande poder tener un compañero así. Reinaldo es un ser maravilloso, muy bueno, amable y educado, es todo. Yo lo conozco desde que nació, lo vi crecer”, sintetizó Adelfa. Y se fue, con su marido.

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Los dos eran solteros hasta que ayer dieron el sí en el Registro Civil de Santa Fe.
 

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