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Miércoles, 19 de agosto de 2009

CINE

El director y su pasado familiar

El espectador, ante La Ola, percibe una subjetividad marcada por parte del director Dennis Gansel, que él mismo aclara: “La cuestión de cómo operaba el fascismo, de si se podría repetir hoy y de cómo la gente puede ser inducida, me inquieta sobremanera. Tiene que ver con mi propia historia familiar. Mi abuelo fue oficial durante el Tercer Reich, un hecho que tanto mi padre como mis tíos vivieron muy traumáticamente”. La novela de Morton Rhue, La Ola, ha sido una lectura juvenil y obligatoria durante más de 20 años en muchas escuelas alemanas. Una ficción basada en un hecho real: el original experimento que organizó el profesor de historia Ron Jones en un establecimiento educativo de Palo Alto, California, en 1967. Jones, de hecho, fue asesor para la producción de esta película. “La primera vez que se lee la novela La Ola –dice Gansel– uno se pregunta: ¿qué hubiera hecho yo? ¿Hubiese continuado con la experiencia? En principio, esto sucedió hace mucho tiempo en los Estados Unidos, y al situar el conflicto en nuestra sociedad contemporánea y plantear el interrogante de si podría suceder de nuevo hoy y aquí, reubicar la trama en la Alemania actual significó volver a imaginar la historia. Con Peter Thorwarth, el coguionista, fuimos al mismo colegio y la ficción transcurre en uno como el nuestro. Hay personajes que provienen de nuestras experiencias como estudiantes, gente que fue compañera nuestra, profesores que nos habría gustado tener y docentes como los que tuvimos en realidad, y luego desarrollamos el guión a partir de esos personajes.” A modo de cierre, el director define a su generación: “Crecí entre los ’80 y los ’90, con miles de grupos y movimientos políticos, pero no con un propósito verdadero. No había nada que nos entusiasmara; creo que hoy sigue sucediendo lo mismo, que los jóvenes se identifican y unen a través de la música y la ropa, pero hay una necesidad más profunda de contenidos. La tendencia al individualismo y la completa atomización de la sociedad en pequeños grupos no pueden ser eternas. En algún momento se va a producir un gran vacío. Y entonces el peligro puede ser que algún ‘ismo’ estalle y lo llene”.

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