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Jueves, 11 de abril de 2002

Disco 2002

 Por Roque Casciero

En 1997, Cornershop explotó: el hit “Brimful of Asha” –más precisamente, el remix a cargo de Fatboy Slim– trepó hasta el tope del chart inglés y sacó del under al dúo conformado por Tjinder Singh (de origen indio) y Ben Ayres. Además, el álbum en el que venía esa canción, When I was born for the seventh time, fue elegido como lo mejor del año por varias revistas. Había motivos: era un disco vital, fresco e imaginativo en el que confluían el dance de la época, un rock funky, samples delirantes, e instrumentos indios como la tabla y la cítara.
En 1998, Cornershop explotó: agotados por las giras, Singh y Ayres se llamaron a silencio a mediados de ese año. Desde entonces, la dupla se escudó bajo otro nombre, Clinton, para publicar un buen trabajo titulado Disco and the Halfway to Discontent, y armó su propio sello indie, Meccico. En tanto, Cornershop parecía haberse desvanecido. La buena noticia es que es que ahora están de vuelta con Handcream for a Generation. “En realidad, nunca paramos, pero es comprensible que los demás crean que nos tomamos demasiado tiempo para reaparecer”, le dijo Ayres al No durante una entrevista telefónica. “Cuando decidimos que no queríamos seguir de gira, hicimos el disco de Clinton, que era algo que teníamos planeado desde hacía tiempo. A su vez, hacer ese álbum fue una buena forma de salir un poco del centro de la atención”, resume. En otras palabras, basta de estallidos.
–¿En qué cambió Cornershop en todos estos años y cómo se reflejó eso en el disco?
–El disco refleja que seguimos avanzando. Definitivamente es un paso adelante y me alegro de que hayamos hecho todo lo que hicimos, porque eso provocará que lo que hagamos en el futuro sea igualmente excitante. Handcream... es un disco variado, aunque nunca planeamos que fuera así. Eso tuvo que ver con que tratamos individualmente a cada canción en términos de qué instrumentación debía tener y qué dirección debía tomar: el resultado de eso es la variedad. Siempre nos aventuramos a hacer algo diferente, pero en realidad no planeamos mezclar estilos. Si lo pensás de antemano, seguro te parece que no va a funcionar. Pero la mayor parte del tiempo no tenemos miedo de intentar cosas, aunque muchas veces terminamos descartándolas.
–En el álbum es notoria la influencia de la disco music.
–Sí, es probable. Ciertamente, hay canciones que son un reflejo de la música francesa que hemos estado escuchando, que a su vez está influida por la disco music. Creo que, obviamente, hay mucha conexión entre el house y la disco music. Supongo que en nuestra versión de la música house, muchas de las canciones tienen grooves disco muy pesados. Además, siempre nos gustaron los sonidos de batería de los ‘70, así que probablemente eso nos haya afectado.
–El primer single del disco se llama “Lessons Learned from Rocky I to Rocky III”. ¿Así que esas películas finalmente tenían alguna enseñanza?
–Es como una gastada deliberada... En un modo liviano, la canción sugiere que se pueden aprender de esas películas de Stallone algunos trucos para pelear contra las cosas desagradables y que te hacen enojar cuando tenés que sobrevivir dentro de la industria discográfica (risas).
–¿Tuvieron problemas para sobrevivir dentro de la industria?
–Para ser honesto, no nos resultó tan fácil. Obviamente, todo se hizo mucho más sencillo después de que tuvimos cierto éxito y todo eso. Pero siempre nos hemos mantenido firmes en decidir hacia dónde debía ir nuestra música. Es muy duro comprometer eso y generalmente no lo hacemos, aunque sabemos que eso nos hace la vida más difícil la mayor parte del tiempo. Supongo que ésa es otra de las razones por las que hicimos la canción.
–En esa canción toca Paul Guigsy McGuigan, ex Oasis. ¿Por qué lo convocaron?
–Porque necesitábamos una línea de bajo buena. La que teníamos era muy diferente, pero no nos convencía. Apenas escuchó la canción, nos dijo:”¿Qué les parece esto?”. Y lo que tocó fue grandioso. Creo que eso demuestra todo lo que él tiene para ofrecer.
–¿Son amigos de los Gallagher? Porque Noel también toca en el disco.
–No nos vemos muy seguido, porque obviamente Noel está muy ocupado y nosotros también. Desarrollamos una relación cuando nos fuimos de gira con Oasis durante la primavera (boreal) de 1998. Había mucho respeto mutuo entre Oasis y Cornershop. Ellos siempre miraban nuestro set desde el costado del escenario y Noel tocó el bajo con nosotros en casi todos los conciertos, así que se armó una buena relación. Noel nos dijo que le interesaba hacer algo con nosotros en el futuro y estuvimos a punto de grabar con él para el disco de Clinton, pero al final terminó apareciendo en “Spectral Mornings”.
–¿Cómo se les ocurrió hacer un remix de esa canción que durara veinticuatro horas?
–Queríamos hacer una versión larga, como se hacía en los ‘70 con los discos de 12 pulgadas, pero empezamos a fantasear con hacer una versión realmente larga, que durara veinticuatro horas y cupiera en dos discos de mp3. Cuando nos dimos cuenta de que era algo que nunca había sido hecho antes, nos resultó todavía más interesante hacerlo.
–¿Cómo fue la experiencia de hacer algo tan largo sin repetir las técnicas de remixado?
–Nos llevó casi una semana, pero como ya teníamos todos los instrumentos grabados, sólo era cuestión de arreglar y rearreglar y descubrir qué partes funcionaban. Hay momentos radicalmente diferentes: en el mismo remix hay una parte de chill out con la cítara y otra en la que la batería rockea.

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