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Lunes, 14 de enero de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE. PREESTRENO EXCLUSIVO DE "ES UN MUNDO LIBRE..." DE KEN LOACH

"Todavía creo en los cambios"

Mañana, a las 20 y 22, Cine Club Rosario presenta la última
película del director inglés, que no tuvo estreno comercial
ni está en DVD. Una cita imperdible con el cine militante.

 Por Emilio Bellon

Hubo un tiempo en el que los films de Ken Loach se estrenaban en salas comerciales. En aquellos días sus films se daban a conocer en cines como El Cairo y Del Patio, por citar solo algunos. Era una época en la que no había films que pasaban directamente al a VHS o DVD, sin conocer su tránsito por algunos espacios de la ciudad. Hoy también esto se ha modificado. Y ya no se escuchan conversaciones en torno a la mesa de un café después de haber visto alguno de sus films.

Un epíteto sigue definiendo a este realizador nacido en junio del 36 en Nuneaton, Gran Bretaña: el de "espíritu rebelde". Y es que su trayectoria fílmica guarda una estricta coherencia con sus principios ideológicos, principios de vida. En recientes declaraciones, cuando la presentación de su último film en el Festival de Venecia, Ken Loach disparó su crítica hacia la actual política de Gordon Brown a quien caracteriza como "un continuador de las acciones de gobierno de Tony Blair y de los grandes negocios de las privatizaciones y de la desregulación promovidos por la Sra. Thatcher".

Mañana, a las 20 y 22, Cine Club Rosario, España 401, presentará en carácter de preestreno Es un mundo libre..., film que solo fue reconocido en Venecia con los premios otorgados por Signis y la Asociación Human Rights. Frente a esto, un crítico de La Reppublica opinó con cierto cinismo que el film en cuestión se puede pensar desde la perspectiva de "un Vittorio De Sica filmando una y otra vez, hasta el cansancio, Ladrones de Bicicletas. Parece ser para algunos hombres de la prensa la fidelidad a ciertos principios, ajenos al mercado, puede irritar sus propios intereses y sacudir sus afirmaciones.

Y es que el cine de Ken Loach, uno de los últimos militantes, desde los inicios con Pobre vaca del 69 y Vida en familia del 71, interroga a los diferentes sectores del poder, en un espacio que por lo general el cine viene mostrando desde otros ángulos. En tanto hijo de una familia obrera, Ken Loach jamás perdió de vista sus orígenes y su obra, en su totalidad, adscribe a lo que alguna vez se conoció como "cine de compromiso". Fue en 1971, igualmente, cuando comienza a realizar para la BBC, luego de haberse graduado en Jurisprudencia y de participar en numerosas experiencias teatrales, la serie Wednesday play, que la crítica definió como "un docudrama sobre los problemas sociales tales como alcoholismo, desocupación, marginalidad, burocracia oficial, opuesto a la bulliciosa imagen que ofrece en estos tiempos la Swinging London".

Heredero de aquella linea de trabajo que iniciaron en el Nuevo Cine Inglés realizadores como Schlessinger (Todo comienza el sábado), Jack Clayton (Almas en subasta), Tony Richardson (Recordando con ira), entre otros, en los que se mira hacia otros sectores de la sociedad inglesa, el cine de Ken Loach, hoy, en algunos aspectos, se puede emparentar con el de Stephen Frears y últimamente con el de Mike Leigh de Secretos y Mentiras. Ahora, es con Es un mundo libre..., título que permite dejar escuchar una cierta ironía, el director de Mi nombre es todo lo que tengo mira hacia la cuestión de los inmigrantes y de su intento de ubicarse en el mercado laboral.

Si en Pan y Rosas, sobre la presencia de mejicanos que cruzan la frontera para trabajar por hora en los servicios de limpieza en Los Angeles, el relato está planteado desde la mirada del inmigrante, aquí en Es un mundo libre... quien sostiene el punto de vista es una mujer que representa el mundo patronal. Si en Sólo un beso todo se cuenta desde un joven pakistaní en Londres, aquí quien llega desde otras tierras está observado desde quién dispondrá de el. Esta elección, que forma parte del aspecto central del libro cinematográfico, co﷓escrito junto a Paul Laverty, su habitual colaborador, fue decisiva a la hora de plantear una nueva dialéctica en el juego de las relaciones del mundo globalizado de hoy.

En el film que anuncia Cine Club, la protagonista es una mujer que tras haber sido despedida de una agencia de colocaciones, decide, junto a una amiga, abrir ella misma su oficina de trabajo, instalada junto a un pub. Su nombre es Angie, divorciada, tiene un hijo de once años, quien vive junto a sus abuelos maternos. A lo largo de todo el film, Angie junto a Rose mostrarán comportamientos ambivalentes, pero jamás ajenos a las presiones de los nuevos contratos laborales, los mandatos de los trabajos temporarios, el sentido oportunista que le exige cada nuevo negocio.

Recordemos, en relación con lo expuesto, que estos aspectos como tantos otros, que alcanzan a las conductas de obreros y empleadores, asalariados y a destajo, servicios sociales ausencia de protección sanitaria e imaginarios de sueños burgueses en ambientes explotados ya habían sido abordados por el director de La canción de Carla, ambientada en Nicaragua, en films tales como Riff Raff, Ladybird Ladybird, Como caidos del cielo.

La última gran polémica, a nivel europeo, que desató Ken Loach tuvo lugar cuando el estreno de Tierra y Libertad, en 1995 a propósito de su enfoque desmitificador de los combatientes durante los días de la Guerra Civil Española. Y el último film que conocimos El viento que acaricia el prado abrió un resonante debate en el seno de la comunidad irlandesa sobre una guerra fraticida. Los grandes temas de hoy, desocupación y xenofobia son los que dominan ahora Es un mundo libre..., un relato al que algunos sectores de la prensa calificarían de pesimista, a la que el realizador les respondió: "Si hago films como estos es porque todavía creo en los cambios y en la justicia".

En contrapunto con el modo de actuar de la protagonista Angie y de su socia, y en relación con lo señalado, Ken Loach nos hace escuchar otra voz, la del padre que le reprocha a su hija el pragmatismo y la defensa del trabajo de los demás "en negro", porque "todos lo hacen". Ante los nuevos reglamentos sociales, que funcionan como eufemismos de conductas serviles y de sometimiento e indiferencia patronal, escucharemos por boca de este: "¿Es que acaso estamos volviendo a los viejos tiempos?".

Fue el diario Il Giornale el que tras haber manifestado una vez mas la admiración por Ken Loach, en el Festival en el cual Ang Lee obtuvo el "León de Oro" por Lust, caution, sugirió a los lectores que ante el final de Es un mundo libre... lean o relean el prólogo que escribió Jean Paúl Sartre en 1961 en el libro de Franz Fanon Los condenados de la tierra publicado de manera póstuma luego de que su autor participara en la lucha por la independencia de Argelia.

De Ken Loach recomendaremos ver (o rever) el episodio del film colectivo Once de setiembre, en el cual a través de un medio epistolar, un exiliado chileno en Londres establece una analogía, denunciando, entre los hechos de las Torres Gemelas, el de otro 11 de septiembre: el del derrocamiento del gobierno constitucional de Salvador Allende.

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Una mujer, despedida, abre una oficina de trabajo.
 
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