SOCIEDAD › LAS ESTADISTICAS DEL CIGARRILLO EN LA ARGENTINA

Una adicción cada vez más femenina

“La Argentina sigue siendo uno de los países de mayor consumo de cigarrillos en Latinoamérica”, sostuvo Isidoro Hasper, coordinador de la Comisión de Tabaco o Salud, de la Secretaría de Salud porteña. La poco distinguida categoría tiene sus perfiles: en el último año se acentuó la mayoría fumadora femenina, con preeminencia en zonas urbanas. Los estudios están dirigidos especialmente a jóvenes y adolescentes, porque conforman el grupo de mayor riesgo, no porque para los adultos el cigarrillo no resulte nocivo sino porque el marketing de las tabacaleras tiene a los adolescentes en la mira: una vez conquistado ese sector, los fabricantes se garantizan fumadores cautivos durante unos 30 años.
Según datos del Atlas del Tabaco, en Argentina el 28,1 por ciento de los jóvenes es fumador. Pero si se analiza por sexo, el 30 por ciento de las mujeres jóvenes consume cigarrillos, mientras que entre los varones, el porcentaje desciende al 25,7. En términos relativos, sobre el total de fumadores, la proporción femenina aumentó, mientras que los varones parecen haber descendido. Esto no significa que el número de hombres fumadores sea menor que años anteriores, sino sólo que en comparación con las mujeres, fuman menos. “Se supone que hay más fumadoras que fumadores por efecto de la publicidad –aseguró Hasper–; está dirigida especialmente a las mujeres.” Hay muchos relatos que refieren a mujeres que fuman para evitar engordar. Según el especialista, “si bien los varones son menos fumadores, los que fuman empezaron más precozmente y fuman en mayor proporción”.
Hasper, que también es coordinador de la Comisión de Tabaco o Salud de la Facultad de Medicina de la UBA, sostuvo que “en un estudio reciente en la facultad encontramos que fumaba el 34 por ciento de los alumnos que estaban por recibirse, sin distinción de sexo”. También se detectó que el 90 por ciento del alumnado reconocía que no se cumplen las disposiciones para no fumar. “Y se demostró que aquellos que tienen menor nivel socioeconómico fuman más, y que los más fumadores tienen menor rendimiento en sus materias. No está demostrado aún que una y otra cuestión estén relacionadas entre sí, pero sí que al menos son coincidentes.”
En Argentina el 33 por ciento de los docentes es fumador; también lo es el 30 por ciento de los médicos cardiólogos; mientras que tres de cada diez adolescentes fuman todos los días. La comparación no es casual. Tanto cardiólogos como docentes son grupos sobre los que se debería apoyar la enseñanza de los efectos perjudiciales del tabaquismo. Y los adolescentes son el objetivo central de las campañas de las tabacaleras.

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