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La diáspora pampeana

“Si no hay algún tipo de intervención, como la reconstrucción de un caudal mínimo fluvio-ecológico y una intervención para la actividad productiva, la situación del decrecimiento será realmente grave”, aseguró la geógrafa Beatriz Dillon, durante un foro organizado por la Fundación Chadileuvú en la sede del Concejo Deliberante de Santa Rosa, capital provincial. La afirmación se basa en un estudio realizado junto a Jorge Scarone sobre la magnitud del impacto del desabastecimiento del río Atuel en la población.

Para la geógrafa, 1947 es el año que funcionó como bisagra para “el inicio del decrecimiento de la población en los cinco distritos afectados: Chalileo, Chicalco, Limay Mahuida, Curacó y Lihuel Calel”. Esta consecuencia, explicó, se debió a “la carencia de un caudal continuo”, que en los primeros 23 años se resumió en un corte total de agua.

“La diáspora fue especialmente de jóvenes en edad productiva, lo que impacta negativamente sobre la natalidad y deriva en el envejecimiento de la población”, detalló Dillon, y apuntó que los destinos de esa migración fueron a los lugares con “emprendimientos productivos”, como Santa Rosa o General Alvear y San Rafael, en Mendoza. Hoy, estas zonas, con un “despoblamiento rural muy marcado, se encuentran entre los departamentos de menor de calidad de vida del país”.

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