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Domingo, 20 de diciembre de 2009

MUSICA › JORGE NASSER HABLA DE SU ULTIMO DISCO, NASSER DUOS, QUE ES PLATINO EN URUGUAY

“Me desembaracé de la unilateralidad”

El cantante uruguayo, creador de la milonga-rock, grabó colaboraciones de lujo con Jaime Roos, Rubén Rada, León Gieco, Teresa Parodi y Lágrima Ríos, entre otros. Acaba de editarse aquí.

 Por Cristian Vitale

Jorge Nasser sabe que es ideólogo, creador y vehículo de una uruguayés completa: la milonga-rock. Incluso tiene su propia teoría para intentar explicarse cómo parte: la llama “evolución darwiniana de la milonga-rock”. “Y Dino es el neandertal más cercano a mí”, engancha él, puntualizando la incumbencia, tan grande o mayor, que ha tenido en esta alquimia Gastón Ciarlo Dino, gran cantante de la Banda Oriental, y uno de los quince que lo acompañaron en la ciclópea tarea de grabar su disco de dúos, el cuarto en su devenir solista. “Hay una sucesión dinástica en el género: Zitarrosa, Dino y yo. Por eso lo convoqué para hacer ‘Prueba viviente’. Su falsete a lo Roy Orbison es genial. Por supuesto, vengo en esta veta desde que, a fines de los ’80, grabé ‘Milonga del pelo largo’, incluso desde antes, cuando le programé las cajas de ritmo a Jaime Roos en 7 y 3. ¡Ese sí que fue un disco futurista!”, sigue.

–Pero de candombe. ¿Jaime Roos entra en la “dinastía” o la rodea?

–Bueno, él ha hecho sus aportes, pero son más puntuales: “La hermana de la coneja”, “Nadie me dijo nada”, esas canciones.

Esta es una de las tantas formas de entrarle a Nasser Dúos, disco de platino en Uruguay y recientemente editado en Argentina. Otra va por el lado de sus figuras. Fruto de su inquieta militancia en el campo de la música popular, Na- sser tuvo el “entre” necesario para compartir canciones con León Gieco, Teresa Parodi, Pepe Guerra, Cristóbal Repetto, Rubén Rada, Lágrima Ríos, Fernando Cabrera y Roos, entre otros. “Fue providencial. No tuvo nada que ver con algo diseñado en ningún escritorio, ni en ninguna compañía, por suerte. La participación de los artistas fue totalmente de onda. La idea central de este trabajo fue preservarme del unilateralismo”.

–¿Referido a qué?

–Ser cantante de rock es la unilateralidad máxima, tenés que defender tu puesto. Con Níquel venía en ésa. Entonces, apenas me desembaracé de eso, dije “voy a cantar con Jaime, con Rada” y empezaron a concretarse los primeros dúos. Naturalmente, tiendo a compartir con otros para aprender. Dúos tiene que ver con eso, y también con la devolución al público: notar la felicidad que provoca ver cantar juntas a personas que conoce, pero aquilata por separado. Se produce un tercer ojo, una tercera dimensión cuando uno encara un dúo.

–¿Los temas los eligió usted o hizo alguna concesión?

–Bueno, el protocolo indica que sí: fui yo (risas). En este sentido, y al ser colega, uno trata de hacérsela fácil al otro, porque lo sabe ocupado, o que viene de onda. Después, en el caso de Jaime le había propuesto otro tema, pero él me dijo de hacer “Tras de ti”.

–Sintomático que las canciones de Roos y Rada (“Tras de ti” y “De nosotros dos”), además de ser dos de las más bellas de su historia, figuren “pegadas” en el disco, sin silencios entre pista y pista...

–Totalmente. Lo veo como un llamado a la concordia entre ambos, una especie de pipa de la paz, ¿no? Es una aspiración personal que tengo, muy humilde, casi en clave, para algo que ahora parece ser más cercano: que se amiguen, toquen juntos y nos den ese talento que tienen. Y qué mejor que encontrarse en Mateo, alguien con quien los tres –Rada, Roos y yo– tenemos una hermosa historia de amor.

–Pese a que la mayoría de las canciones son de su autoría, no podía faltar Zitarrosa.

–Bueno, hacer temas de Alfredo me cuesta cada vez más, porque ya he ido matando los de cajón. En este caso, al ser un brasileño el invitado (Luiz Marenco), me parecía que encontrarnos en Zitarrosa era también una forma de mostrarle a la región que Alfredo es un ídolo hasta en todo Rio Grande Do Sul. En el caso de “Milonga Madre”, nos acercamos más a lo tradicional. Decidimos no tomar ningún riesgo estético ni artístico, más bien presentarla en su forma más tradicional: dos guitarras y un guitarrón, como una forma de reverenciar los orígenes del género.

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Nasser dice ser parte de “la evolución darwiniana de la milonga”.
 
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