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Sábado, 30 de agosto de 2008

CINE › DANIEL BURMAN RECIBIRá EN VENECIA EL PREMIO ROBERT BRESSON

“Fue algo absolutamente inesperado”

El cronista de la clase media judía argentina recibirá un premio otorgado por el Vaticano, que ganaron, entre otros, Wenders y Sokurov.

El realizador argentino Daniel Burman, que este martes agregará su nombre a la vitrina de distinguidos con el premio Robert Bresson, se manifestó “honrado” por el premio, ya que “lleva el nombre de un cineasta muy talentoso y con una filosofía humanista que supera lo estético”. El director de El nido vacío será galardonado en el marco de la 65a Mostra de Venecia, este martes en el Lido. A consideración de Burman, la distinción responde a “ciertas reflexiones sobre la condición humana” en sus films.

De esta forma, Burman se agregará a la lista de cineastas distinguidos con el premio Robert Bresson (autor de Un condenado a muerte se escapa, Diario de un cura rural y Pickpocket), creado por Juan Pablo II en 2000 y que ya fue entregado a Wim Wenders, Manoel de Oliveira y Aleksandr Sokurov tanto como a Giuse-ppe Tornatore, Theo Angelopoulos, Krzysztof Zanussi, Jerzy Stuhr y Zhang Yuan. “Es un premio particular, porque yo no tengo puntos en común con la cultura católica y eso lo hace mucho más potente para mí, porque era absolutamente inesperado. Cuando te reconoce otra persona que parece tan diferente, la sorpresa es mayor”, resaltó Burman, miembro y cronista cinematográfico de la comunidad judeo-argentina.

“Personalmente me niego a reflexionar sobre lo que hago. La imagen que tengo de mi hacer como cineasta es como los caballos de los mateos en Palermo, que tienen las anteojeras para mirar siempre hacia adelante”, reveló el autor de Un crisantemo estalla en Cincoesquinas, Esperando al mesías, El abrazo partido y Derecho de familia. “No me interesa pensar sobre lo que hice ni cómo porque eso fomenta la vanidad, el principal enemigo de cualquier creación artística”, explicó el cineasta y productor, que mostrará El nido vacío en el marco de la sección oficial no de la Mostra venecianas sino del Festival de San Sebastián, en su primera participación en Donostia, semanas antes de que su último film se estrene en España, Francia, Italia, Brasil y México.

Volviendo a la Mostra, cabe recordar que este año Lucrecia Martel es parte del jurado de la competición. Y también se debe agregar que Tilda Swinton, último Oscar a mejor actriz secundaria, informó “con placer” su decisión de retirarse de la pantalla grande “por un tiempo”, tal y como lo hizo el español Javier Bardem, mejor actor de reparto 2007 por Sin lugar para los débiles. “No he tenido problemas para compaginar mi vida familiar con la profesional, pero no quiero que mis hijos vivan entre maletas”, aseguró la británica, de 47 años, que tras una amplia carrera en el cine underground londinense se sumó en los últimos años a Vanilla Sky, Michael Clayton, Burn After Reading y Las crónicas de Narnia. Según anunció, por estar cansada de hacer de “bitches and witches”, su regreso será con una historia de “amantes alcohólicas”, bromeó la actriz. Por otra parte, durante la jornada de ayer, Venecia fue testigo de la Encarnación del demonio, del maestro del cine clase B brasileño José Mojica Marins, de 72 años, por fuera de la sección oficial; un film de satanismo, orgías, genitales descuartizados y tres mil escarabajos “reales”, ya que Mojica Marins se niega a incorporar la tecnología a su estética visual.

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“Es un premio particular, porque no tengo puntos en común con la cultura católica”.
Imagen: Bernardino Avila
 
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