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Miércoles, 12 de octubre de 2005

UN FESTIVAL DE INDEPENDIENTES

“Este evento nos da otra visibilidad”

En siete salas y durante todo este mes, el Encuentro Buenos Aires Danza Independiente permitirá acceder al trabajo de un buen número de grupos que trata de impulsarse a puro pulmón.

Sólo en ocasiones especiales las pequeñas compañías de danza, independientes y autogestivas, adquieren visibilidad en la escena pública y convocan multitudes. Estas ocasiones, en Buenos Aires, son básicamente dos: el Festival de Danza Contemporánea, que se realiza cada año par, y el Encuentro Buenos Aires Danza Independiente, que desde el 2003 es programado para los años impares, auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Ciudad y organizado por Prodanza, con el objeto de nuclear a todas las asociaciones de danza independiente de la metrópoli porteña. “Decidimos crear un espacio para todo aquello que no entraba, por definición, dentro del Festival, que es meramente de danza contemporánea”, explica la directora artística de Prodanza, institución del Gobierno de la Ciudad que protege y fomenta la danza independiente. “Un espacio que concentrará las diferentes asociaciones autogestivas que realizan una gama valiosísima de actividades, casi en silencio y en el anonimato”, completa.
Durante todo octubre se llevará a cabo este segundo encuentro, en siete salas diferentes (ver aparte), en el que participarán las asociaciones Cocoa-Datei (Coreógrafos Contemporáneos y Afines Danza Teatro Independiente), Cieeda (Centro de Investigación, Experimentación y Estudio de Danza), Arte XXI, Artes Escénicas Contemporáneas Armar y la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, para presentar no sólo espectáculos coreográficos, sino también jornadas de reflexión, charlas con los realizadores y cursos gratuitos. Y, sobre todo, “para incentivar el intercambio entre las distintas asociaciones”, agregan al unísono la presidenta de Cocoa, Teresa Duggan; Silvia Pritz, de ARMAR; el argentino Marcos Ariel Rossi –director del Ballet Foramen de México que participará del encuentro–, y Paula de Luque, en diálogo con Página/12.
–Reunir a todas estas agrupaciones en un ciclo, ¿es una forma de atraer más público?
Paula de Luque: –La danza contemporánea, por definición, no es masiva, porque es un arte de búsqueda y, como toda vanguardia, no convoca multitudes. De todos modos, a raíz del mantenimiento en el tiempo del Festival, se fue generando un nuevo público. Desde hace cinco años hasta ahora ha habido un cambio muy grande y la danza ya no suena a una cosa de gente rara que no sabemos bien a qué se dedica...
Teresa Duggan: –El gran desafío es romper el prejuicio de que uno va a ver danza y no va a entender. Uno puede salir movilizado, sentir, emocionarse, al margen de comprender o no. A nosotros nos costaba mucho llenar la sala con gente que no fueran familiares, conocidos o del mundo de la danza. En cambio, un encuentro de este tipo convoca mucha más gente.
P. de L.: –El Festival de Danza Contemporánea concentra a 14 mil espectadores en quince días. Entonces, no es que la gente no quiera ir a ver danza. Se trata de políticas públicas y eso es en lo que trabajamos desde Prodanza. Para estos grupos es una gran estrategia el estar unidos y enmarcados en este evento, que les da visibilidad y, por lo tanto, existencia.
–¿Y qué líneas o tendencias pueden destacar en la danza contemporánea independiente de hoy en la Argentina?
T. D.: –La danza está cada vez más confundida con el aspecto plástico. Antes el coreógrafo se preocupaba sólo por los pasos, por el movimiento. Ahora piensa en la totalidad de la obra, en cómo va a ser la propuesta estética. También la danza está más entrelazada con otras artes. Antes, si un bailarín hablaba era raro y ahora es moneda corriente, al igual que bailar sin música. Una vez, Julio Bocca bailó un poema leído por Alfredo Alcón y a todos les pareció algo rarísimo, y eso en la danza contemporánea ya se había hecho: el desconocimiento nos llevaba a quedarnos en el cuartito del fondo. Hoy, en cambio, la globalización nos ayuda a ver lo que pasa en el mundo para, desde lo que a uno le interesa como creador, comenzar a desatar esos ovillos y hacer un tejido propio.
P. de L.: –A mí no me parece que la globalización ayude. Si bien la danza contemporánea en Buenos Aires está emparentada con lo que pasa en el mundo, sería bueno que comenzara a mirar un poquito para adentro. La danza no pretende tener un lenguaje propio de un país o una región, pero sí una búsqueda menos atada a los condicionamientos de las modas, que también existen en la danza. Yo tengo la esperanza de que la danza en Buenos Aires esté en proceso de encontrar un lenguaje propio.
Silvia Pritz: –Cuando yo me formé, con Ana Itelman, la búsqueda se centraba en lo particular de cada uno. Esto era bien recibido, porque nadie quería parecerse a nadie. Hoy hay toda una red, compuesta por los jurados, curadurías, los medios, etc., que les hace difícil a los coreógrafos trabajar hacia adentro, en ciudades como Buenos Aires, donde uno está tan influenciado. Hay que tener una convicción muy profunda.
Marcos Rossi: –Para mí, la danza es técnica más investigación más poética. Yo me la paso, como investigador, tratando de rechazar las modas y eso se logra sólo con horas de trabajo cotidiano. Por ejemplo, la tecnología es una moda en la danza, pero yo me quedo con el cuerpo, que es un campo donde todavía hay mucho por descubrir.
–¿Cómo se sostiene en la Argentina una compañía independiente, autogestionada?
S. P.: –Yo me rodeo de la gente que tiene ganas de trabajar conmigo, porque le interesa lo que hago. Cuando hay dinero se arma una cooperativa y cuando no, se hace igual con lo que cada uno tiene para ofrecer. Los acuerdos son humanos, de palabra, un contrato ético que surge de la necesidad de llevar a cabo un proyecto, únicamente a partir de las ganas de hacer.
M. R.: –Yo creo que en la Argentina, al igual que en México o Brasil, no tenemos apoyos masivos para difundir las propuestas contemporáneas. Eso nos diferencia de Europa. Estoy seguro de que con el apoyo necesario podríamos plantear un encuentro de este tipo en el Luna Park, no sólo porque son espectáculos de mucho nivel, sino porque la danza refleja al ser contemporáneo de hoy.

Informe: Alina Mazzaferro.

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Marcos Ariel Rossi, Teresa Duggan, Silvia Pritz y Paula de Luque.
 
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