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Martes, 12 de noviembre de 2013

PLASTICA › NOé 3D, EXPOSICIóN DE LUIS FELIPE NOé Y SUS HIJOS

Un Noé, dos Noé, tres Noé, reunidos

Luis Felipe “Yuyo” Noé y sus hijos Paula (pintora) y Gaspar (cineasta) –residentes en París– presentan una muestra conjunta para homenajear a la compañera de Yuyo y madre de ambos, fallecida el año pasado.

 Por Eduardo Stupía *

Hay algo naturalmente vital, luminoso y festivo en el hecho de que los Noé compartan esta muestra, lo cual no es nada raro, considerando que Yuyo ha sido siempre una verdadera usina de estímulos e ideas, una forma de felicidad física y espiritual poderosamente inductiva para todos, artistas o no. Esta vez, la aluvional pasión de Yuyo y su generosidad para generar ese constante acicate a la acción y a la imaginación cobija a sus hijos, Paula y Gaspar. Y esta confluencia sirve para revelarnos otra cara posible de los lazos de sangre.

Lo sanguíneo es aquí no solamente la experiencia puesta en práctica de una identidad biológica, ni meramente la expresión dinámica de un linaje, sino el combustible de una ritualidad emocional e inmediatamente artística, hecha de empatías y resonancias, pero también de divergencias y contrastes, y sobre todo sostenida a pesar de la distancia y la extraterritorialidad. Las señales remotas que emite uno son recibidas por el otro según los códigos de un lenguaje que tiene tanto de potencia y añoranza afectiva como de desafío y de rebeldía. Los Noé viven como artistas su parentesco recelando de la melancolía y de la biempensante solidez de los vínculos, practicando una familiaridad que podrá teñirse eventualmente de episodios domésticos, pero que ellos gambetean y desestiman cuando se trata de elaborar estrategias de índole estético.

La nueva serie de pinturas de Yuyo, producidas en los últimos meses para seguir sosteniendo el impresionante ritmo de una muestra por año al que el artista ha decidido volcarse en estos últimos tiempos, volverá seguramente a hacernos sentir que Noé padre es un fabuloso amateur de su propio estilo, un candoroso aprendiz de su propia, enorme, sabiduría. Es ésta una manera de decir, de poner en palabras la irresistible sensación de que la pintura de Yuyo siempre nos parece la de un púber rebelde en estado de gracia, un niño prodigio fuera del tiempo y de toda norma.

Paula Noé participa con una nueva serie de técnicas mixtas elaboradas con una tensión que no resigna, sin embargo, delicadeza, como si la urdimbre de manchas, esfumados, chorreaduras, tramas, planos de color y patterns lineales que despliega sobre el plano en una disonancia coral altamente vibrante fuera la temperamental expresión de un espíritu bifronte. Las dos caras, una constructiva, la otra arbitraria, de una misma, burlona, sensibilidad.

Gaspar Noé, cineasta reconocido por su terminal virulencia semántica, aplaca aquí su habitual furor para acudir al llamado de una intimidad más perentoria que la de la militante excentricidad. En una fantasmática diseminación secuencial de fotografías, de retratos privados, grupales e individuales, establecidos desde un punto de vista tan amoroso como ecuánime, parece haberse impuesto la tarea de revisar qué queremos decir cuando hablamos de imagen de familia. (Galería Rubbers, Alvear 1595, hasta el 7/12.)

* Dibujante. Curador de la muestra. Texto de presentación de la exposición.

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