Dos amigas que compartieron parte del viaje a Ecuador con las turistas argentinas Marina Menegazzo y María José Coni, asesinadas en la localidad de Montañita, sostuvieron que desconfían de la versión que indica que las chicas aceptaron parar una noche en la casa de uno de los detenidos por los ataques. Ambas jóvenes insistieron con que Coni y Menegazzo “tenían plata”, además de tarjetas de crédito y que “nunca hubiesen recurrido a desconocidos ante algún problema”. Además, opinaron que la Justicia ecuatoriana quiere “cerrar la causa pronto” para evitar que se investigue en profundidad.

“Cuando nos volvimos a Mendoza y ellas se quedaron en Montañita, todavía tenían plata y pagaban su alojamiento”, señaló Sofia Sarmiento, que hasta el 10 de febrero compartió el viaje con Coni y Menegazzo. “Además de plata, tenían tarjetas de crédito. Conozco a mis amigas, si tienen un problema para pagar el alojamiento llaman a la familia para que las ayuden, no van a ir a la casa de cualquier desconocido”, agregó la joven. La amiga de las turistas, además, afirmó que “hay muchas cosas raras por esclarecer, quieren cerrar la causa rápido para que no se investigue más”. En ese sentido, consideró que podría tratarse de “una red de trata” y que “no vamos a dejar que se cierre porque queremos justicia para nuestras amigas”.

En la misma línea, Agostina Cano, otra de las amigas de las jóvenes mendocinas, en relación al detenido por el hecho sostuvo que “sinceramente, no es por discriminación ni nada, pero no me da nada de confianza ese señor así que, si me preguntás a mí y conociéndolas, creo que ellas hubiesen pensado lo mismo”. Agostina, además, señaló que si bien tanto ella, como Sarmiento, Coni y Menegazzo habían estado en Montañita, Marina y María José decidieron volver unos días más, para luego viajar a Guayaquil, desde donde regresarían rumbo a Chile a sus casas, en Mendoza.

La joven dijo que en la estadía que compartieron en ese pueblo ecuatoriano no advirtió nada extraño ni peligroso, aseguró que las cuatro evitaban relacionarse mucho con extraños y que su viaje –que habían planificado en agosto– era “muy cultural”. El único incidente que la amiga supo que tuvieron las dos turistas fue el robo de un monedero con 70 dólares que ambas guardaban como un fondo común, que les sustrajeron de la habitación del hostel en el que pararon en la segunda oportunidad que estuvieron en Montañita.

Agostina también sostuvo que no cree que sus amigas hayan aceptado ir a la casa de un desconocido y resaltó que entre ellas e, incluso, con sus familias, se comunicaban de manera permanente por chats telefónicos y que se avisaban entre sí cuando iban a estar sin wi-fi y, por ende, no iban a tener conexión. “No me cierra la teoría porque además es imposible que se hayan querido quedar un día más en Montañita, ya que tenían un vuelo y debían irse ese día a las 14 a Guayaquil, y menos creo que les hayan pedido ayuda a estos hombres”, concluyó.