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Lunes, 20 de mayo de 2002

Cuadro

Por Adolfo Morales
y Santiago Ordóñez

Fieles al precepto de que los nacidos en esta tierra “se adaptan a cualquier parte del mundo”, casi 600 jugadores argentinos despliegan sus disímiles habilidades en diferentes clubes del planeta, convirtiéndose en la segunda “legión extranjera”, detrás de los brasileños.
Algunos de ellos partieron hace una década y afianzaron sus respectivas trayectorias deportivas (y también sus cuentas bancarias) al amparo de una continuidad notable en el extranjero, como Gabriel Batistuta en Italia o Antonio Mohamed en México. Otros que emigraron con diferentes perspectivas y encontraron en el fútbol una inesperada salida económica, como Pablo Cardozo en Australia o buena parte de los que hoy juegan en los Estados Unidos, aun en divisiones casi amateurs.
Sólo en Africa no hay futbolistas argentinos. La plaza más concurrida es México, con 89 representantes: 26 futbolistas en Primera, 40 en Primera A y 23 en Segunda. En un segundo escalón y muy cerca está España con 86 (55 en Primera, 19 en Segunda y los restantes 12 en Segunda B), mientras que en el hipotético tercer sitio del podio se ubica Italia con 70 (26 en el “Calcio”, 8 en Segunda, 18 en Tercera y 18 en Dilletanti, aficionados).
También en Sudamérica el éxodo se convirtió en moneda corriente, a punto tal que los 55 que actúan en Chile, los 43 de Bolivia, los 36 de Ecuador y los 28 de Venezuela contribuyen en gran medida a la nómina total de 212 que figuran en el continente.
Los números se incrementan con la presencia argentina en plazas que pueden ser consideradas, por cierto, exóticas o de escasa relevancia futbolística. De esta manera, Mauro Cantoro (ex Vélez y Atlético de Rafaela) se convierte en el solitario representante nacional en Polonia, Germán Costabel (ex Sacachispas) en el único “emisario” en Nueva Zelanda o el ignoto Gustavo Fernández (sin antecedentes en el país) en el goleador de un fútbol completamente amateur como el de Puerto Rico.
¿Cuáles son las causas por las cuales la Argentina es uno de los máximos exportadores de talento? La cuestión económica –sobre todo cuando se ahondó la crisis a principios de temporada– incide y notablemente en esta abultada cantidad. Pero no es el único motivo. La reconocida calidad y la ya apuntada capacidad de adaptación contribuyen. Así, con sus familiares al lado o solos, los futbolistas argentinos que viven (o sobreviven en algunos casos) en diferentes territorios configuran una numerosa comunidad que, lejos de estar en vías de extinción, amenaza con seguir multiplicándose en la segunda mitad del año.

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