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Miércoles, 20 de octubre de 2010

MUSICA › BAD DREAMS Y ANGEL MAHLER RECREAN A GENESIS EL VIERNES EN EL LUNA PARK

Banda, orquesta y catedral de música

El grupo que revisita el universo de la banda inglesa ocupará el estadio del Bajo con la orquesta de Mahler y una gran puesta.

 Por Cristian Vitale

De Java y su jazz rock apenas queda el recuerdo. Aquella banda de relativa suerte que había atravesado los ’90 por el under encontró su sino cuando cambió de nombre a Bad Dreams, de integrantes y de estética. De los temas propios pasó a esforzarse por descifrar a una de las agrupaciones más brillantes de la historia del rock: Genesis. “En un determinado momento, por el vuelo de las melodías y las armonías geniales de Genesis, se decidió como eje interpretar sus temas”, dice Gabriel Agudo, cantante, guitarrista y voz del quinteto, a horas de materializar el primer gran recital, este viernes a las 20.30 en el Luna Park. “Se dio así, desde que la banda cambió, hace cuatro años; tuvimos un crecimiento gradual cuya dinámica fue concentrarnos en pocos recitales y buenos: tocamos dos veces en el Coliseo, una en el Bristol, hicimos un par de giras y ahora concentramos toda la energía en este recital. Nos animamos.”

La decisión tuvo un punto de inflexión llamado Angel Mahler. El compositor y director de orquesta trabó intereses con Bad Dreams y activó la intención. “Brotó todo, se vino el empujón no sé hacia dónde”, se ríe Mahler. “No sé, tal vez para animarlos a hacer un estadio tan querido y grande como este.” El director señala el sitio –lo tiene enfrente– donde Bad Dreams y su Orquesta Sinfónica de 30 músicos recrearán las asombrosas piezas de la banda de Gabriel, Hackett y Collins. “No sé, en la vida suelen aparecer esas personas que te dan la confianza de preguntarte ‘¿seré capaz de hacer tal o cual cosa?’, ¿por qué no?..., ellos son capaces de hacerlo, faltaba tomar la decisión. Me gustó desde un principio que sean tan seguros y exactos”, define Mahler.

Banda y Orquesta, entonces, anudarán ánimos bajo una escenografía grandilocuente, con ojivas de aluminio de diez metros y pantallas de leds que simularán una fachada de catedral. “Algo fuera de lo habitual”, se entusiasma Mahler. “A mí me encantaba ver a esas grandes bandas de los ’70 con esas puestas inmensas. Pero, más allá de eso, me inquieta saber qué va a pasar cuando la gente escuche el agregado orquestal. Al primer aplauso, ya voy a saber si les gustó o no. Lo ideal sería que la gente escuche ‘Follow you, follow me’ y se muera de encanto.” “Aseguro dos cosas”, se reengancha Agudo. “Nosotros no copiamos, no queremos imitar sino interpretar y no nos disfrazamos. Nadie se disfraza de Rael” (risas).

–¿Cómo fue el proceso de adaptación, el paso de lo que ustedes venían haciendo solos a lo que ocurre cuando se incorpora la orquesta?

G. A.: –Pensamos que iba a ser difícil, porque nunca habíamos tocado con una sinfónica. Pero pasó lo contrario: la adaptación fue natural, hay una química increíble entre los músicos. No lo sentimos como algo traumático..., incluso, ahora no nos imaginamos sin ellos.

A. M.: –Lo natural tuvo que ver con que ellos tenían que seguir tocando lo que tocaban. No modificar ningún arreglo, sonido..., que hicieran todo tal cual, la orquesta se iba a sumar. Eso era lo principal, porque si yo le quito el solito y en lugar del sintetizador pongo una flauta, desvirtúo la música. Es horrible. Es más, jamás me gustaron las orquestas que hacen música de rock..., me parece espantoso que reemplacen instrumentos.

–Hay un disco con música de Pink Floyd grabado por la Filarmónica de Londres que es inescuchable.

A. M.: –Lo escuché, es terrible.

G. A.: –Yo también. Parece más música de Disney que de Floyd (risas).

A. M.: –Por eso, la idea es que trombones, cornos, trompetas, violín, violoncello, flautas o timbales ayuden a que la música de Genesis tenga un alcance mayor en cuanto al mensaje, pero no ocupen un lugar central.

–¿Qué implica Genesis para usted, Mahler? ¿Por qué aceptó?

–Siempre me gustó mucho, aunque cuando apareció Collins me dejó de gustar un tiempo, porque lo que él le dio no me cerraba como lo que le había dado Gabriel. Me encantaban esas piezas de 15 o 30 minutos porque yo, en esa época, escuchaba Close to The Edge, de Yes, o Trilogy, de Emerson, Lake & Palmer. Me gustaban los tecladistas virtuosos, las innovaciones que hacía Keith Emerson con el Moog... Genesis me retrotrae a distintos momentos de mi vida, donde sus temas fueron protagonistas. Es una música muy bien construida, y lo corroboré trabajando con ella. La parte rítmica es sumamente interesante y hay temas que son muy difíciles de tocar.

G. A.: –Genesis utiliza muchas inversiones de acordes, muchos recursos de muy buen gusto que lleva tiempo descubrir. Es una banda más compleja que otras. Hasta los temas más sencillos son difíciles de tocar: tienen una armonía y una métrica muy particulares. Si te relajás perdés.

–¿En el repertorio el foco está puesto en la etapa sinfónica (Nursery Crime, Selling England by the Pound, Foxtrot) o se abre hacia la impronta pop que imprimió Collins?

G. A.: –No nos centramos en una época definida, porque hay fans de todos los períodos. La música es la única protagonista, y de nada sirve pelearse por Gabriel o Collins. Cada etapa tiene sus temas maravillosos, incluso la última con Collins, o al menos la etapa intermedia con Hackett, más allá de reconocer que la de Gabriel fue la flor del rock sinfónico.

–¿Y qué pasó con los músicos de la Orquesta, Mahler?

–Me sorprendió..., no sabía que les gustaba tanto. Los conozco hace tiempo, pero nunca hablamos de rock y, cuando surgió esto, me de-sayuné con que la mayoría conocía los temas, ¡algunos hasta los tenían en los ringtones! (risas). Los músicos no son tan herméticos como pensé, y me alegro, porque la música es un gran banquete en el que hay muchas cosas para probar.

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“No nos centramos en una época definida de Genesis, porque hay fans de todos los períodos.”
Imagen: Leandro Teysseire
 
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