espectaculos

Miércoles, 18 de abril de 2012

CINE › CHILE, ARGENTINA Y ESPAñA EN LA COMPETENCIA INTERNACIONAL

Hoytswood en castellano

La chilena Bonsái rememora una historia de amor del pasado; la argentina Germania fue rodada en Entre Ríos en una comunidad de origen alemán; y la española La casa Emak Bakia persigue los fantasmas de un corto de Man Ray filmado en la costa vasca.

 Por Diego Brodersen

Competencia internacional en español (o no tanto, como ya se verá) es una de las tantas propuestas del Bafici por estos días, con la presentación de films de Chile, España y Argentina sumándose al listado de títulos en concurso. Bonsái, la entrada del país vecino, ofrece una historia de amores perdidos y nunca reencontrados, mientras que de España llega La casa Emak Bakia, documental que hace de la figura del artista multimedia Man Ray una excusa para la experimentación visual y sonora. Finalmente, la argentina Germania propone un relato que transcurre en el interior de Entre Ríos, en el seno de una comunidad de inmigrantes alemanes y que, previsiblemente, comparte en la pista de sonido los idiomas español y un dialecto derivado del alemán.

Basada libremente en la breve novela del escritor chileno Alejandro Zambra, Bonsái llega a la competencia baficiana luego de su estreno en la sección Un certain regard del Festival de Cannes y de una exitosa carrera comercial que incluye a la fecha el estreno en Francia y el Reino Unido. Dividido en varios capítulos –la mitad de ellos en tiempo presente, el resto en un pasado ubicado ocho años antes–, el segundo largometraje de Cristián Jiménez encuentra a Julio, pichón de escritor en crisis profesional y personal, ante un encargo de transcripción de cierto manuscrito que se aborta antes de comenzar. Como si se tratara de la magdalena de Proust, un pormenor de esa novela inédita dispara en el protagonista la remembranza de una historia de amor del pasado –engendrando asimismo la escritura de una novela apócrifa–, que el film alterna con el presente, señalando semejanzas y disparidades, evoluciones y persistencias, mediante el tradicional dispositivo del flashback.

Bonsái expone desde sus imágenes y fundamentalmente sus diálogos leitmotivs como el proceso creativo, la construcción de la memoria personal y el enamoramiento como aprendizaje, en un relato que no intenta sacudirse más de un lugar común fílmico y que hace de la literalidad su característica más saliente. Por caso, las menciones a Proust no son meramente tácitas y se suman a una serie de referencias narrativas y visuales –la biblioteca vacía, el uso de un cuaderno manuscrito, el bonsái del título– que empapan al film de un tono melancólico y romántico que por momentos adquiere cierta impertinencia y lo acerca peligrosamente a la cursilería.

Diferente es el caso de Germania, debut en el largometraje de Maximiliano Schonfeld, donde casi nada se hace explícito. Película rodada en Entre Ríos en una comunidad de alemanes del Volga (cuya inmigración en la Argentina se produjo en la segunda mitad del siglo XIX), el espectador desprevenido puede sentirse tentado de relacionarla con Luz silenciosa, del mexicano Carlos Reygadas, que también describe ciertos aspectos de una colectividad de origen germánico. Pero más allá de alguna ligera referencia religiosa, que aquí funciona más bien como trasfondo, no hay en Germania revelaciones de fe ni mucho menos milagros. Schonfeld, quien nació y creció muy cerca de un poblado de entrerrianos-alemanes, narra el último día de vida comunitaria de una familia integrada por una madre y sus dos hijos adolescentes. El clan ha decidido abandonar ese tipo de existencia por alguna razón que nunca queda del todo clara, aunque la aparición de una peste que ha matado a casi todos los animales de la granja tiene necesariamente algo que ver.

En poco más de 70 minutos, la película corre el velo sobre algunos aspectos de los personajes: la relación de la hija con un joven trabajador extraño a la congregación, el contacto de su hermano con el mundo exterior, los miedos y deseos de la madre ante el radical cambio que se avecina. Si todo parece a punto de desmoronarse, el fin de era es también un camino abierto a las posibilidades, sin la contención propiciada por ese ambiente pero ciertamente alejado de la endogamia que parece asfixiar a los más jóvenes. Germania ofrece una mirada personal y casi siempre interesante sobre un mundo virtualmente desconocido, pero al mismo tiempo su puesta en escena algo hierática deja ver algunos de los hilos que la sostienen, como si el encuadre, los movimientos de cámara y la posproducción de sonido pugnaran por ubicarse delante de los personajes y los acontecimientos.

Cerca del documental de creación y con un trabajo notable de la imagen y sobre todo del sonido, La casa Emak Bakia se plantea como un ejercicio con algo de detectivesco y mucho de asociación libre de ideas y sensaciones. ¿Qué fue de esa casa en la costa vasca, cerca de la frontera con Francia, donde el artista plástico, fotógrafo y cineasta Man Ray filmó el cortometraje Emak Bakia? Haciendo caso omiso de la admonición detrás de esas palabras (“Dejame en paz” en euskera), el realizador pamplonés Oskar Alegria sigue el rastro del film original de 1926 y de las locaciones donde fue rodado, reconstruyendo e imitando algunos de sus planos, buceando en la historia de la región y encontrando historias que hacen que el hilo narrativo central se dispare hacia regiones insospechadas. Haciendo asimismo que la entrevista le ceda el lugar al juego visual, éste a la recopilación y exposición de información del pasado y viceversa.

Hay mucho de lúdico en la búsqueda poética de esta ópera prima que pide del espectador un estado mental atento pero abierto al juego y la ensoñación. Es cierto que no todos los pasajes están a la altura de sus ambiciones (¿un Cine Puro como el de Man Ray?), pero se trata sin dudas de un documental formalmente original, atrevido y en algunas ocasiones estimulante. Y en múltiples idiomas: en su hora y media, La casa Emak Bakia aporta a esta competencia el idioma vasco, el francés, el español y el italiano.

* Bonsái se exhibe hoy a las 12.45 y el viernes 20 a las 22.30 en Hoyts 11.

* Germania se verá hoy a las 14 en Teatro 25 de Mayo y el domingo 22 a las 17.30 en Arteplex Belgrano.

* La casa Emak Bakia va el jueves 19 a las 18.45 en el C.C. San Martín Sala 1 y el domingo 22 a las 18.45 en el Teatro 25 de Mayo.

Compartir: 

Twitter

En Germania, debut en el largometraje de Maximiliano Schonfeld, casi nada se hace explícito.
 
CULTURA Y ESPECTáCULOS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.