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Miércoles, 27 de agosto de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › COMIENZA MAñANA LA SEGUNDA SEMANA DE LAS LETRAS Y LA LECTURA

Una sociedad de los poetas vivos

El encuentro apunta a difundir la producción poética local, y también a crear lazos con autores de otros países. La intención de los organizadores es editar una antología de todos los participantes y llevar los escritores a las escuelas.

Desde mañana y hasta el sábado, en el Foyer del Teatro El Círculo se desarrollará la segunda "Semana de las Letras y la Lectura". Creado para difundir la producción poética de la ciudad y generar un intercambio dinámico con autores de otros países, el encuentro apunta también a resignificar la función social que implícita en la producción literaria. Héctor Berenguer, coordinador del proyecto, ponderó las cualidades de la poesía local y se refirió a los desafíos que enfrenta la actividad, de creciente convocatoria.

Uno de los objetivos que planteaban en la primera experiencia era darle continuidad al encuentro. Con esta segunda edición cumplen aquella premisa. ¿Cree que logran además definir un perfil estético?

-La continuidad de un arte hoy minoritario, que quizás lo haya sido siempre, como la poesía no está garantizado nunca si a ello no le agregamos esfuerzo, el aunar voluntades, que no quiere decir voluntarismo sino inteligencia aplicada a asociarse para sacar adelante un proyecto y convertirlo paulatinamente en un formato con futuro y aceptación. No sólo de otros poetas, con los que hay que contar, sino del público en general que percibe una disociación entre el discurso poético y la realidad.

-¿Cuáles son los criterios para armar la grilla de invitados? ¿Tiene que ver únicamente con las cualidades literarias o buscan que también concuerden con el concepto de la poesía como herramienta social?

-Más allá de las inevitables carencias, que son fáciles de definir, como lo económico -que aborta la mayoría de los proyectos públicos con el sencillo argumento de que "no hay presupuesto para eso"-, el desafío es creer honradamente que se puede construir algo en el campo poético de manera asociada y no como un mero proyecto individual. Pertenezco a una generación que ha creído en las utopías, que vio hundirse en el silencio, cuando no en las desapariciones, y mucho peor, en el transfuguismo a sus mejores intelectuales por eso este encuentro es más que nada una convocatoria de sobrevivientes, quienes aún ven la poesía como algo subversivo, es decir algo que puede transformar y cambiar al hombre haciéndolo más humano, más bueno.

- ¿Cuál es el nivel de la producción poética en Rosario? ¿Puede hablarse de rasgos distintivos en relación a lo que se produce en Latinoamérica?

-El nivel de producción poética en Rosario es por demás de aceptable, es una poesía en constante construcción y renovación. Ha descubierto que puede manejar un lenguaje que no es el español tradicional. Por ejemplo, nunca podremos escribir como Bustriazo Ortiz, las tendencias al arcaísmo lingüístico están prácticamente abolidas. En esta ciudad no cabe un neo manierismo, ya que somos hijos o nietos de inmigrantes, una ciudad portuaria, sin fundadores conocidos, no puede gestar a un Vallejo.

Sí hay una creciente autopromoción de "nuevos valores" pero la mayoría no son más que una tendencia, hija del Spleen. Acá no existe ninguna vanguardia. Hay una búsqueda de una palabra común a la que hay que ver desde el lenguaje que usamos y desde la sociedad que somos, eso quizás sea mañana nuestra legitimidad respecto de Latinoamérica.

-¿Cuáles son los nuevos desafíos para el encuentro?

-Este año nos impusimos dejar un testimonio escrito a través de una antología en la que se editará a todos los autores que participen del encuentro. Y como no podía ser de otra manera elegimos una portada de Fontanarrosa, que nos fue cedida gentilmente. Es toda una cuestión de identidad. Empezar a creer que son posibles ciertas cosas termina por hacerlas posibles. Queda un saldo pendiente: trabajar en las escuelas, pero para eso necesitamos la presencia de lo público, para entrar a visitarlas, y no como ya hicimos, en las más humildes, a las que accedimos como visitas guiadas. Es un problema cultural que hay que afrontar, una deuda pendiente, ser una sociedad de poetas vivos. Se tiene que hacer costumbre que los poetas vayan a las escuelas y no como ahora, que cuando nos ven se asustan. Hay que romper ese maleficio. Será sacrificado, será difícil, pero es ahora o nunca, ya que en países europeos es normal la presencia de los poetas en las escuelas y el Estado los incentiva para que las visiten, es parte de un programa de educación.

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Héctor Berenguer reivindica el proyecto colectivo como parte de las utopías generacionales.
 
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