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Miércoles, 10 de diciembre de 2008

TELEVISION › JUAN DI NATALE Y LAS EXPERIENCIAS TELEVISIVAS QUE VENDRáN

“Está claro que no soy el sucesor de Mario”

El periodista de blanca cabellera cuenta su experiencia como acompañante de Felipe Pigna en la nueva temporada, que se verá desde el próximo martes. Y habla del recambio en la mesa de CQC.

 Por Emanuel Respighi

Al traspasar la puerta de la sala de reuniones de uno de los edificios de Eyeworks-Cuatro Cabezas, donde espera sentado y comiendo sandwiches de miga Juan Di Natale, inmediatamente al cronista se le cruza por la mente la idea de que el conductor televisivo y radial no ha cambiado demasiado desde que ingresó a la productora por primera vez, hace más de quince años, a la espera de formar parte de un ciclo periodístico con intenciones de llamarse Caiga Quien Caiga. El jean y la remera que acompañan las All Star de ocasión así lo atestiguan. El tiempo parece no transcurrir para quien ya lleva dieciséis temporadas al frente de CQC, muchos años (pero no tantos) como conductor de Day Tripper, en las tardes de la Rock&Pop e, incluso, un fugaz paso solista encabezando el noticiero Así estamos, en América. Hoy, el eterno joven-adulto de frondosa cabellera canosa se apresta a recibir el final de 2008 y el comienzo de 2009 con cambios en lo laboral: debutará en breve como conductor de la tercera temporada de Algo habrán hecho (16, 17, 18 y 22 de diciembre, al término de Los exitosos Pell$, en Telefé) y, por otro lado, será el único de los integrantes históricos en continuar en un remozado CQC, que en lugar de Mario Pergolini y Eduardo de la Puente contará a Ernestina Pais y Gonzalo Rodríguez como compañeros.

Ninguno de estos cambios parecen perturbar a Di Natale. Ni siquiera el exceso de Página/12 cuando le pregunta si se siente el sucesor –por llamarlo de alguna manera– dentro de la productora de Pergolini, que anunció su retiro de la TV hasta nuevo aviso, para dedicarse únicamente a la radio. “Yo no soy el sucesor de Mario”, aclara, de entrada, para que no quede ninguna duda. “Si bien técnicamente soy el sucesor en Algo habrán hecho, no lo soy en lo profesional, en el momento de trabajar. Trabajé muy cómodo en Algo habrán hecho y el equipo se sintió bien conmigo. Eso es muy gratificante. La presión estará en el momento de salir al aire, porque lamentablemente se va a hablar de eso. Yo no puedo convertirme en Mario, ni pretendo hacerlo. Hice mi trabajo de la mejor forma posible y a mi manera. De todos modos, nadie me pidió que hiciera de Mario. El guión fue adaptado a mi perfil. Espero que al programa le vaya igual de bien que lo que le fue con Mario. Pero no por competir con él, sino porque me parece que el programa se lo merece. Si hubiese estado otra persona en mi lugar, el análisis sería el mismo”, argumenta, con la claridad conceptual que lo caracteriza.

–¿Pero no siente que con la decisión de reemplazarlo en Algo habrán hecho y de ser el único de los históricos en continuar en CQC hay un legado depositado en usted?

–Existe el imaginario de que Mario vino y me entregó la banda para que haga Algo.... Pero lamento decir que no fue así. Antes de que optaran por mí, estoy seguro de que habrán barajado otros nombres. Sé de algunos que barajaron, y me alegro de que no los hayan elegido. La comunicación y propuesta no me la hizo Mario, sino Diego Guebel. Felipe (Pigna) apoyaba mi presencia, tuvo la generosidad de querer hacerlo conmigo. Mario es una de las dos cabezas de esta productora y las cosas no se hacen si Mario no está de acuerdo. Más allá de que no fue él el que me lo propuso, en todo momento me apoyó. Me contó cómo había sido su experiencia en el programa, me avisó a qué iba a tener que atenerme. Durante la grabación, todo el tiempo me iba preguntando cómo iba todo, leyó los guiones y hasta en el programa se alude a él en varias ocasiones.

–Usted construyó toda su carrera televisiva en Cuatro Cabezas. ¿Siente la conducción de Algo habrán hecho y de CQC en 2009 como un reconocimiento de parte de la productora a su trabajo durante tantos años?

–Para mí es importante haber realizado Algo habrán hecho. Estoy agradecido y trataré de hacerlo lo mejor posible. Si es un paso importante o no se verá después. Lo destacado es haber podido hacer un trabajo muy distinto del que estoy acostumbrado a hacer, y salir airoso. Lo disfruté, le puse mucho el cuerpo y la evaluación es positiva. Pero yo no creo que la empresa me esté premiando con esta nueva etapa. Si no hubieran considerado que podía funcionar bien en Algo habrán hecho o el CQC de 2009, no me hubieran propuesto ninguna de las dos cosas. No lo veo como un premio.

–Pero después de tantos años en la productora, ¿si no lo hubieran considerado para ocupar el rol de Pergolini se hubiese sentido desplazado?

–Hace quince años que trabajo en la productora, y durante ese tiempo se hicieron un montón de proyectos en los que yo no estuve. Por suerte me ofrecieron ocupar ese puesto.

–El rol de conductor en Algo habrán hecho es bastante esquemático, ¿pudo aportarle algún ingrediente diferente al de Pergolini?

–Un poco el aporte que le hice al programa estuvo trabajado desde el guión. Los guionistas modificaron el personaje de acompañante de Pigna de acuerdo a mi perfil, dejando de lado las características de Mario. A partir de supuestos sobre las cosas que yo diría sobre la historia argentina, ellos trabajaron los guiones y los diálogos. Mi manera de interactuar con Felipe es diferente de la que tenía Mario.

–¿En qué?

–Es muy difícil de explicarlo con palabras. La gente debería ver los programas de Algo... y creo que la diferencia entre uno y otro salta rápidamente a la vista. Básicamente, Mario y yo somos dos personajes televisivos distintos. Con él trabajamos juntos mucho tiempo, pero no somos iguales. Esa diferencia se plasma en el programa.

–¿Se tuvo que capacitar para el programa, volvió a leer libros de Historia?

–No era estrictamente necesario. No soy un lector prolífico o sistemático de Historia. Leo más ficción que libros de Historia o de corte histórico. Por una cuestión de ansiedad y buscando tranquilizarme, volví sobre Los mitos de la Argentina, de Pigna. Sobre todo el tercer volumen, que es lo que abarcó esta temporada. El guión está muy basado en el libro de Felipe, por lo que me facilitó la tarea. Para hacer este trabajo yo no necesitaba convertirme en un especialista en Historia, porque no lo iba a lograr en tres meses, hubiese sido poco serio, y tampoco es lo que yo tenía que hacer ni pretendía. El historiador del ciclo es Felipe, y yo acompaño el relato y lo hago avanzar con mis participaciones, que básicamente consisten en preguntar las cosas que los televidentes se preguntarían. Mi rol dentro del programa es ser el representante del televidente, que pueda identificarse conmigo.

–¿El ciclo mantiene la ironía de sus dos primeras temporadas?

–Hay muchos momentos en que de la información pasamos a la toma de posición, la opinión e incluso al chiste. Si bien el programa pasa por un período de la historia argentina que es bastante crítico y muy sangriento, ya que toma de fines del siglo XIX hasta 1943, el ciclo tiene sus momentos de distensión.

–Cuando Argentina era el granero del mundo...

–Exacto. Es muy pertinente para el momento que nos toca vivir. La melancolía con que puede verse es relativa: ¿hasta qué punto era un plan conveniente para el país convertirse en el granero del mundo? ¿Por qué hay gente que hoy quiere que la Argentina vuelva a ser el granero del mundo? Creo que la diferencia de esta temporada con respecto a las anteriores es que los temas se nos vuelven más actuales. Pasamos de la etapa heroica de la Historia argentina a un momento mucho más relacionado con la actualidad. Hay muchas cuestiones de comienzos del siglo XX que aún no están cerradas.

–¿A la gente le va a ser más fácil asimilar tanta información vertida en esta temporada, entonces?

–La cercanía del momento histórico que abarca el ciclo probablemente facilite la manera en que los televidentes digieran la información. En lo particular, Algo... me llevó a reflexionar sobre montones de cosas. Me disparó intereses nuevos, que nos los tenía o estaban dormidos. Si para los que lo hicimos fue un programa muy estimulante, yo creo que va a suceder lo mismo para la gente que lo mire por la tele. De hecho, me contó Diego Guebel que cada vez que Algo habrán hecho sale al aire, además de que se disparan las ventas de libros de historia en general, se disparan muchísimo las búsquedas en Internet de los antecedentes históricos de quienes aparecen en el programa. Eso habla de la repercusión y el interés que despierta el ciclo.

–¿O sea que cree que el ciclo puede llegar a servir para educar al público neófito sobre historia?

–Es un excelente disparador, un gancho para invitar al televidente a que vaya por más. Si querés saber de historia, uno no se puede quedar con lo que te ofrece un programa de TV. Definitivamente, hay un montón de cosas que nunca las supiste, o te las olvidaste, que en el programa aparecen con otra perspectiva a la de los libros escolares. Pero no creo que alcance para educar. Aunque sé que el programa se usa mucho en las escuelas, porque es una forma más atractiva, dinámica y acorde con los tiempos que corren de estimular a los chicos el interés por la historia. Es como disfrazarles una comida nutritiva con un poco más de onda.

Nuevo equipo de moscas

–El año próximo va a ser el único de los históricos de CQC en continuar. ¿Eso le produce incertidumbre, adrenalina o ansiedad?

–No estoy todavía metido en el proyecto, porque todavía no hemos hablado de cómo va a hacer en detalle CQC 2009. Estamos terminando esta temporada, que es muy particular. Está llena de emociones mezcladas. No es el momento de la adrenalina: es una especie de duelo donde no hay ningún muerto. Un momento raro. Yo trato de llevarlo lo mejor posible, poniendo la mejor onda y que las cosas salgan de la mejor manera. Yo no elijo esta situación.

–Pero cuando Pergolini y De la Puente comunicaron su salida del ciclo, ¿no se le cruzó por la cabeza hacer lo mismo?

–Yo pensé no seguir en distintos momentos a lo largo del ciclo. Incluso, antes de saber que Mario no iba a continuar. Y por distintos motivos. Después, antes de acordar con la productora continuar con el programa el año que viene, tuve una conversación con Mario, porque me parecía que se la debía. Si Mario no estaba de acuerdo en que yo continuara en el programa, o no le cerraba o le hacía ruido, yo no seguía. Me parecía que era lo que correspondía, que era un gesto que tenía que tener. Mario me apoyó para que continuara en el programa, no presentó ninguna objeción y tuvo palabras muy cálidas conmigo. En ese momento dejé de dudar. Por supuesto que es estimulante, que habrá adrenalina en juego, pero eso vendrá cuando llegue el momento. Si bien es cierto que muchas cosas van a cambiar, el programa va a seguir siendo el mismo y mi trabajo también. Para el que cambian menos las cosas es para mí.

–Pero usted no va a compartir más el escritorio con Pergolini o De la Puente. La incomodidad de seguir en el mismo formato, pero con gente diferente.

–Más allá de que los nuevos conductores del programa tengamos un vínculo previo a CQC, hay una relación al aire que se va a tener que construir. Eso es así siempre, con cada programa que empieza, aunque éste sea un ciclo consolidado. Va a haber un juego nuevo, que tendrá su dinámica y códigos particulares. Yo pienso que va a salir bien, si no no hubiese elegido seguir.

–¿No cree que el formato de CQC necesita rebeldía juvenil, lo que de alguna manera requiere conductores jóvenes? ¿Hasta qué punto el formato resiste un recambio de conductores?

–Tengo entendido que el formato CQC en el mundo ha resistido cambios de conductores y muy bien. La diferencia es que acá fuimos los originales. Y que la de Mario es una figura fortísima en los medios en Argentina. Por eso es una incógnita y por eso va a haber una gran expectativa. Vamos a tener una cuota de rating-morbo muy importante en los primeros programas. Confío en que la gente va a seguir viendo el programa, con una vuelta de tuerca y renovación que surgirá del “recambio de personal”.

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En la versión de Caiga Quien Caiga del próximo año, Di Natale compartirá la conducción con Ernestina Pais y Gonzalo Rodríguez.
Imagen: Arnaldo Pampillon
 
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