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Viernes, 5 de mayo de 2006

PROYECTO DE JORGE COSCIA

Un instituto para defender el libro

El ex director del Incaa y actual diputado presentó un proyecto para crear el Instituto Nacional del Libro, destinado a la difusión del libro argentino. Será analizado por las comisiones de Cultura y Presupuesto.

 Por Silvina Friera

El día que empezó la Feria –el pasado jueves 20–, el diputado Jorge Coscia (Frente para la Victoria) presentó el proyecto de ley de creación del Instituto Nacional del Libro, inspirado en el funcionamiento del Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Audiovisuales (Incaa), que condujo durante cuatro años. “Facilita el desarrollo, el crecimiento y la difusión del libro argentino”, explica Coscia en diálogo con Página/12. El proyecto, que será analizado por las comisiones de Cultura –que preside Coscia– y de Presupuesto y Hacienda, promueve un fondo de fomento del libro argentino, que estará constituido por 5 o 6 millones de pesos, para difundir escritores nacionales y traducciones de obras de autores extranjeros que difícilmente llegan al país. “La Argentina tiene una tradición editorial y literaria de grandes escritores traductores como Cortázar, Borges o César Aira, que se ha perdido y debilitado porque solemos importar traducciones que están en un castellano que no es el nuestro. Y si como decía Jauretche: ‘Lo nacional es lo universal visto con ojos propios’, incluso en el tema de las traducciones, si son universales, preferimos que sean hechas con nuestra voz”, aclara el diputado del Frente para la Victoria.

El Fondo de Fomento del Libro Argentino estará constituido por el 1 por ciento de las ventas de libros realizadas por las empresas editoriales, el 0,5 de los ingresos de las distribuidoras y el 0,5 correspondiente a los comercios. La idea original del proyecto presentado por Coscia es del legislador por la Ciudad Elvio Vitali, quien como director nacional de Acción Federal e Industrias Culturales, en 2004, comenzó a analizar la posibilidad de crear un organismo similar al Incaa. En caso de aprobarse, el Instituto del Libro será conducido por un presidente, designado por el Poder Ejecutivo, y será acompañado en su gestión por un consejo asesor y por una asamblea federal, que le imprimirán un fuerte sesgo federal al organismo. El consejo asesor estaría integrado por tres representantes del sector editorial, dos libreros y dos autores, además de siete delegados de las distintas regiones culturales del país, que se desempeñarán ad honorem y tendrán un mandato de dos años. La asamblea estará integrada por las máximas autoridades de Cultura de todas las jurisdicciones del país, que se reunirán por lo menos una vez al año.

“Es una ley sana –la define Vitali–, sobre la base de que el libro parte de una asimetría fiscal, que es que no factura el IVA al público, pero en todo el proceso de producción y comercialización el IVA es cargado al editor y al librero, que no lo pueden facturar. Por lo tanto, esto genera una injusticia.” El Instituto prevé que el editor, el librero y el distribuidor –los tres sujetos que intervienen en la comercialización y distribución del libro– estén dispuestos a depositar un mínimo porcentaje de la facturación (1 por ciento el editor, 0,5 el librero y 0,5 el distribuidor), de modo tal de generar un Fondo de Fomento. “Todo el IVA que se produce en el proceso de producción es posible que sea descargado del impuesto a las Ganancias –subraya Vitali–. Entre el aporte y la descarga del impuesto a las Ganancias hay una suerte de equilibrio fiscal, y además el editor, el librero y el distribuidor tendrán un beneficio por la acción que despliegue el Instituto, que básicamente será de créditos a la producción y de fomento a todas las actividades del libro.” Cuando se conoció en 2004 la idea de crear el Instituto, las grandes editoriales, nucleadas en la Cámara Argentina de Publicaciones, no estaban de acuerdo con la creación de ese Fondo. “Es muy raro que los números le den a una pyme y no a las grandes, que son más eficientes en el tema costos. A mí me parece que tienen que afilar el lápiz o cambiar de contador”, ironiza Vitali. “En cualquiera de las dos cámaras hay gente que ve la creación del Instituto del Libro con más o menos simpatía. No tiene tanto que ver con la afiliación a la cámara, sino con el conocimiento del proyecto. Hay cine argentino porque hay Instituto del Cine. Cuando se vea en acción al Instituto del Libro, será notoria la ventaja que le traerá a la industria editorial.”

Coscia asegura que se compromete a tratar el proyecto en el menor tiempo posible, pero en su primer mandato como diputado dice que no hay una Cámara igual a otra. “Una cosa fue el Congreso del año pasado, que sesionó diez veces, y otra es éste, que ya sesionó funcionalmente diez veces más. Soy parte de un Congreso que trabaja y mucho, pero no es que un auto te lleva a un lugar en el mismo tiempo que otro. Creo que este Congreso va rápido, pero no puedo decir cuán rápido va a ir para el tratamiento de esta ley. Sería feliz si fuera aprobada en el transcurso del año.”

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“Solemos importar traducciones que están en un castellano que no es el nuestro.”
 
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