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Viernes, 12 de octubre de 2007

TEATRO › “FAMILIA BONSAI”

Cuando el Sub-20 ocupa el escenario

En el Teatro del Pasillo, Silvana Amaro dirige a un grupo de adolescentes que escapa a los lugares comunes del oficio.

 Por Carolina Prieto

Familia Bonsái condensa una serie de elementos atractivos: un elenco formado por nueve adolescentes de entre 16 y 19 años que sostuvieron durante año y medio un proceso de creación junto a la directora Silvana Amaro, una investigación profunda sobre la vida familiar de principio de siglo y una narración que mezcla elementos fantásticos, humor absurdo y una expresividad alejada del realismo. La obra, que se presenta los sábados a las 19 en el Teatro del Pasillo (Colombres 35), asoma así como una propuesta atípica dentro del panorama juvenil. La acción transcurre durante una noche en la casa de una familia venida a menos, a punto de ser rematada. Dos hermanas y sus hijos aguardan la noticia fatal y, mientras tanto, todos los trapitos sucios salen al sol. Conflictos entre padres e hijos, entre las hermanas (abandonadas por sus maridos, uno de ellos culpable de la debacle al jugar hasta lo que no tenía en “los casinos” e hipotecar la casa), sentimentales (los chicos se acercan al amor; algunos llenos de confianza, otros muy escépticos).

¿Rarezas? En esa residencia hay un piano de cola con dos teclados enfrentados que produce desconcierto, y que hasta cobra la fuerza de un personaje más, además de un paraguas con poderes insospechados. Los protagonistas también tienen lo suyo: casi todos se llaman Isabel, María o Fausto. “Cuando la directora me llamó para encargarme de la dramaturgia, me encontré con una repetición de nombres que me interesó mantener”, cuenta Cynthia Edul, joven dramaturga egresada de la carrera de Letras de la UBA y formada junto a Mauricio Kartun. “Era un recurso que facilitaría el tono de comedia de enredos. De ahí que las escenas relacionadas con los equívocos suceden en un living con varias puertas por donde entran y salen los personajes; y las escenas de amor, en la terraza.” Ya el mismo título sugiere la idea de algo trunco, amputado, pequeño. ¿Acaso las dificultades de crecimiento de muchas familias reaparecen en ésta?

Amaro es también coach de actores jóvenes de cine (viene de trabajar en Cordero de Dios, de Lucía Cedrón; El vestido, de Paula de Luque; y El tesoro del portugués, de Néstor Paternostro) y comenta que la potencia de las primeras escenas creadas por los chicos, a partir de fotografías de época, fue el disparador del espectáculo. “Trabajo con este grupo desde hace cinco años. Comenzaron a tomar clases cuando tenían once y fueron creando un lenguaje común”, destaca. “Empezaron a improvisar a partir de fotos familiares antiguas que los motivaron muchísimo. Generaron escenas grupales e individuales muy interesantes, y así nos embarcamos en un proceso que duró un año y medio. Buscar material, improvisar, investigar sobre la familia y la educación de comienzos del siglo XX en Buenos Aires. Los chicos se comprometieron a fondo: trabajamos todos los sábados con una dedicación impresionante.”

Para la directora, con más de diez años de experiencia en pedagogía teatral con niños y adolescentes, el tema despertó en el elenco “un imaginario muy atractivo, tal vez por tratarse de un mundo alejado temporalmente pero con puntos en común. Los chicos estaban muy abiertos a asociar, a tomar la propuesta del otro y generar más material; totalmente entregados al trabajo”. Según Edul (intérprete de obras del off como Si te sigo, muero y Sólo cuando muera), la experiencia resultó estimulante al alejarse de la urgencia y la superficialidad que suelen colarse en la producción. “El grupo viene funcionando desde hace mucho tiempo y, sin embargo, recién ahora llegan a este estreno. Es que Silvana estuvo atenta a no anticipar las cosas. Fue un trabajo con mucha conciencia, y con una prioridad clara: los chicos, no el afuera. Yo escribí a partir de las improvisaciones y ellos fueron probando el texto. Hasta tomaron en cuenta algunas sugerencias que les hice a nivel actoral.” Una buena oferta para acercarse a los misterios de esta familia tan normal, con jóvenes alejados de todos los lugares comunes de la actuación que suelen aparecer en la pantalla chica.

* Familia Bonsái, sábados a las 19 en el Teatro del Pasillo (Colombres 35, entradas a $ 10, reservas al 4981-5167.)

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Familia Bonsái, ácida pintura de una mansión en bancarrota, va los sábados a las 19 en Colombres 35.
 
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