rosario

Domingo, 9 de noviembre de 2014

CONTRATAPA › FOTOGRAFIANDO LA ZONA

Aves rapaces

 Por Adrián Abonizio

* Le llega un correo donde le anotician de la invitación a participar de un curso intensivo de avistamiento de aves rapaces. Por toda lógica contesta que la única ave rapaz que conoce es el abogado. Y que el avistamiento prefiere hacerlo desde un bar cercano a Tribunales. Por respuesta recibe un enojo desmedido. "Sin humor no podrán observar lo mal que anda el planeta", se dice. Tiene once años y disfruta aún con las controversias y provocaciones. Su papá es un leguleyo encarnizado a quien repele en secreto. Porque es la fiera con alas que trae el alimento a la cueva en la altura de la Torre Dolfines donde habitan.

* Vuelan en círculos los caranchos en busca de un animal muerto que debe yacer dentro de ese círculo que marcan los extremos de sus alas. "Es como en los dibujitos. !Le copian!", clama el pibe. Y el papá le explica que es al revés, pero el chico empecinado en la jerarquía sagrada, insiste que la realidad proviene de los canales de animados.

* Un tema de Aquelarre, un grupo de rock de los 80 se llamaba Aves Rapaces y aludía a la dictadura. "Cruzan las aguas del canal, los extranjeros que se van. Las suaves ondulaciones, de las aguas del invierno, tratan de evitar la cerrazón...!Mediodía!". Y uno que sabía el significado oculto del tema, lo festejaba calladito, intuyendo que eso, escondido y diminuto, poderosamente poético se llamaba resistencia. !Que hermosa y holgada ingenuidad la de los recitales nocturnos y tan ambiguamente peligrosos!

* El ave rapaz caza a su víctima. La sostiene bajo la garra, mira alrededor nerviosamente y de un picotazo la despena. El sintió aquello las veces que le dijeron "chau no va más" y a la inversa, trató de morigerar las despedidas con evasivas para evitar el dolor ajeno. Al final se hizo fama de cobarde porque no saqueaba, cazaba y despedazaba. Riesgos de ejercer cierta condescendencia amorosa.

* El uso generalizado de pesticidas como el DDT, y su acumulación en las presas, fue responsable del adelgazamiento de la cáscara de los huevos en las aves de presa. Por ello no es de extrañar ver llorar a un águila cuando en vez de nacer su pichón lo hace un fetito débil que de crecer, tardará más que otros en salir a cazar. ¿Quién dijo que las aves no sienten pena?. Y más aún cuando el ratón que abaten es la mitad de peso que el que los tenia acostumbrados. Es un ratón infectado. Intuyen que algo está mal, por eso en algunas atardeceres se las ve estrellarse contra las alambradas eléctricas como kamikases. Morir con honor se llama a eso.

* El cruzaba un campo cuando se descubrieron. Era mediodía de tunas al sol y maíz hirviente. Ella estaba bajo una morera, los pies con garras metidos en la acequia, el cuerpo de plumaje azulado, el pico naranja, el batido de su testuz aún salpicado de granza y resollando por el calor y el cansancio. El se sentó a unos metros, sobre una piedra antigua y ni se le movió músculo alguno de verla allí, mitad hembra, mitad pájaro. "Es la Muerte", pensó y el pensamiento hilado firme en el centro de su cabeza lo tranqulizó. Intentó un diálogo pero la voz se le herrumbró dentro. Ella soltó un graznido bajo y compuso la frase con una voz de mujer: "No es a vos a quien vengo a llevar, estate tranquilo. Es al dueño, por allá, por las casas". Y señaló la estancia. Antes miró al horizonte y se despidió. "A vos te va a ir mal porque te estás envenenando con lo que echás a los cultivos. Sos el próximo. Buenas tardes".

* Aguilas, azores, gavilanes, halcones, mochuelos, búhos. Todos ellos en sus sueños se le vienen a los ojos y se detienen un milímetro antes de arrancárselos. El terror y la belleza van juntos y ella aún no ha entendido el significado de aquellas visiones, pero cuando abre los párpados se siente reconfortada como luego de hacer el amor. Solo que en la penumbra al observar la silueta del marido roncando comprueba que se parece más a un roedor que a un halcón. Es que ella pretende ser la comida de alguien más bello, voraz y aguerrido.

* El cóndor, ave majestuosa, perfecta en su vuelo y símbolo inefable de belleza sagrada, grabado de la libertad y honra, es un pajarraco que se alimenta de lo pútrido. Paradojas para las canciones que nombran lo libertario del mundo y esconden lo material, lo sucio de negociar con los ideales más altos.

* En Rosario cerca del puerto entre las siete y siete quince salen desde las arboledas donde han descansado centenares de loros volando hacia las islas. Y uno imagina aves rapaces cruzándolos en embestidas aéreas que los destituyan de su reinado. La realidad es que uno quisiera eso porque ellas se van a pasar la noche a las islas y uno tiene que quedarse a enfrentar el yugo de la cena y los noticieros, sin sol ni río ni frutas.

* Griesa luce como un ave rapaz encorvada en si misma, lustrosa de aceites de víctimas y apestosa en su plumaje inmaculado. La imagen, el símbolo es perfecto. Pero hay otros, como el caso Cavallo que confunden: rollizo o con restos de gordura, ojos celestones de bebé y una semisonrisa de diácono plácido o alcalde bonachón. Parece un médico santo, un cocinero mediático, un tío bueno. Sin embargo, ¡cómo debe oler de feo su alma rapaz con restos de cadáveres añejos entre los dedos!!Qué asco sería encontrarlo en la ducha lavándose de una sangre cuya mancha no la arrancará jabón alguno!

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